1 MES

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La residencia Asami Takahashi, estaba lejos de ser ese lugar tranquilo, con apenas habitantes, que hasta hace casi 3 semanas fue, tal como Misaki les había pedido, Feilong, Mikhail y el pequeño Wang, se alojaban en casa, por lo que el ambiente en el lujoso departamento era de todo menos silencioso...

Con el nacimiento de Sayumi, Asami se tomó unas vacaciones y permaneció al lado del castaño y su princesa, se tomó muy enserio lo de alejarse de todo, el móvil que antes sólo lo utilizaba por trabajo, ahora se había convertido en un apéndice más, que portaba todo el día, hacía fotos y videos de su hija en todo momento, cualquier movimiento que hiciese la pequeña, lo inmortalizaba, en esas pocas semanas, ya había llenado la tarjeta de memoria y mandado a pedir que le trajesen otras más, porque no tenía intenciones de parar.

Misaki está feliz, Sayumi se adaptó de inmediato al entorno a veces ruidoso que le rodeaba, tal como había dicho Aoki-sensei, sus pechos producían mucha leche, al extremo del dolor, que no se alivia luego de alimentar a su pequeña, recurriendo a la extracción y conservación de la misma, optó por congelarla, ya que tenía reservas de leche, que a corto plazo, su hija, no consumiría.

A los días de llegar a casa, estaba amamantando a Sayumi, acompañado de Feilong y el pequeño Wang, como siempre la pequeña engullía desesperaba, haciendo ruiditos y con la leche escurriendo, causando la risa del chino y la curiosidad del primogénito de éste, que con ruidos y movimientos, pedía que le acercasen al castaño, se quedó viendo la escena, un tanto confundido, en su pequeña cabecita no entendía que hacía la bebé, pero tenía claro que era algo bueno, los mayores sólo rieron... cuando Misaki terminó, iba a limpiar la boca de Sayumi, pero Wang se removió en los brazos de su madre y se abalanzó sobre la pequeña, estirando su manita hasta la boca de la bebé, embadurnándose las propias con leche materna, las cuales llevó a su boca y se las chupaba con avidez, al acabar quiso hacer lo mismo de antes, pero el castaño ya había limpiado a Sayumi y ahora la mantenía sobre su hombro, dando golpecitos para sacarle los gases, Wang, desilusionado, sólo hizo lo que sabía para demostrar su descontento, llorar...

-¿Qué pasa mi príncipe?  -Fei intenta limpiarle la mano ensalivada, pero Wang se niega-  vamos deja que te ponga guapo.

Wang se retuerce y vuelve a chuparse la mano, sólo para volver a llorar, pero con más ganas.

El castaño, que seguía con Sayumi recostada en su hombro, se acercó al pequeño, que guardó silencio al verlo...

-¿Estás de mal humor Wang?  Dime quién fue y yo lo pongo en su sitio  -Misaki le hablaba con cariño-.

El pequeño le observaba con sus acuosos ojos, estiró su mano, enseñándosela a Misaki.

-Cariño, el tío ahora no puede cargarte,  -retiene la mano que Wang insiste en enseñar al castaño, creyendo que su hijo desea ser cargado por éste-  venga, vamos a buscar a tu papá  -Fei prefiere salir de la habitación ya que el pequeño, está empezando a llorar otra vez y su llanto puede despertar a Sayumi-.

-Espera, -Misaki acomoda a Sayumi en la cuna-  deja que lo cargue un rato.

Se acercó al chino y tomó a Wang, volvió a su mecedora, ya que aún está un poco dolorido de las caderas y se lo acomodó en brazos, el pequeño que ya no lloraba, se adaptó a la posición, pero el aroma similar al de sus manos, le hizo restregar su rostro en el pecho del castaño, los mayores se miraron sorprendidos, ya que Wang no fue amamantado, Fei al parir prematuramente y con todo el estrés de la hospitalización, no produjo leche, por lo que su hijo, siempre fue alimentado con leche de fórmula, pero ahora, instintivamente, el pequeño buscaba alimentarse.

-¿Crees que le haga daño?  -preguntó el castaño, mientras se desabotonaba la camisa-.

-¿Eh?  -Fei, estaba aturdido con la escena de su hijo, que apenas oyó la pregunta del castaño-  ¿Qué haces?

Y... Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora