HOY ROMPEMOS LA DIETA

666 66 3
                                    

Misaki, una vez hubo investigado las instituciones que ayudaban a niños, encontró una que no sólo ayudaba a los niños, sino que también a madres solteras, con la ayuda de Shinnosuke y obviamente Takai, fueron a visitar las instalaciones, quedaron impactados con la labor que allí se llevaba a cabo, era una institución que subsistía de donaciones y el personal era voluntario, ayudaban a que los menores, tuviesen sus comidas, para vestir y dónde dormir si era el caso, a las madres solteras, la mayoría jóvenes abusadas o engañadas por sus supuestos novios, se las acogía, daban atención médica y enseñaban lo esencial para atender a sus futuros hijos, muchas se quedaban con sus bebés, otras los entregaban en adopción. El edificio dónde funcionaban, estaba falto de mantenimiento, la habitación que funcionaba de comedor le hacía falta una cocina en condiciones y enseres para la preparación y conservación de los alimentos, las habitaciones donde dormían los niños y mujeres, contaba sólo con futones, que años atrás, cumplieron su función, los baños eran otro cantar, no contaban con agua caliente y la mayoría de las duchas no funcionaban y ni que decir de los espacios comunes, donde los niños jugaban... el castaño tomaba nota de todo, habló con los encargados, algunos voluntarios y no se resistió de jugar con esos pequeños que con su corta edad, ya habían sufrido lo que ningún niño debería. Cuando se retiró del lugar, en la camioneta camino a casa, se soltó a llorar, le parecería injusta la situación de esos menores, a su lado Shinnosuke le pedía que se calmara, que no le hacía bien a su embarazo, Takai y él mismo, se comprometieron en ayudarle. Llegó al departamento de Asami, aun era temprano, preparó algo para cenar y en lo que esperaba al ojimiel, se instaló en la sala con su libreta, tenía muchas ideas en la cabeza, pero tenía que ordenarlas por prioridades, la mayoría podría llevarlas a cabo gracias a la venta de los regalos, Kirishima había conseguido un par de millones por ellos, pero la venta de la joya, sí que fue una sorpresa, al ser una pieza única, casi se la arrebataron de las manos, una parte de ese dinero sería destinado exclusivamente a becas de estudios, el resto a rehabilitar las instalaciones y proveer suministros a la institución, mientras hacía la lista, recordaba lo que vio y nuevamente lloraba, cansado, se durmió sentado en el suelo con la cabeza apoyada en la mesa de centro.

Asami llegó al departamento y le pareció raro que su castaño no le recibiese, fue directo a la cocina y no lo halló, sabía que no había salido otra vez, porque Takai estaba en el parking, se encaminaba a la habitación, pero un suspiro, proveniente de la sala, llamó su atención, a simple vista no se veía a nadie, al acercarse, lo encontró durmiendo en el suelo, preocupado se apresuró para acomodarlo, al levantarle notó sus ojos hinchados, había llorado, con sumo cuidado lo puso en el sofá, acarició su rostro y se le quedó admirando, desvió unos segundos los ojos a la mesa de centro y vio la libreta con un montón de anotaciones y una larga lista, la leyó y entendió el llanto de su castaño, repasó la lista una vez más y dejó la libreta a un lado, fue a por una manta, cubrió a Misaki, lo observó un rato más y luego se metió a dar un baño.

El castaño se despertó porque sintió hambre, se dio cuenta que estaba acostado en el sofá, eso quiere decir que su novio ya había llegado, lo encontró metiéndose a la ducha, sin hacer mucho ruido, se desnudó y se adentró a acompañarle. Asami tenía los ojos cerrados y la cabeza hacia atrás, mientras el agua corría por su cuerpo, unas manos acariciando su torso, hicieron que buscase al responsable, Misaki estaba frente a él, delineando sus pectorales con sus finos dedos, bajando hasta el lugar de las cicatrices y se inclinaba a besarlas.

-Cariño  -la voz le salía muy ronca-  ¿hasta cuándo me tendrás a dieta?

-No lo digas  -le miraba sin dejar de acariciarle los pectorales-  como si te tuviese castigado.

-Así me tienes,  -bajó para besar y acariciarle las caderas-  castigado y con mucha hambre.

-Yo también tengo hambre,  -se mordió los labios-  últimamente sólo pienso en comer.

Con el agua cayendo sobre sus cuerpos, Asami comenzó a bajar por el cuello del castaño con besos y mordidas, apoyándolo en una de las paredes de azulejos, volvió a besarle y comenzó a acariciarlo, atrayéndolo por las caderas restregó su erección contra el abdomen bajo de Misaki, sacándole incitadores gemidos.

-Ryūichi, te necesito  -se colgó del cuello de Asami para besarle con ansias-.

-Y yo  -seguía con el beso-  cariño, y yo.

-No quiero  -respiraba agitado-  que te esfuerces, pero ya no aguanto más días.

-Estoy bien,  -cerraba el grifo de la ducha-  tu oíste al doctor Miura, sólo debo comer bien y tomar la medicación, por lo de la anemia,  -levantó al castaño de los muslos-  yo tampoco aguanto más, necesito hacerte mío.

Con Misaki envolviendo su cintura, Asami salió de la ducha y se encaminó a la habitación, sin importar la humedad de sus cuerpos, acomodó al castaño en el centro de la cama y él encima inició un recorrido de besos y lamidas desde su cuello hasta los pezones que comenzó a lamer, succionar y morder levemente.

-¡Ahhh! Me duelen los pezones, pero no pares.

-No lo haré,  -apretaba un pecho del castaño, tanteándolo-  supongo que esto es normal por tu embarazo, tus pechos se sienten más turgentes.

-¿Te parece grotesco? -se sentó en la cama y se cubrió con las manos-.

-No hagas eso,  -quitó las manos del castaño que cubrían su pecho-  cómo voy a pensar que es grotesco, si es una prueba más, que mi princesa es real.

-¡Ryūichi!  -le temblaba la barbilla conteniendo el llanto-.

Asami lo recostó en la cama y repartió besos descendentes desde el rostro hasta llegar al vientre plano de Misaki.

-Te lo he dicho antes,  -besaba repetidamente el vientre-  eres perfecto, no por nada, siempre dejas a más de uno prendado por donde vayas.

-Eso no es cierto,  -apretaba las sábanas con los puños-  sólo que tú eres un celoso.

-Sí, soy celoso, posesivo y egoísta contigo,  -subió para ver el rostro del castaño-  pero no miento, como ejemplo tenemos a; tu ex, Ijūin, el mismo Haruhiko, en la fiesta hubo unos cuantos a los que quise sacarles los ojos y también está... -calló de repente y apretó la mandíbula-.

-No lo nombres,  -Misaki supo inmediatamente a quien se refería- no le dediquemos ni un pensamiento,  -levantó la cabeza y besó al ojimiel-  sigamos ¿Sí? hoy rompemos la dieta.

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora