TENGO HAMBRE

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En medio de risas y algunas caricias subidas de tono, se dieron un baño y salieron a cenar, Asami se metió a la cocina y calentó lo que había preparado el castaño, a quien dejó la tarea de poner la mesa, mientras comían, Misaki le contó de su visita a la institución que piensa ayudar y de todas las carencias que tiene.

-Vi tu lista,  -Asami asentía a lo dicho por el castaño-  puedo ayudar ¿lo sabes?

-No quiero que lo hagas porque yo esté involucrado,  -se metía un bocado a la boca-  no deseo que nadie se sienta obligado.

-No me estás obligando, sé que no te gusta que hable de dinero, pero puedo ayudarte de otra forma.

-¿De qué forma?  -el castaño está intrigado-  ¿harás una donación?

-Algo así  -bebía un poco de agua-  ¿recuerdas que uno de los hoteles está en reformas?

-Sí, pero ¿eso que tiene que ver?

-Puedes disponer de muchos enseres que serán desechados y no porque no funcionen, sino que serán cambiados por otros más modernos...  -se levantaba de la mesa e iba al salón, volvió con la libreta del castaño-  aquí veo que prácticamente están faltos de todo.

-¿De verdad puedo?  -se mordía los labios, contenía la emoción-.

-Por supuesto,  -sonríe por la reacción del castaño-  ya te lo he dicho, todo lo que tengo está a tu disposición, ya que no quieres tomar mi dinero, acéptalo como una donación a tu causa, cómo lo hiciste con los regalos.

-Gracias Ryūichi,  -se levantó y se le sentó en las rodillas-  con tu donación, puedo usar el dinero para hacerle un mantenimiento a las instalaciones.

-¿No has pensado, proponérselo a Haruhiko?  -le besaba las mejillas-  estoy seguro que los Usami, colaborarán sin dudarlo.

-Lo pensé,  -cogía la libreta y hacía una nueva lista-  pero el dinero era un obstáculo, ahora, gracias a ti, puedo preguntarle,  -dejó de escribir y se acurrucó en el pecho de Asami-  hoy, con esos niños, me sentí agradecido.

-¿Agradecido?

-Sí, agradecido con la vida que he tenido,  -otra vez lloraba-  con la suerte de tener a mi nii-chan, agradecido que no me haya abandonado en una institución como la que visité hoy, tal vez, nunca te hubiese conocido.

-Cariño,  -lo abrazaba y besaba sus cabellos-  estás muy sensible y yo también estoy agradecido, Takahiro fue muy valiente,  -quiere ver sonreír a su castaño-  hagamos una nueva lista, mañana pediré un inventario al encargado de la reforma, todo lo que quieras se lo pides, con eso tienes más de la mitad hecho.

-Es verdad,  -cambiaba a una hoja en blanco y se ponia a hacer anotaciones-  el edificio donde funciona la institución es grande, al parecer fue un colegio, pero al estar en malas condiciones, sólo funciona una parte, si consigo la colaboración de Haruhiko, podrían habilitar espacios más cómodos, como la cocina y el comedor, las habitaciones, los servicios,  -dejaba de escribir y pensaba golpeándose la barbilla con el lápiz-  pude ver que a las mujeres les enseñaban a ganarse la vida y les impartían cursillos de cocina y costura, ellas podrían ayudar, cosiendo sábanas y cortinas.

-Ya veo que tu cabecita está trabajando a toda marcha,  -besó la sien del castaño-  lo único que pido, es que no te excedas.

-Lo prometo  -dejaba de escribir y hacía la seña de juramento-  y tampoco descuidaré mi trabajo.

-Ya te he dicho, que no tienes que trabajar,  -aguantaba la risa, Misaki le fulminaba con los ojos-  eres mi novio, el otro dueño, si quieres puedes disponer de todo.

-Y yo te dije, que no quiero que te metas con mi trabajo,  -se acariciaba el vientre-  sólo dejaré de trabajar un tiempo cuando nazca Sayumi.

-Está bien,  -le acariciaba el vientre-  no me meteré con tu trabajo, cambiando de tema, mañana iré a los muelles, le haré una "visita" a Himura...

-Yo voy contigo,  -interrumpió el castaño-  no aceptaré un no.

-No es necesario que vengas.

-He dicho que voy,  -le miraba severo-  no cambiaré de opinión.

-... -Asami sólo suspiró, pensando que luego, con la ayuda de Kirishima, le harían cambiar de opinión-  está bien, vamos a la cama.

-No quiero, no todavía.

-¿Por qué no?

-Aún tengo hambre  -revisaba lo que quedaba en la mesa-.

-Misaki, te hará daño comer mucho por la noche.

-Lo que pasa es que a ti te molesta que me ponga gordo,  -otra vez lloraba-  ya no me vas a querer.

-Cariño,  -piensa bien lo que tiene que decir-  no hay manera, que haga que yo no te quiera, que estés gordo no me importa.

-O sea sí estoy gordo,  -lloraba desconsolado-  me pondré a dieta.

-Eso sí que no,  -Asami le servía un poco de arroz y salmón-  dieta, nunca más.

-Ryūichi,  -se metía una cucharada de arroz a la boca-  creo que algo está mal conmigo.

-¿Te duele algo?  -alarmado el ojimiel-  llamaré a un médico.

-No es necesario, no me duele nada,  -hacía un puchero-  pero siento que todo me afecta, de manera distinta, hasta exagerada.

-Cambios hormonales, recuerda que el embarazo de los donceles, no es tan distinto que el de una mujer.

-Pues, no me gusta,  -volvía a meter comida a su boca-  a veces hasta a mí me molesta, prefiero tener náuseas y vómitos.

-Yo te prefiero llorando, eufórico o riendo, a desgastado por los malestares que yo tuve que padecer.

-Mi pobre Ryūichi,  -se limpiaba la boca y se acercaba a Asami-  la pasaste muy mal.

-Y los volvería a padecer encantado,  -le acariciaba el vientre-  si con eso, tú me das una familia grande.

Misaki le saltó encima, enrolló sus piernas a la fuerte cintura de Asami y le besó.

-Y yo encantado te daré esa familia grande.

Sin soltar al castaño, Asami se encaminó a la habitación, esa noche volvieron a hacer el amor un par de veces, hasta que a Misaki, sí a Misaki, se le agotó la pila. Antes de amanecer el castaño despertó con hambre, otra vez, en silencio se levantó, sólo se vistió con la camisa de Asami y se fue a la cocina. El ojimiel sintió su ausencia de inmediato, se puso el bóxer y salió a ver que tanto hace a esas horas, se lo encontró en la cocina de pie comiendo pastel, sólo rio por la frase que le dedicó su cada vez más insaciable castaño.

-No te ofrezco,  -le apuntaba con el tenedor-  porque tú no comes dulce.

-No es muy pronto para comer azúcar.

-Sólo un trozo,  -se lamía la nata de los labios-  tengo hambre y con esto aguanto mientras preparo el desayuno.

Asami no dijo ni "mu", no pensaba provocarle llanto por negarle la comida, se fue a la habitación y se metió a bañar, el día sería largo, hoy vería a Himura, a quien no ve desde que le atacase en la fiesta y también debía evitar que Misaki le acompañase, no lo quiere involucrado en esto. Al terminar el día, que no resultó como lo había planeado, porque inevitablemente Misaki lo acompañó a los muelles, debía reconocer que su castaño puede ser bastante peligroso y cruel si te metes con los que ama... es simplemente perfecto, pensaba.

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora