ERES REAL... Y NO OTRO SUEÑO

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Asami se levantó para irse, llamaría para que lo estuviesen esperando, no veía a Misaki por ningún lado, estaba sacando su móvil y lo vio, su castaño estaba solo en un reservado, lo vio tocarse los labios y cerrar los ojos, eso le dio carta blanca para intentar acercársele, entró y le habló.

-Hola -con esa sonrisa moja bragas- no me he...

Misaki que estaba ido, dio un brinco del susto, levantó la mirada y era él, ese hombre del restaurante y que había besado, se levantó de golpe y se reverenció, interrumpiendo a Asami.

-Perdón, no quise... fue.. -el castaño, hablaba rápido y torpemente- yo...

Asami soltó una risilla juguetona, que hizo al castaño babear, este hombre está guapísimo, pensaba, volvió a sonrojarse, inhaló profundo, exhaló con lentitud y volvió a hablar.

-Le pido disculpas por mi actitud de antes, estoy en la fiesta de mi graduación,  -se soltó un poco la corbata y abrió el botón del cuello de su camisa, se estaba ahogando o más bien quemando-  nos pusimos a hacer retos y uno de esos era besar a alguien por treinta segundos, no quise molestarle.

-¿Sólo treinta segundos? A mí me parecieron más - vio el cuello del castaño y quería probarlo-  y no me molestó, para nada.

-¿Eh? -el castaño tragó en seco, ese hombre lo miraba intensamente- ¿no le molestó? Creí que venía a reclamarme.

-¿Reclamarte? ¿Por qué? -ha sido el mejor beso de mi vida, pensaba-.

-Reclamar por mi atrevimiento -Misaki respiraba entrecortado y se mordió el labio inferior, nervioso-.

Ver a Misaki nervioso, mordiéndose el labio y con parte de su cuello a la vista, lo estaba excitando, decidió actuar... se acercó al castaño, con una mano le tomó el mentón y con la otra, la cintura, lo acercó a él, sentía el corazón del menor trepidante, respiraba rápido, los ojos enormes y brillantes, bajó su cabeza y pasó su nariz por ese blanquecino cuello, antes de susurrarle al oído.

-Ya no aguantó más... necesito comprobar que eres real y no otro sueño -su voz era ronca-.

En cuanto ese hombre se le acercó, Misaki quedó petrificado, sentía su aliento caliente, le provocó escalofríos, pero de esos ricos que te recorren hasta la punta de los cabellos, cuando le susurró al oído, pero no entendió lo que le dijo.

-¿Sueño? -acaso ese hombre sueña con él, se sonrojó hasta las orejas al recordar las veces que se masturbó pensando en él- yo... yo no...

Cualquier cosa que fuese a decir, quedó suspendida en un limbo de goce.

Asami no aguantó más y lo besó, apretó contra si al castaño y continuó, quería asegurarse de que era real, era un beso necesitado por ambos, notó las ansias del menor, deseaba ese beso tanto como él, tomando ventaja de ello, introdujo su lengua y saboreó nuevamente esa cavidad, era tibia y adictiva...

Misaki estaba en la gloria, sentir ese cuerpo que lo tenía aprisionado, lo estaba excitando, cuando el mayor metió su lengua, estaba perdido, anhelaba más. Pararon por falta de aire, respiraban entrecortado, no dejaban de mirarse y notaron el deseo en los ojos del otro, esta vez fue el castaño quien se le abalanzó y comenzó otro beso.

Asami sonrió durante el acto, con deseo lo levantó de los glúteos y el menor enrolló las piernas en su cintura, caminó con él en esa posición y sin dejar de besarse, lo llevó fuera, entró en otro reservado, éste parecía más una oficina, allí entre besos puso al castaño sobre una mesa, con pericia le quitó la corbata y abrió otro par de botones, con besos comenzó a bajar por ese cuello blanquecino y dejó algunas marcas, como muestra de que era suyo, porque ese hermoso ángel era suyo y no permitirá que nadie lo toque, siguió bajando hasta llegar a sus pezones, los lamió y mordió con gula, sacándole unos incitadores gemidos al menor, levantó la mirada y lo vio, con su cabeza hacía atrás, sonrojado y con los ojos perdidos en el deseo, pasó el dorso de su mano desde la quijada hasta la clavícula que la acarició con la yema de los dedos y bajó hasta llegar al estómago, le encantó sentir el estremecimiento del otro...

Misaki estaba excitado, ese hombre lo hacía sentir desinhibido, sin vergüenza se dejó llevar, no sabía si era el alcohol, tanto tiempo pensando en ese hombre o qué, pero estaba seguro de que quería seguir, cuando dejó su boca y bajo por su cuello y pezones, se sintió deseado, tembló al percibir las caricias, levantó la cabeza y lo vio, con su camisa y chaleco, no llevaba chaqueta ni corbata, el cabello despeinado, no le apartaba la mirada, se sentó más erguido y comenzó a desabotonarle la camisa y chaleco, cuando acabó vio un torso desnudo, bien formado, se mordió los labios y empezó a deslizar las prendas por esos musculosos brazos, se acercó e inició un camino de besos y lamidas, por todo ese pecho, se detuvo porque el mayor le habló

-Ahora es mi turno.

Asami le puso una mano detrás de la cabeza y lo besó con hambre, introducía su lengua y de vez en cuando le mordía los labios, estaba seguro que se volvió adicto a esa boca, lo recostó y comenzó a bajar con besos y chupetones hasta que se topó con el pantalón, quitó rápidamente ese obstáculo y luego el bóxer, siguió con los besos y se concentró en los muslos, que mordía y besaba...

-¡Ahhh!  -gimió el castaño, audiblemente-.

El mayor lo abrió de piernas y se fijó que el castaño estaba ¿mojado? Fue al miembro del castaño y se lo metió a la boca, el castaño sólo gemía, sintió las manos en sus cabellos, comenzó a lamer la longitud y luego otra vez se lo metía en la boca, subía y bajaba, primero fue lento, luego aumentó el ritmo, haciendo gritar de placer al otro...

-¡Argh! Pa... para, q... que me vendré -Misaki ya no iba a aguantar mucho más, ese hombre sabía como tocarlo-.

-Esa es la idea, quiero que te vengas muchas veces -jadeaba Asami-.

Continuó la felación, hasta que el menor se corrió y él se tragó toda su semilla. El menor jadeaba recuperando su respiración, quería más, aún respirando entrecortado, se irguió y besó al mayor, en eso estaba cuando sintió como su entrada era invadida, Asami durante el beso comenzó a meter un dedo en la entrada del castaño, el líquido viscoso que salía de su ano, ayudó, probó suerte y metió otro, que también se deslizó sin problemas, de repente recordó el artículo de los donceles y entendió que ese "líquido" era lubricación, sacó sus dedos y notó el enfado del menor.

-Tranquilo, sólo quiero probar ese líquido tuyo...

-¿Líquido? -Misaki no sabía de qué hablaba, no podía pensar bien- no entiendo.

-Sí, ese que te sale hasta mojar la mesa, de lo excitado que estás.

No siguió hablando e introdujo su lengua en la entrada de Misaki, notó como arqueada su espalda, chupaba y simulaba embestidas, se detuvo porque el menor habló.

-P... ¡Ahhh! Por favor detente.

No es que se hubiese arrepentido, pero Misaki quería otra cosa, vio al mayor levantar la cabeza y mirarlo con dudas, el mismo se sentó y comenzó a desabrochar el pantalón del otro y a bajarlo junto al bóxer, miró y quedó sorprendido, ese hombre tenía algo muuuy grande, gracias a Dios que mañana no trabajaba, porque estaba seguro que si no quedaba inválido, por lo menos sí incapacitado de caminar, temporalmente, le miró a los ojos y volvió a besarle, entre el beso le suplicó.

-¡Hazme tuyo!

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora