... puedo con tu pum-pum.
-Ryūichi, vamos al cuarto, -le afloja el nudo de la corbata- esta noche quiero que seas un animal -le muerde el cuello con fiereza-.
-... -siseó por la sensación y le aprieta las nalgas al castaño- mañana no quiero quejas.
-No las habrá, -lamió la marca que dejó- lo prometo.
Asami le besó con rudeza, introducía su lengua en la boca del castaño y hurgaba cada rincón, Misaki no se quedaba atrás, respondía casi con la misma rudeza, el mayor avanzó por el pasillo hasta su habitación, sin soltar ni dejar de besar al castaño, quien desabotonaba con desesperación el chaleco y la camisa de Asami, cuando hubo acabado los deslizó por los musculosos brazos y a su paso iba arrastrando las uñas, el ojimiel empotró a Misaki en una de las paredes y se deshizo de sus prendas que estaban a medias en sus antebrazos, una vez libre no tuvo problemas para abrir la camisa al castaño y atacarle los pezones, apenas dio una leve mordida y Misaki dio un brinco.
-Cariño, -la voz del castaño era quejumbrosa- por qué no pruebas a sólo chupar y no morder.
-Se te siente -lamía un pezón- más caliente en esta zona.
-Lo sé, -aguantaba el malestar- tal vez, mis pezones te extrañan, han pasado semanas que no los atendías.
-Eso lo arreglo -lamía el otro y succionaba un poco- ahora mismo y trataré de no volver a desatenderlos por tantos días.
-¡Ahhh! Ryūichi, no pares.
-Ya, no te duele.
-No, sigue doliendo, pero mi cuerpo te necesita, yo te necesito.
Asami continuó haciendo lo que él castaño le pidió, lo cogió de los muslos y se acercó a la cama, dejó su faena para subir hasta la boca del menor y le besó al tiempo que lo ponía de pie, Misaki sin perder tiempo, le abrió el cinturón, desabotonó el pantalón y bajó la cremallera, metió su mano y por encima de la tela del bóxer, masajeó la prominente erección que se marcaba perfectamente, se arrodilló y comenzó a bajar el pantalón y el bóxer, le cogió el miembro con ambas manos y lo apretó antes de masajearlo.
-Hoy te pedí -daba una lamida a los testículos, sin dejar de masajear el duro falo- que me alimentases.
-¡Ahhh! -gimió ronco y le cogió los cabellos al castaño- y lo hice.
-No lo hiciste bien, -hace un puchero- el gatito, quería tomar leche.
-Ahora mismo -se cogió el miembro de la base y tentó la boca del castaño con la punta- le doy su leche al gatito, -se adentró de golpe en la boca de Misaki- no quiero que sufra de hambre.
-... -el castaño, sólo afirmaba con la cabeza-.
El ojimiel, le jodió la boca sin piedad, sin soltarle los cabellos, salía y entraba profundo, el castaño no puso resistencia, en respuesta se sujetó de esas duras nalgas y de vez en cuando las arañaba, no se despegó del miembro de Asami, succionaba con fuerza, después de unos minutos, la saliva le escurría por la comisura de sus labios, pero él seguía amamantándose, con una de sus manos, acarició los testículos del mayor, parecía que estaba tocando algo frágil y sólo rozaba con la yema de los dedos, sintió como se pusieron duros y los apretó con fuerza.
-¡Argh! -gritó Asami- gatito, aquí va tu leche -se vació en la boca del castaño-.
Misaki siguió succionando, hasta que no salía nada, dejó libre el miembro del mayor y ante la atenta mirada de Asami, tragó todo y lo poco que escurrió, lo limpió con sus dedos y luego los llevó a su boca.
-¡Mmm! -hacía ruido al sacar los dedos de su boca- delicioso.
-... -Asami levantaba al castaño y le tomaba del mentón- ¿lo hice bien esta vez? Digo, ¿te alimenté de forma correcta, gatito?
-Sí, el gatito ya tomó su leche, pero -bajó sus manos por la espalda de Asami, hasta las nalgas y las apretó- aún estoy lejos, de estar satisfecho.
-Ya somos dos, -Asami tomó del culo al castaño y lo elevó a su altura- dos malditas semanas, que no pude hacerte mío, dudo que con esta noche quede satisfecho.
-No perdamos el tiempo hablando, -le besó y mordió el labio inferior del mayor- ya te dije que quiero que sueltes a la pantera.
Asami lo llevó hasta la cama, le y se quitó lo que quedaba de ropa, bajó por el pecho del castaño con besos, lamidas y mordidas, cuando llegó al vientre plano, lo acarició un rato con la yema de los dedos, pensando en su verdadero deseo de cumpleaños, la contracción que le produjo al menor, lo sacó de sus cavilaciones, dio un beso en la zona y bajó hasta la pelvis y fue al miembro de su novio, ahora era él, el que quería ser alimentado, comenzó con largas lamidas que iban desde el muslo interior, subían por la ingle, seguían por los testículos y llegaban hasta el glande, que repasaba en círculos con su lengua, repitió la acción con el otro lado, pero al llegar al glande, se metió todo el miembro a la boca e inició a mover la cabeza con velocidad, cuando sentía que Misaki se correría, presionaba su lengua en la uretra, hasta que notaba que las ansias del menor bajaban y reiniciaba la felación, en medio de esta, metió dos dedos en la entrada del castaño y los movió en círculos, el grito y por cómo su novio levantó las caderas, le confirmaba que había dado con el punto dulce de su pareja, no detuvo los movimientos de su cabeza, ni de sus dedos, siguió hasta que en medio de gritos y jadeos de placer, Misaki se vino y él con desesperación le succionaba hasta sacar la última gota.
Misaki aún en medio de los espasmos provocados por el reciente orgasmo, se sentó en la cama, se sentía extraño, tenía entre las piernas a Asami, que sonreía satisfecho de su hazaña y eso lo ponía muy excitado, le rodeó el cuello con los brazos y llevó sus manos a sus cabellos y jaló de ellos para acercarlo a él.
-No sé qué es, pero me siento extraño, -vio como el rostro de Asami reflejaba preocupación- no te asustes, no me duele nada, al contrario, -le besó con ansias- no quiero que pares, verte me pone a mil, estoy caliente Ryūichi, muy caliente.
-Me di cuenta, porque estás tan mojado que mojaste la cama -le besa de vuelta y lo recuesta en la cama- y no voy a detenerme, yo también estoy muy caliente.
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Y... Por qué no?
FanfictionDicen que cuando nos enamoramos de una persona a primera vista, es porque esa persona fue nuestro amor en otra vida. Eso les pasa a Misaki y Asami... sólo les bastó cruzar miradas para reconocerse, soñarse, desearse, pero sobre todo AMARSE. Mi prime...