HORMONAS

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Cuando Misaki salió de su habitación, Asami estaba en la sala conversando con Haruhiko, quien al verle se puso de pie y le saludó con un abrazo.

-Hola Misaki,  -le habló al oído-  te lo tenías muy calladito, por cierto felicidades.

-Bienvenido,  -deshizo el abrazo y le miraba con los ojos entrecerrados-  asumo que Shinnosuke te contó y gracias.

-A su favor, te puedo asegurar que no fue a propósito.

-Ya, ¿se quedarán a desayunar? O ¿raptarás a mi amigo? -se cruzó de brazos- en ese caso, lo quiero de vuelta a una hora prudente.

-Lo siento, pero iremos a la mansión, papá quiere tratar a Shinnosuke, por cierto, me dice que ¿Cuándo le irás a visitar? -rio sutilmente-  y traeré de vuelta a tu amigo a una hora respetable.

-Cierto,  -se rascó la cabeza con el índice-  quedé de llamarle para comer, pero con el trabajo, me olvidé.

-¿Qué les parece, si nos ponemos de acuerdo para comer o cenar un fin de semana? -intervino Asami-  yo también tengo que hablar con Fuyuhiko, así matamos dos pájaros de un tiro.

-Me parece bien, será más ameno hablar de negocios, con buena compañía, que en una sala de reuniones, le diré a mi padre, ya os comentaré.

-Perfecto.

-Yo iré a preparar el desayuno  -el castaño mira a todos lados-  ¿y Takai?

-Le di el día, se apresuró y salió casi corriendo.

-Ya veo, entonces será desayuno para dos.

Shinnosuke salió de su habitación y se metió a la cocina, por el delicioso olor de las preparaciones, su amigo está ahí, seguro.

-Misaki, me voy,  -se notaban sus nervios-  espero caerle bien a Usami-sama.

-No te preocupes, puede verse serio,  -recordó sus primeros encuentros-  pero luego te das cuenta que es como una máscara, sin demostrarlo abiertamente, se preocupa por sus hijos.

-Está bien, nos vemos  -se iba y desde la puerta se volteó hacia su amigo-  ¡Ah! Tú sabes cómo agradecerle a Asami-san el habernos dado el día libre,  -le guiñó un ojo-  pero no grites tanto, que los vecinos pueden llamar a la policía, creyendo que están matando a alguien  -no alcanzó a girar, porque su amigo le había lanzado la toalla de la cocina, directo a la cara-.

-CÁLLATE  -lo fulminaba con la mirada-.

Asami llegó por el grito, vio al castaño enfadado, que le mostraba los dientes a Shinnosuke, parecía un Chihuahua rabioso y éste otro, muerto de la risa.

-¿Qué te sucede?  -se acercó a Misaki-.

-Todo es tu culpa  -el castaño seguía enfadado-.

-¿Y qué hice yo?  -Asami más confundido, miraba a Shinnosuke-.

-Misaki que tiene las hormonas alborotadas,  -volvió a picarle-  yo me voy, gracias Asami-san,  -inclinó la cabeza-  hasta la noche.

-No me hables,  -el castaño iracundo se giró hacia la encimera, a los segundos se volteó y con voz calmada volvió a hablar-  salúdame a Usami-sama.

-Yo le daré tus saludos  -se iba y volvió a picarle-  ¡ay, estas hormonas!  -exclamó exageradamente-  paciencia Asami-san, paciencia.

-Vete,  -vio a Haruhiko detrás de su amigo y se dirigió a él-  mejor llévate a tu novio, porque lo siguiente que le lanzaré, será un sartén.

Haruhiko, que se acercó también a la cocina, alcanzó a escuchar algo de la conversación, no entendía nada, pero la última frase de Shinnosuke y la reacción del castaño, le causó mucha gracia.

-Vamos Shinnosuke,  -le cogió de la mano-  mira que las hormonas son una bomba de tiempo y parece que Misaki está a punto de explotar.

-TÚ TAMBIÉN -gritó el castaño-.

-¡¡Adiós!! -Haruhiko huyó con Shinnosuke, en medio de risas-.

Asami seguía sin entender, se quedó observando al castaño, que siguió preparando el desayuno, no le habló porque parecía que cualquier cosa que dijese o hiciese en ese momento, lo condenaría, en silencio puso la mesa y esperó, casi media hora después Misaki salía de la cocina, con las bandejas de comida, le ayudó y se sentaron a comer.

-¿Me vas a decir qué te pasa  -Asami se atrevió a preguntar-  o qué hice para que te pusieses así?

-En realidad nada, bueno nada malo,  -mordía sus palillos-  al contrario, sólo que me molestó que Shinnosuke se metiese conmigo.

-Pero sigo sin entender, si hasta antes de subir, vosotros estabais bien.

Misaki dejó los palillos a un lado, dio un sorbo a su té y se quedó callado, Asami le miraba serio, se estaba haciendo ideas y se atrevió a preguntar.

-¿Es lo que dijo Shinnosuke, son tus hormonas?

-¡Ryūichi! Tú también,  -baja los hombros vencido-  lo que me molestó fue que me oyese gritar mientras hacemos el amor y ahora se mete conmigo.

-¡Jajaja! ¿Y por eso te enfadaste?  -Asami lo levantó de la silla y lo sentó en sus piernas-  y yo que me hice ilusiones.

-¿Ilusiones? -la mirada del castaño era de curiosidad-.

-Nunca me cansaré de ver tus ojos,  -rozaba sus narices-  creí que de verdad tenías las hormonas alteradas, señal que pudieses estar en tus días.

-Cariño,  -con el dedo índice, delineó la quijada de Asami-  según el calendario que me dio la doctora en la última visita, me falta un poco más de una semana y lo sabrás,  -recordó cuando hicieron el amor en los baños de la empresa, se mordió el labio-  recuerda que la última vez, tenía mi libido elevado y mucha hambre.

-Entonces, seguiremos con las prácticas,  -comenzaba a besar el cuello del castaño-  pero antes, quisiese salir contigo a algún sitio, como una pareja normal.

-Me encanta la idea, pero te expondrás.

-Seguiré tu ejemplo, los muchachos nos acompañaran vestidos informales, así como le pediste a Takai y también pedí que trajesen unos coches más sencillos.

-Seremos como un grupo de amigos  -sonreía porque le encantaba la idea-  ¿y tu ropa?

-Sí y mi ropa, debe estar al llegar,  -estaba perdido en la mirada del castaño-  te amo Misaki y con tal de verte feliz, haré cualquier cosa, no quiero privarnos de disfrutar de una relación normal y corriente, como ir al cine, al parque de diversiones o a la playa, no prometo que será frecuente, pero cuando podamos, lo haremos.

-Gracias Ryūichi  -lágrimas salieron sin permiso y las limpió con sus mano-  ¡venga ya! va ser que Shinnosuke tiene razón...  -más lágrimas salían- y yo también te amo.

-No llores,  -secaba las lágrimas con los pulgares y besaba las mejillas del castaño-  no lo tolero, me siento inútil, por favor, ya no llores.

-¡Bobo! -más lloraba con las muestras de cariño que le dedicaba Asami- son lágrimas de felicidad y con tu actitud empeoras mi estado, soy feliz, inmensamente feliz.

-Yo también cariño,  -le abraza con fuerza-  siempre pensé que con tener dinero, ya lo tenía todo, pero llegaste tú y cambiaste todo, ahora disfruto las cosas sencillas, como una cena en casa, ver una película acostados en el sofá,  -quiso aligerar el momento-  hasta pasar la aspiradora o doblar la ropa.

-Ya no sigas  -a estas alturas, sus ojos competían con unas cataratas-.

Asami le cogió ambas mejillas y le besó, no le importaba que las lágrimas se filtrasen y le diesen un sabor salado al beso, el castaño correspondió y ahora se besaban, tranquila y deliciosamente, transmitiendo sus sentimientos.

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora