TE QUIERO A TI

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-Yo también te extrañé -respondió entre un suspiro-.

Asami estaba fascinado por la actitud natural de Misaki a la hora de expresarse; no porque hablase, sino por sus reacciones, como sentirlo estremecer por su cercanía, sus ojos que brillan sinceros o el simple suspiro que se le escapó entre palabras, él mismo siempre se ha caracterizado por ser frío en sus relaciones, no sentía nada más que necesidad de satisfacer su cuerpo, su ego... en cambio ahora le nace solo, quiere que su castaño sepa todo lo que le provoca, lo abraza igualmente y levanta para besarle, un beso calmado, que transmite sus propios sentimientos; te extrañé, te necesito, te amo, abrió los ojos durante el beso al notar sus pensamientos, le mira y lo nota tranquilo, relajado y sobre todo está feliz, paró y habló nuevamente.

-¿Estás listo? -lo puso en el suelo, Misaki aún no abría los ojos y lo cogió de la mano- ¿nos vamos?

El castaño estaba volando y no lo decía porque fue levantado por Asami, sino que ese beso lo llevó al cielo, uno lleno de sentimientos, se sentía feliz, su corazón está pleno, cuando el mayor acabó el beso y lo puso en el suelo, para preguntar si ya se podían ir, no podía hablar... mantuvo los ojos cerrados, respiró profundo y luego respondió.

-Sí, estoy listo  -abrió los ojos y sostuvo la mano de Asami- ¡vamos!

Como lo hizo la noche anterior; Asami, de la mano lo llevó hasta la camioneta, le abrió la puerta y ayudó a subir y él se montó en el asiento del conductor, la encendió y partieron.

Misaki iba curioso, aún no le ha dicho donde van, iban camino al distrito de Shinjuku, curioso preguntó.

-¿Dónde vamos?

-Ya te dije que es una sorpresa,  -respondía divertido por la curiosidad de Misaki-  pero te va a encantar.

Misaki no volvió a preguntar, cuando pasaron del distrito de Shinjuku y se adentraron al de Bunkyo, más curiosidad tenía, por la hora creyó era un restaurante, miraba por la ventanilla cuando notó que ingresaban al área de...

-¿Son los Jardines de Koishikawa Koraku-en?  -levanto un poco la voz sorprendido-  pero a esta hora está cerrado.

-Lo sé, pero he pedido unos favores y podemos dar un paseo y luego cenar - Asami reía por la reacción del castaño-  ¿no te gusta el lugar?

-Me encanta, a pesar de estar aquí en la ciudad, nunca he venido,  -se mordía el labio, avergonzado-  sólo lo he visto en los reportajes de la televisión.

Asami tampoco lo ha visitado y que su primera vez sea con Misaki, le parece perfecto. Aparcó la camioneta y ayudó al castaño a bajar, lo cogió de la mano y se adentraron al lugar, comenzaron su excursión caminando por unos senderos llenos de vegetación, vieron un precioso cerezo del tipo Shidare-zakura, de aproximadamente 60 años, que aún estaba florecido, era simplemente hermoso, pasaron por las ruinas del antiguo salón Saigyo-do, destruido durante los ataques aéreos de la aviación estadounidense de la Segunda Guerra Mundial, anduvieron por caminos de piedras, vieron arrozales, cruzaron riachuelos que convergían en un gran estanque principal, jardines interiores, muchos, pero muchos arces y algunos pinos, todo estaba verde por la primavera, Misaki estaba maravillado, todo era precioso, estar en medio de tanta vegetación y tranquilidad, en plena ciudad, le encantó... Asami no le quitaba la vista de encima al castaño, él, iba maravillado con lo hermoso que brillaban sus ojos ante lo que veía, siguieron caminando hasta llegar al puente de piedra Engetsu-kyo o puente «de la luna llena», porque su reflejo en las aguas del riachuelo parece una luna llena, allí se detuvieron para observar el agua.

-¿Te ha gustado el lugar? -sabiendo la respuesta, Asami preguntó-.

El castaño se giró para observar a Asami.

-Me ha encantado, ver toda esta belleza,  -cerró los ojos y señaló su alrededor con los brazos-  no tiene precio.

-¡Te dije que te iba a encantar! -Asami no se resistió y lo tomó de la cintura-  pero a mi me encanta más, porque tú estás aquí conmigo.

-Asami  -dijo agitado, su corazón latía desbocado, que su pecho se movía, este hombre frente a él le va a provocar un infarto, no se resiste más y de puntillas con sus brazos en el cuello del mayor, inició un beso-  ¿Qué hiciste conmigo?  -hablaba entre el beso-  sacas una parte de mi que desconocía.

-¿Me lo preguntas a mi?  si yo estoy igual o peor que tú,  -Asami le mordió el labio y adentró su lengua-  Misaki me tienes en tus manos... -hablaba roncamente cuando acabaron el beso por falta de aire-  ahora más vale que nos detengamos, todavía nos falta ir a cenar.

-S... sí,  -el castaño ya colapsaba- vamos.

Siguieron su andar hasta una pequeña construcción, que asemejaba una casa de campo típica del período Edo, por dentro era sencilla, se notaba que era un lugar de descanso para los viandantes, pero ahora estaba iluminada con velas, una de las mesas tenía un mantel blanco con arreglos florales en medio, Asami lo instó a sentarse y comenzó a servirle un poco de todo lo que había sobre la mesa... Misaki no estaba acostumbrado a ser atendido, él siempre sirve a los demás, pero ahí esta ese gran hombre, atendiendo y tratándole gentilmente, después se sentó frente a él y comenzó a disponer de alimentos para sí mismo.

-¿No te gusta? O tal vez, preferirías otra cosa -preguntó Asami, porque el castaño casi no comía-.

-¡NO! no es eso, sólo que... anoche tu y yo... y hoy... yo... yo no,  -intentaba hablar, estaba nervioso, no lograba aclararse, inevitablemente se sonrojó, bajó su cabeza, apretó sus puños bajo el mantel y exhaló el aire contenido-  lo siento.

-¿Qué sientes? -Asami estaba asustado, cree que Misaki está arrepentido- ¿no querías verme y por educación no te negaste? -se siente un iluso-.

Misaki oye a Asami y nota su tono desganado; cómo puede pensar que no quería verle, si desde la primera vez que lo vio, ansía tratarlo, sólo que esto es nuevo para él y no sabe como actuar... bebió un poco de agua y lo más sincera y claramente, tratará de explicarse.

-Sí quería verte, sólo que esto es nuevo para mí,  -apretaba más sus puños-  como te lo dije anoche, desde la primera vez que te vi, no logro olvidarte y que te hubieses aparecido, aún me parece irreal,  -bebió más agua y jugaba con la servilleta-  no sé cómo actuar... mírate y mírame.

Asami estaba feliz, Misaki sólo está nervioso, bueno él está igual, sólo que lo esconde mejor, pero lo último dicho por el castaño lo desconcertó.

-¿Qué me mire y te mire? ¿Qué tengo que ver?

-Pues se ve de lejos que eres alguien importante, además de guapo, puedes tener a quien quisieses... y yo sólo soy alguien sencillo ¿Qué te puedo ofrecer?

-Todo lo que necesito... a ti,  -se levantó y se arrodilló al lado de Misaki, tomó sus manos entre las suyas y las beso-  es cierto, soy alguien "importante", pero eso es irrelevante, me atrapaste sólo con tu mirada, desde esa noche, yo tampoco puedo olvidarte, anoche cuando nos topamos y me besaste, corroboré lo que siento, te quiero a ti... ¿eres sencillo? sí, pero también cálido, auténtico, natural y sobre todo hermoso.

-¡Perdón! Y ¡Gracias! -dijo bajito y apenado-.

-¿Por qué?

-Por lo... -Misaki estaba más que rojo-  por lo de anoche, yo nunca había sido tan atrevido, estuvimos a punto de... -respiraba agitado-  de tener relaciones sexuales, si no te hubieses detenido, pudo haber tenido consecuencias.

-¿Consecuencias? -sabía de qué hablaba-.

-Sí, soy un doncel, me enteré hace poco y aún no me acostumbro a mi condición.

-¡Eres perfecto! todo lo que dije de ti antes, se quedó corto.

-¿Perfecto? No te entiendo, no te parece raro.

-Sí, puedes engendrar vida, eso te hace perfecto y no, no me parece raro ¿a ti te molesta ser doncel?

-No, cuando me enteré,  -sus ojos brillan ilusionados-  el deseo de formar una familia se hizo más profundo.

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora