¡¡SORPRESA!! 1/2

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Asami y Misaki, subían en el ascensor para llegar al departamento, el mayor cogió por la cintura al castaño y hundió su rostro en el cuello y comenzó a besarle la zona, Misaki olvidó por un instante que arriba les esperaban, así que se dejó llevar, cuando Asami le mordió el lóbulo reaccionó.

-Ryūichi, espera  -trataba de quitarse al mayor de encima-.

-No quiero esperar,  -volvía a morder-  te necesito.

-Y yo,  -comenzaba a excitarse-  pero espera un poco.

-¿Por qué? No me digas que te has vuelto tímido,  -esta vez le masajeó la entrepierna-  tú también quieres, lo noto.

Para Misaki, la cosa se le estaba complicando, últimamente con poco que le haga el mayor, ya está como una moto y ahora tenía que mantener la calma, arriba estaban todos esperando, pero ahora sólo pensaba en que Asami de una vez por todas se enterrase en él, respiró profundo un par de veces, para controlarse y dijo lo único que se le ocurrió en ese momento.

-Pastela.

-¿Eh?  -el mayor le miró confundido-

-Digo  -respiraba rápido y alejaba al mayor-  que tu pastela ya llegó y si no la comes pronto, Feilong puede antojarse de probarla,  -se sintió hasta culpable de involucrar al chino-  lo digo por eso del embarazo.

Lo dicho surtió efecto, Asami no volvió a acercársele, sólo miraba insistente las puertas del ascensor.

-Que ni se le ocurra comerse la pastela,  -repicaba los dedos en la pared-  esa pastela es mío.

Misaki aguantaba la risa, las reacciones de Asami eran desconocidas para él, ya estaban por llegar, respiró un par de veces para calmarse y le tomó la mano al mayor, el ding anunció que estaban ya en casa, salieron y todo estaba apagado.

-No hay nadie,  -suspiró Asami-  eso quiere decir que Feilong no ha tocado mi pastela.

-¡¡SORPRESA!!

Gritaron los presentes, alguien encendió las luces y en la sala estaban; Feilong, que lo miraba con cara de "eres un cretino", Mikhail a punto de reírse, Haruhiko y Shinnosuke, no entendían nada y Kirishima acomodó sus gafas resignado, se venía una discusión del trío de amigos, Asami no salía de su asombro, miró a su castaño, estaba parado a su lado y le dedicaba una hermosa sonrisa.

-¿Fue tu idea?  -le abraza y daba un corto beso-.

-No, de hecho fue idea de tus amigos  -le besó de vuelta-  ¡Felicidades cariño!

-Gracias supongo  -se dirigió a sus amigos y luego a los demás-  y gracias a todos por venir.

-Que sepas que  -el chino se masajeaba el estómago-  la pastela, estaba deliciosa.

-¿Te has atrevido a comértela?  -gruñó Asami-  esa pastela era mía, no tenías derecho a tocarla.

-Se me antojó,  -el chino le molesta-  olía deliciosa y no me contuve.

Haruhiko miraba la escena asombrado, ese par se peleaba por comida, miró a Shinnosuke que reía divertido.

-¿Tú sabes qué pasa con ese pastela?

-Últimamente Asami-san ha estado enfermo y le ha dado por comer platillos dulces y tal parece que ese pastela debe ser eso, algún dulce.

-Pero se ve enfadado.

-Creo que le apetecía mucho, Misaki me dijo que es lo único que come.

-¿Asami, comiendo sólo dulces?  -le miraba sin creerle-  desde que le conozco, le rehúye a los dulces.

-No sé, el estrés o eso dice él.

Siguieron observando como los amigos discutían, Misaki que estaba ahí en medio, no hacía nada, parecía que estaba acostumbrado a esas escenas, pero aun así a Haruhiko le parecía raro que alguien se disgustase porque le hayan comido un dulce.

Mikhail decidió intervenir, trajo un pastel con las velas encendidas y comenzó a entonar el "Cumpleaños Feliz" a medida que llegaba donde Asami ya todos cantaban, se puso frente al ojimiel...

... que lo cumplas feliz!! -acababan de cantar-.

-Pide un deseo  -el ruso le acercaba el pastel-  y apaga las velas.

-Deseo mi pastela  -apagó las velas-.

La frase o más bien el deseo de Asami, sacó carcajadas en los presentes, el chino se apiadó de su amigo y se fue a la cocina y regresó con un plato.

-Ten,  -le extendió el plato-  deseo concedido, idiota  -la costumbre-.

-Ojalá y todo fuese así de fácil,  -agarraba el plato-   pedir un deseo y ya... -pensando en el verdadero deseo que pidió-  pero ahora quiero pastel.

Otra vez todos rieron, fue el castaño el que intervino.

-¿Primero cenamos, no crees?  -le señala el comedor, que estaba preparado-.

-Tienes razón,  -miró a los presentes-  pasemos al comedor.

Todos siguieron a Asami al comedor, ocuparon sus lugares y para nadie pasó desapercibido el rostro desencajado del ojimiel, cuando estuvo sentado y frente a él toda la comida, el castaño se levantó y rápidamente la retiró y la reemplazo por el plato de pastela, uno de los guardaespaldas, hacía de mesero y les traía unas copas de champán, Asami se quedó viendo a Feilong.

-Tú, no puedes  -le señaló la copa que tenía en la mano-  beber alcohol.

-No lo hago.

-... -Asami se le queda mirando con una ceja alzada-  ¿en serio?

-Esto,  -señalaba su copa-  es refresco con burbujas.

-Ya dejen su conversación para luego,  -intervino el ruso-  hagamos un brindis por el homenajeado,  -alzó su copa-  amigo, felicidades por otro año, pero que sepas que coleccionar años, sólo es importante si eres un vino.

Todos rieron por el comentario del ruso.

-Asami soy tu amigo  -Feilong también molestó-  y seré sincero, cada año te veo más viejo y comienzas a preocuparme.

Otra vez, todos rieron.

-¡¡SALUD!! -grito Misaki, ya vio la cara de su novio al ver como sus amigos se burlan de él-.

-¡¡Salud!!  -los demás contestaron-.

Asami una vez más no pudo beber alcohol, pensaba que era sólo el whisky, pero ahora con el champán igual, sólo acercárselo y olerlo, le produjo náuseas, Misaki otra vez, rápidamente se lo quitó y se lo entregó al guardaespaldas y le pidió que le trajese un té.

-Gracias cariño,  -le besa la mejilla-  pero quisiese probar refresco con burbujas, se parece más al champán, me parece increíble que no pueda ni siquiera brindar en mi propio cumpleaños.

-No te preocupes por eso,  -dejaba su copa a un lado y cambió el pedido al guardaespaldas, por dos copas con refresco-  yo te acompañaré y brindaré contigo, con refresco.

-Te he dicho que te amo,  -Asami volvía a besarle la mejilla-  gracias, gracias por todo.

-Ryūichi,  -ya tenía los ojos vidriosos-  yo también te amo.

Todos veían la escena, Haruhiko un tanto incómodo, ese par se demuestra su amor y se olvidaron de los demás, el resto ya estaba acostumbrado a ver esas escapadas de la realidad que tenía la pareja, el chino cómo siempre fastidiando, les cortó el momento.

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora