TE AMO

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Misaki no le refuta nada, guarda silencio y continúan su camino, no sabe dónde van y tampoco se atreve a preguntar, sólo sabe que se están acercando a la bahía... se detuvieron en un gran portón, Asami bajó su ventanilla e inmediatamente le abrieron, se adentraron a ¿un condominio?, pero las casas eran más pequeñas, alejadas entre si, pero sólo se les veía el frontal, lo demás estaba bien resguardado.

-¿Qué es este lugar? -confundido el castaño, no sabía que era ese lugar-.

-Esto es un hotel, pero no en vertical,  -sacaba de su confusión al castaño-  fue construido para el alojamiento e intimidad de sus huéspedes.

-Parece un condominio ¿por qué no hay nada que indique que es un hotel?

-Porque es para salvaguardar la privacidad de los huéspedes, es un servicio que se ofrece a personas "influyentes".

-Entiendo -lo dijo incómodo, se sintió fuera de lugar-.

El mayor, no perdía detalle de las reacciones del castaño y vio su incomodidad, si eligió este lugar, fue precisamente para protegerle, son pocos los sitios donde puede estar lejos de amenazas, siguieron en silencio, aparcaron en la entrada de una de las villas, Asami le ayudó a bajar y se adentraron, el menor se dejó guiar, dentro vio un salón acogedor, puso su bolso en uno de los sofás, una cocina equipada y unas puertas que asumió eran habitaciones, pasaron directo hasta el jardín que tenía una piscina y una terraza, allí había una mesa preparada con todo para desayunar.

-¿Desayunamos? -habló Asami, instando a que Misaki se siente- ven, que te ayudo -le acomodó la silla y luego se sentó a su lado-.

-Gracias.

-¿Qué prefieres? ¿Té o café?

-Té, por favor,  -apretaba los puños, nervioso; no se acostumbra a que Asami sea tan servicial-  pero puedo servirme solo.

-Puedes, pero yo quiero hacerlo, ¿te molesta?

-No, pero no estoy acostumbrado a que me atiendan,  -se mordía el labio, nervioso-  ya lo has hecho antes, déjame que yo lo haga esta vez.

-Tus deseos son ordenes, no puedo negarte nada... yo sólo quería mimarte,  -le cogió la mano y besó su dorso-  te extrañé demasiado.

-¡Asami! -lo dijo casi en un jadeo, se levantó de la mesa y se acercó para besarle-  no tienes que mimarme, ya con verte soy feliz, yo también te extrañé  -volvió a besarle-.

Mientras se besaban, Asami lo atrajo más y lo sentó en sus piernas, puso una mano en la nuca y la otra en la cintura del castaño, que con sus acciones y palabras, lo volvía loco, profundizó el beso adentrando su lengua en la tibia boca de Misaki, que le respondía de la misma manera, conteniéndose, se detuvo, escondiéndose en el cuello del castaño, le sentía el pulso acelerado.

-Me vuelves loco Misaki  -daba cortos besos en el cuello-  con tan poco.

-¿Poco? -sus ojos estaban dilatados, perdidos en el deseo que le ocasionaba este hombre-.

-Sí, ahora lo has vuelto a hacer, con esa pregunta y luciendo tan perdido en el deseo.

-¿Eh? -no entendía nada, sólo deseaba seguir besándole, miraba sus labios e involuntariamente se saboreó sus propios labios-.

Asami no resistió más y volvió a besarle, pero con toda la pasión contenida, sintió como unas manos se adentraron por sus cabellos, mordió y besó, hasta que sintió que necesitaban aire... se miraban, mientras que sus corazones y pulmones, volviesen a cumplir sus funciones, no se apartaron en ningún momento, el mayor acomodó mejor en sus piernas al castaño y lo abrazó por la cintura, no pensaba dejarlo ir y con la mano libre comenzó a servir alimentos en el plato, Misaki sin dejar de abrazar el cuello de su novio, le ayudó; por hoy se dejaría mimar, empezaron a comer y de vez en cuando, se alimentaban entre ellos, se sentían felices.

-¿Qué quieres hacer luego? Podemos dar un paseo por el bosque que hay cerca del lago o meternos en la piscina.

-¿Hay un lago? -preguntaba sorprendido, con los ojos bien abiertos y brillantes-.

-Sí,  -respondía divertido, por las reacciones de Misaki-  incluso hay unas pequeñas embarcaciones para disfrutar de las vistas.

-¡SÍ! Quiero ir al lago, me encanta la naturaleza  -asentía con la cabeza y sonreía hermosamente-.

Asami estaba extasiado, su castaño era sencillo, pero no en el sentido de tener o no dinero, sino que con las cosas simples de la vida era feliz y se le notaba por como sonreía y el brillo de sus ojos, aún no entiende como es que ese Usami, no pudo ver el tesoro que era Misaki, ni tampoco cómo ese hermoso ángel, se fijó en un demonio como lo era él mismo, a veces piensa que su castaño se merece a alguien mejor; pero saberlo ajeno, no volver a ver esas hermosas esmeraldas, no tener su tibieza, le provoca un dolor indescriptible en el pecho, no puede, ni quiere dejarlo ir... lo necesita, tal como el aire para respirar, está completa y perdidamente enamorado.

-Como gustes,  -el mayor le hablaba al oído-  haré todo lo que desees.

Misaki no puede evitar el estremecimiento que le provoca la voz de su novio, tiene pensamiento parecidos a Asami, levanta la cabeza para verle a los ojos, no cree poder seguir adelante sin este hombre que con el fuego de sus ojos lo atrapó, se enamoró y quiere dejarse llevar por ese sentimiento.

Ambos se miraban, no querían, no podían dejar de hacerlo, sincronizados se acercaban para besarse, un beso cargado de miedos y esperanzas, se detuvieron para respirar, apoyando sus frentes recuperaban el aliento.

-¡¡Te amo!! -dijeron a la vez-.

Volvieron a besarse, pero esta vez, no se contuvieron, Asami abrazaba con fuerza la cintura del castaño y Misaki se aferraba al cuello del mayor, se mordían, introducían sus lenguas y probaban sus bocas, cuando se detuvieron un hilillo de saliva los unía.

-Te amo,  -decía Asami limpiando con su pulgar el labio del castaño y después se lo llevó a su propia boca y pasó la lengua-  eres delicioso, ya te lo he dicho, me volví adicto a tu boca.

-Te amo,  -el castaño respiraba agitado, la acción del mayor lo ponía a mil, se acercó y pasó su lengua por los labios de Asami y le habló al oído muy bajito-  entonces somos dos adictos y yo, no me quiero rehabilitar  -sonrió de medio lado e inició otro beso-.

-Me provocas Misaki, eres sensual sin darte cuenta,  -su voz era ronca-  te sale natural y me pone.

-Te deseo Asami, desde la primera vez, con sólo verte, despertaste una parte de mi que desconocía, todo este tiempo te he deseado,  -Misaki estaba impresionado de si mismo, jamás creyó que sería capaz de hablar tan abiertamente-  quiero hacer el amor contigo.

Asami con todo el autocontrol que tenía, no se lanzó sobre el castaño, la petición de éste era algo que el mismo deseaba.

-Yo también te deseo Misaki, desde esa primera vez en el restaurante, no puedo dejar de pensarte, comencé a desearte, a soñarte y cuando te volví a encontrar en una cafetería, pensaba hablarte, pero por responder una llamada perdí la oportunidad, tú ya te habías ido del lugar y luego estuve fuera del país mucho tiempo, siempre añorándote, me prometí buscarte, por eso el día de tu fiesta,  -sonrió sutilmente-  cuando casi tuvimos sexo, me detuve, yo no quería que fuese así, te deseo, no te haces una idea de cuanto,  -comenzaba a respirar agitado, por contenerse-  yo quiero hacer el amor contigo, porque te amo.

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora