COMENCEMOS DE CERO

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-¡Hazme tuyo!

Asami, que había dudado por la petición de detenerse, no pudo evitar sonreír de medio lado, al ver la cara del castaño cuando le vio desnudo, gustoso siguió el beso, cuando oyó su súplica, su corazón se detuvo, respiraba acelerado, lo deseaba, pero se prometió hacer las cosas bien... y ahora justamente, estaba construyendo la casa por el tejado, se debatía entre el querer y el deber.

El castaño vio la vacilación en los ojos del mayor y se sintió estúpido, cómo ese hombre, que se notaba que podía tener a quien quisiese, iba a perder su tiempo con alguien como él, intentó ponerse de pie y comenzar a vestirse, ¡qué vergüenza! pensaba, nunca había sido impulsivo, ni se había sentido tan excitado, con la mirada buscaba su ropa, estaba a punto de poner los pies en el suelo, cuando esa voz lo detuvo.

-Creo que hemos empezado mal,  -se contenía, por Dios que lo deseaba...notó los pensamientos de Misaki, al verlo desencajado por detenerse, pero no quería ser un animal, él no quería tomarlo sobre una mesa, en un lugar inadecuado, quería hacerle el amor, le tomó la mano derecha y la besó-  hola, soy Asami Ryūichi.

El castaño se ruborizó al sentir ese contacto, su pobre corazoncito saltaba en su pecho, bajó su cabeza para ocultar su estado y habló.

-Yo... yo s... -respiró profundo- soy Takahashi Misaki.

-Un placer Misaki,  -Asami, ocultó su risa, verlo avergonzado, le provocaba gracia, teniendo en cuenta que ambos estaban desnudos y ninguno buscaba cubrirse-  te estaba esperando  -toda mi vida, pensó-.

-¿Esperando? -el castaño levantó la cabeza y lo miraba con los ojos muy abiertos y confuso- no entiendo ¿a mí?¿para qué?.

-Desde que te vi en el restaurante, te esperaba... ¿para qué? -pasó sus manos por sus cabellos y luego le acarició la mejilla al menor, éste cerró los ojos al sentirlo-  para ser mi compañero de vida,  -se sinceró-  sin conocerte, ni tratarte, me enamoré a primera vista.

-Eso... eso... -recordó lo que sintió cuando lo vio, cómo no puede, ni quiere sacarlo de su cabeza y lo que han estado a punto de hacer- yo... yo no sé qué me pasa contigo, no puedo sacarte de mi cabeza, tus ojos me siguen, hasta en sueños...  -se acordó las veces que se masturbó pensando en él y volvió a sonrojarse-  no sé qué me pasa, hoy creí que eras una alucinación, producto de mis ganas de volver a verte o el alcohol, tal vez una mezcla de ambas,  -se mordió el labio-  yo, no suelo comportarme así.

-Te creo,  -el mayor respondió seguro, recogió algo de ropa para cubrirse ambos, no era bueno para su salud testicular ver a Misaki desnudo, le extendió su camisa, en lo que buscan el resto de sus ropas y él se puso el bóxer-  ten, cúbrete.

-Gracias, pero esta no es mi camisa  -dijo el castaño, recién reparando que seguían desnudos-.

-Lo sé, pero por ahora servirá, verte desnudo me está enloqueciendo  -le decía sin dejar de buscar sus ropas-.

-¿Eh? -confuso Misaki, mientras se ponía de pie y abotonaba la camisa-.

Asami se giró para responder, pero quedó de piedra, su castaño se veía demasiado sexy con su camisa, que le llegaba a los muslos, se acercó y lo besó.

-Me vuelves loco Misaki y ahora verte con mi camisa hace que mi deseo aumente,  -hablaba roncamente, con sus manos en las mejillas del castaño y respirando con dificultad por contenerse y continuó besándole-  quiero hacer las cosas bien  -sonaba a ruego-.

