¿IREMOS EN AVIÓN?

783 78 3
                                    

En un pestañear, ya era viernes, Misaki esperaba a su novio que quedó de recogerlo para emprender el viaje a Osaka, como invocación Asami llegó, como siempre en camioneta, bajó para saludarle y ayudar con su pequeña maleta, se subieron y partieron, según el castaño irían por carretera, por eso salían el viernes, pero Asami conducía hacia el aeropuerto.

-¿IREMOS EN AVIÓN? -no pudo evitar gritar, era su primera vez-.

-Sí  -divertido por la cara del castaño-  ¿en qué pensabas, que iríamos?

-Por carretera, que por eso salíamos hoy  -se mordía el labio por los nervios-  y haríamos un viaje con paradas para descansar y comer.

-En avión es más rápido.

-También en tren  -cada vez más nervioso-.

Asami estaba divertido con las reacciones del castaño, sabe que está nervioso, sonríe sutilmente, sin que Misaki le vea, ya se imagina la cara que pondrá cuando vea "el avión". Llegaron al aeropuerto, Misaki miraba por la ventana de la camioneta, tratando de controlar sus nervios, se dio cuenta que estaban ingresando a un lugar con acceso restringido, cuando Asami le abrió la puerta para bajar, quedó con la boca abierta y los ojos como platos, frente a él un jet privado y a cada lado de la escalerilla, unos guardaespaldas que ya conocía.

-¿Me vas a decir que viajaremos en esto? -señalando el jet-.

-Correcto -le daba la mano y prácticamente le arrastraba-.

-¿Y no es más económico, un vuelo comercial, que alquilar uno privado?

-No, porque este es mío -llegaban a la escalerilla- ¡vamos! Ya casi es la hora del despegue.

-¿QUÉ? ¡WOW!

Misaki sólo se dejó guiar, antes de subir, saludó cordialmente a los guardaespaldas, quienes le contestaron el saludo conmovidos por la amabilidad que siempre les demuestra ese castaño, al estar arriba Asami le indicó dónde sentarse, se acomodó y su novio se sentó frente a él, veía como los guardaespaldas también se subían y daban instrucciones al piloto, antes de sentarse también, a los minutos cerraban la compuerta y el avión comenzaba a coger pista para despegar, decir que Misaki estaba nervioso, se queda corto, siente el estómago apretado y el corazón acelerado, que lo está mareando, suda frío y apreta el apoya brazos con tanta fuerza que sus dedos están blancos, sólo espera no vomitar, sería muy vergonzoso, piensa.

-Inhala en tres tiempos  -Asami trata de tranquilizarle-  y exhala en siete, es un ejercicio de relajación, te ayudará con los nervios.

El castaño asiente y comienza a respirar como le dijo Asami, cerró los ojos y se concentró en realizar el ejercicio, notando como su corazón se tranquilizaba, su estómago se relajaba y sus manos poco a poco aflojaban su agarre, siguió con el ejercicio, hasta que el sonido metálico de un cinturón de seguridad le hizo reaccionar, abrió los ojos y se fijó que Asami le miraba con su brazo apoyado en la ventanilla mientras sujetaba su mentón y mejilla en su mano.

-¿Estás más tranquilo? ya puedes desabrochar tu cinturón, te sentirás más cómodo.

-Sí, gracias, pero no deberíamos esperar a despegar.

-Ya lo hicimos,  -le sonríe de lado-  llevamos en el aire más de diez minutos.

-¿QUÉ? -se sonrojó, porque los guardaespaldas, se giraron para verle-  perdón, pero no me di cuenta cuando despegamos.

-Estabas concentrado en el ejercicio de relajación.

-Sí, funcionó de maravilla, gracias, estaba muy nervioso,  -miró por la ventanilla y desabrocha su cinturón-  es la primera vez que viajo en avión.

Asami no se resistió y de un movimiento rápido levantó al castaño de su asiento, lo atrajo para que se sentase en sus piernas y lo apresó entre sus brazos, Misaki sólo se acomodó y se refugió allí, sintiéndose seguro, como siempre le pasa.

-Aparte de los nervios  -le besaba la sien-  ¿cómo te sientes?

-Ahora, seguro.

-No entiendo ¿cómo que ahora?

-Sí, ahora que estoy así contigo,  -se acurrucaba más, parecía un gatito, buscando calor-  cobijado entre tus brazos.

Asami lo apegó más hacia él, Misaki tiene la capacidad de dejarle sin palabras, sólo se dedica a estrecharlo entre sus brazos y besar sus cabellos, el castaño se deja hacer, le levanta su cabeza y le besa, no con intensidad, un beso tierno, de esos que jamás imaginó iba a disfrutar.

-¿Quieres algo de beber o comer?

-Agua está bien, por ahora no creo ser capaz de comer.

-Está bien,  -le hace señas a una azafata y hace su pedido-  cuando lleguemos a Osaka ¿prefieres comer en un restaurante o pedimos al servicio de habitaciones del hotel?

-¿Hotel? Pero yo creí que iríamos a la casa de mi hermano.

-Sí, pero recuerda que tu hermano, no nos espera hasta mañana,  -le masaje el muslo-  esta noche, te quiero para mí.

-¡Ryūichi! -se sobresalta por la caricia-  detente, alguien podría vernos -intenta levantarse para volver a su asiento-  u oírte.

-Ya, me comportaré,  -afianza su agarre en la cintura del castaño-  pero no te muevas de mi lado.

La azafata les trae sus pedidos, agua para Misaki y un whisky para Asami, el castaño luego de beber de su botella, se quedó hipnotizado viendo como su novio llevaba el vaso a su boca para dar un sorbo a su bebida y el posterior movimiento de su nuez de Adán al tragar ese líquido ámbar, que en estos momentos envidiaba, se saboreó y mordió los labios, antes de ser consciente de lo que hacía, le había arrebatado el vaso a Asami y daba un sorbo, sin tragar la bebida, se la dio a su novio en la boca, durante un beso, éste la aceptó gustoso, profundizando el beso.

-Me encantas Misaki,  -le habla al oído, con voz ronca pero sensual-  me enciendes con tus acciones inocentes, pero cargadas de sensualidad.

-Yo no soy sensual,  -limpiaba la comisura de sus labios, con un dedo que arrastraba luego por sus labios, como queriendo impregnarlos con ese sabor y terminó sacando su lengua para degustarlos-  sólo quise probar esa bebida que tanto disfrutas beber  -aunque lo decía enserio, su tono al decir la última frase, sonaba a reclamo-.

-Lo eres y que no seas consciente de ello, te hace serlo más, porque no lo fuerzas,  -lame los labios del castaño-  te sale natural y eso me pone.

-¡Oh! -no dijo más, porque no puede rebatir lo dicho por Asami, no sabe por qué hace lo que hace, actúa de forma involuntaria, sus instintos le gobiernan-.

Asami sólo sonríe, no dice más, acomoda al castaño en su regazo, acariciando sus cabellos, el constante masaje comenzó a relajar a Misaki e inevitablemente se durmió, unos besos por su rostro le despertaron, abrió los ojos y seguía en los brazos de Asami, levantó la cabeza y unos ojos dorados le miraban detenidamente.

-¡Bienvenido a Osaka!

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora