Pensé que no me ganaba nada preocupándome por eso o pensándolo demasiado. Era ina locura, no tenía sentido, debía aceptarlo.
Me recargué en su pecho. Qué cálido. No me importó que las personas nos vieran como si estuviéramos locos.
Miré hacía arriba. Él era increíblemente hermoso. Y terriblemente insoportable. Entrometido, caprichoso, irresponsable, egoísta. Bondadoso, inteligente, gracioso, agradable. ¿Cómo podía ser tantas cosas a la vez?Y olía bien. Muy bien. De alguna extraña forma me sentía cómodo. Como si después de eso ya no pudiera pasar otra cosa. Como si ya no hubiera un mañana. Como si nada pudiera herirme. Me sentía feliz. ¿Alguna vez me había sentido así?
— ¿Porqué estás tan callado? ¿Estás muerto?— dijo de la nada.
— No, todavía...
— Menos mal, pensé que podría ir a prisión. Soy demasiado joven y sexy como para estar en una celda.
— Nadie va a demandarte.
— Más te vale.Qué engreído. Pero no me molestaba. No era como esos chicos que me gustaban en la secundaria. Eran hermosos y atrayentes pero solían ser malos, tontos y superficiales. No Evan. Él era diferente.
Debía agradecer que me gustaba porque de otra forma... entonces descubrí lo que pasaba, ¿Había pensado que él me gustaba?
¡Oh por dios! ¡No, no podía ser así! Eso no podía ser cierto.Me quedé completamente pasmado. ¿Sería posible? ¿Me gustaba Evan? ¿Y ahora qué debía hacer? Mi mente era todo un caos.
— Llegamos a casa— dijo él.
— ¿Tan rápido?
— Sí, corriendo nos hicimos diez minutos. Soy muy veloz. Dame la llave para poder abrir— dijo, se la di y luego entró conmigo a cuestas—. Tu casa es bonita. Enorme. Todo un palacio. ¿De qué trabaja tu padre?
— Sólo es una casa.
— Mi casita es una hormiga comparada con ésto.Me sentó en el sofá y se puso a mirar la sala. Yo me sentía incómodo. ¿Qué debía hacer? Estaba solo con él. Además aparentemente me gustaba, de forma rara y poco convencional. Evan no me miraba así, era casi seguro. ¿Cómo podría amarme? Le dije que no quería ser su amigo. Estaba ayudándome pero porque era una persona fabulosa. Él ayudaría a todo aquel que tenía problemas... y yo sólo era la buena obra del día. Me desanimó mucho llegar a esa conclusión.
— Gracias— dije, quería que se fuera lo antes posible—. Puedes irte si quieres.
— ¿Está bien que te deje solo?
— Estaré bien. Mis padres llegarán pronto.
— Podría quedarme a hacerte compañía— sonrió.
— No es necesario.
— Podríamos hacer algo divertido—dijo, lo miré aterrado.
— Tengo preprogramado el número de la policía, creo que ya te lo dije.
— ¿Porqué siempre piensas lo peor de mí? Si quisiera hacerte algo ya lo habría hecho. Es decir, ya te llevé a mi casa. Y ahora no puedes huir aunque quisieras. Apuesto a que eres muy débil. Así que no habría ningún problema para mí si quisiera atraparte— dijo.
— No harías algo así.
— ¿Porqué no?
— Porque eres una buena persona— me costó decir eso, me sentí tonto ya que lo había tratado mal la última vez.
— Pero no quisiste ser mi amigo— se sentó junto a mí—. No lo entiendo. Ya te demostré que no me importa lo que mis amigos y la gente piense. No te ayudo por eso pero me gustaría que pensaras un poco en ser mi amigo.Nos quedamos viendo. Desvié la mirada al suelo. Me lamenté por no poder escapar.
— Lo entiendo— dijo, se levantó y se dirigió a la puerta.
Se iba. Tal vez no volvería a hablarme. Eso estaba bien. Todo podría volver a ser cómo antes. Ya no me volvería a preocupar por él nunca más.
No escucharía sus chistes bobos, no vería su sonrisa ni olería su perfume. Ni volvería a sentir sus brazos alrededor de mí. ¿Estaba bien eso? ¿Entonces porqué sentía que algo me quemaba por dentro? ¿Porqué quería llorar? ¿Por qué mi pecho me dolía más que mi tobillo?Él puso sus manos en el pomo de la puerta. Miré su espalda. No lo pensé, me levanté de golpe.
— ¡Espera!— dije antes de que mi tobillo me hiciera caer.
Él se giró y corrió a mi lado. Traté de ver su cara. Aunque fuera una última vez.
—¿Pero qué estás haciendo?— dijo él mientras me ayudaba a levantarme.
— No... no te vayas...— dije, sentí cómo mis lágrimas comenzaban a nublar mi vista.
— ¿Cómo se te ocurre levantarte así? ¿Estás loco?
— Yo... quiero ser honesto con todo el mundo... no quiero mentir. Quiero que todos sepan cómo soy. Pero yo...— unas lágrimas cayeron por mi cara. Él me miraba consternado.
— No, no llores... ¿Te duele?— tocó mi pie. Negué con la cabeza.
— ... pero hay alguien a quien le he mentido. A mí mismo. Por que yo...— lo miré a los ojos—...yo no quiero que te vayas. Quiero que te quedes. Quiero que seas mi amigo— mi cara se quemaba, me sorprendía que se entendiera lo que decía ya que básicamente estaba llorando—, quiero que las personas no se burlen de ti pero quiero estar contigo y... quiero que...quiero que...Bastó ver su cara para saber que las tonterías que estaba diciendo no tenían sentido. Quiero que me quieras, pensé. Sólo eso.
— No importa— dije, me limpié la cara con la manga de mi suéter.
— Jimi— dijo, tomó mi mano, lo miré—, yo también quiero quedarme contigo.Entonces se acercó lentamente a mí, acortó más el espacio entre nosotros y me besó. Cerré los ojos. No me moví, sólo sentí sus labios sobre los míos mientras mi corazón latía rápidamente. Volví a llorar. Aún me dolía y no sabía por qué. Pero quería que se quedara conmigo. Esa era la realidad. Él me gustaba. Y estaba bien, no sabía cómo pero las cosas se sentían mejor cuando él estaba cerca.
Sentí sus manos en mi cintura. Y traté de abrazarlo torpe, con miedo y mucha inquietud que después se volvió felicidad. Todo cambió de repente. Yo, él, la escuela, todo. Era diferente y por sólo un simple gesto. Por sólo un beso todo cambió y era mejor.
![](https://img.wattpad.com/cover/73002937-288-k987318.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Rumores De Pasillo
Любовные романыJimi se declaró abiertamente gay en la escuela y empezaron a molestarlo por eso. Evan, un rubio popular que también lo molestaba, resultó sólo hacerlo porque los demás lo hacían... pero realmente guardaba un secreto: le agradaba Jimi. Mucho. Más de...