-¿Deseo...? ¿cosas bien...? -Misaki balbuceaba, ese beso le mató algunas neuronas-.

-Sí,  -el mayor no ocultó la risa, ese niño lo iba a perjudicar; tan inocente y sensual sin notarlo-  quiero que empecemos de nuevo, quiero que nos tratemos, conocernos, cortejarte y que te enamores de mí, así cómo lo estoy yo de ti.

-No hablas muy a la ligera al decir que estás enamorado de mí,  -el castaño dudada un poco, no quería creerle , tenía miedo que sucediese lo mismo que con Akihiko, que le juraba amor y resultó ser que sólo gustaba de sus cuidados y cuerpo-  que tal si nos tratamos y no te gusta mi personalidad y sólo estás confundido.

-Créeme que al tratarte, sólo terminaré rendido a tus pies,  -ya lo estaba, Asami no iba a decirle que lo investigó y con lo que le cuenta su asistente de vez en cuando, se enamora un poco más-  eres lo que no sabía qué me faltaba, hasta que te vi.

Misaki estaba sorprendido, ese hombre le hablaba con tanta seguridad, que decidió por primera vez, hacer lo que le dictaba su corazón... se lo quedó observando un rato, perdido en esos ojos que lo miran con fuego y súplica, es guapísimo, se ve frío, calculador y orgulloso, pero nota que esconde un lado juguetón, sonrió y habló.

-Está bien,  -se acercó e hizo una reverencia-  un gusto Asami-san.

-Sólo Asami, eso -sonreía enormemente-  quiere decir que ¿aceptas, que comencemos de cero?

-Sí, pero he de decir algunas cosas,  -se notaba que ese hombre era alguien con dinero, no quería futuros problemas-  no me gusta que me llenen de cosas materiales, que no necesito, si quiero algo, lo consigo trabajando, prefiero comer tranquilo en casa que gastar miles de yenes en restaurantes, a veces soy impulsivo y habló sin pensar, sobre todo cuando algo me molesta o estoy muy nervioso  -se volvió a sonrojar-  y lo más importante, si vamos enserio y esto funciona, quiero... quiero que conozcas a mi hermano mayor.

Asami Ryūichi estaba escuchando exigencias de un pequeño castaño, pero era feliz, estaba seguro que era el correcto, trataría de buscar una forma segura de cumplir sus peticiones, no quiere exponerlo a peligros, lo abrazo por la cintura y enterró su nariz en el cuello de Misaki, dejó besos y comenzó a subir hasta su boca, nuevamente lo besó, pero con calma, sin apuro, se separaron por falta de aire y se miraban a los ojos.

-Ok, con todo aclarado,  -Asami levantó una ceja-  pongámonos nuestras ropas y salgamos de aquí, necesitamos tomar aire -refiriéndose a sus erecciones, sin tratar- .

-Sí, sí, sí, -repetía Misaki mientras, torpemente, se ponía sus ropas-  además mi amigo me debe estar buscando.

-¿Amigo? -Asami celoso, estaba apareciendo- .

-Sí, compartimos departamento, ha sido como un hermano,  -el castaño se puso melancólico-  me cuida y ayudó a superar mis problemas.

-Pues llámalo,  -Asami entendió quien era-  dile que te fuiste a casa en un taxi si no quieres decirle lo nuestro, yo te llevo.

-Gracias,  -sintió mariposas en el estómago, cuando escuchó "lo nuestro"-  quiero contarle cuando estemos en casa, más tranquilos.

Terminaron de vestirse, el castaño le escribió un mensaje a su amigo, diciendo que estaba cansado, que se fue a casa en un taxi, que disfrutase de la fiesta y que ya mañana le contase cómo acabó todo... vio a Asami mandar un mensaje también, quien luego se giró para extenderle la mano.

-¿Estás listo?

-Sí -cogió la mano del mayor, sentía su tibieza y cómo le apretaba la suya, no con fuerza, sino como queriendo retenerlo-.

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora