Rumores De Pasillo

98. El diario de Jimi

Perdí el certamen. Pero me sentía bien. Quizá porque lo ganó Zac. Él merecía ganar.

— Deberíamos hacer una fiesta de universitarios— dijo Evan.
— ¿De universitarios?— dije.
— Sí, ya sabes, como lo harían los universitarios, con alcohol, toda la escuela invitada y sujetos jugando cosas absurdas.
— Creo que deberíamos dejar eso para la universidad— dijo Laura.
— Yo ya fui a la universidad y nunca asistí a alguna fiesta así— dijo Will, que llegaba a nosotros, aún estábamos en el set del programa.
— Seguramente no te invitaban— dijo Laura con malicia.
— Lo hacían— dijo Will molesto—, es sólo que no tenía tiempo para ir.
— ¿En qué ocupabas todo tu tiempo?— le dijo Evan.
— En estudiar. Para eso iba a la universidad. A estudiar— dijo él.
— Depende de tu concepto de estudiar— dijo Laura—. Yo aún no voy a la universidad pero casi puedo asegurar que estudio más de lo que tú lo hacías cuando tenías mi edad.
— Claro que no— dijo Will orgulloso—, yo estudiaba tanto que habían noches en las que no dormía nada.
— Yo estudio tanto— dijo Laura—, que lo hago mientras almuerzo.
— Yo estudiaba tanto que no comía nada— dijo Will.
— Pues yo hasta estudio mientras camino— dijo Laura.
— Yo estudiaba hasta en el baño— dijo Will.
— Yo estudio tanto que incluso no voy al baño— dijo Laura.
— Espera, eso no es bueno para tu organismo— le dijo Will.
— ¿De verdad están discutiendo por quién estudia más?— dijo Evan.
— No te metas en medio de la guerra— dijo Jason—, podrías salir herido.
— Claro que no— dijo Evan, confiado. Luego se dirigió a Laura y Will—. Por favor, dejen de discutir.
— ¡Cállate Evan!— le dijeron ambos—, ¡Tú nunca estudias nada!

Evan se llevó las manos al corazón.

— ¡Qué crueles son!— les dijo.
— Te dije que no te metieras— dijo Jason.
— Pero Evan— dije—, tú no estudias porque no tienes tiempo. Pero sé que si lo tuvieras lo harías.
— ¡Gracias Jimi!— dijo mientras me abrazaba—, ¡Eres un ángel!
— ¡Quita tus manos de ahí!— dijo Zac y papá, que llegaron a mí al mismo tiempo.
— Zac— dije—, muchas felicidades.
— Gracias— dijo él—. ¿Por qué Will y Laura pelean?
— Quieren saber quién estudia más— dijo Jason.
— ¿Por qué?— dijo él.
— Por que quieren mostrar quién es mejor, aunque no sé qué tenga que ver estudiar con ser la pareja de alguien— dijo Jason.
— ¿Pareja?— dije.
— Ignórenme— dijo Jason—, yo me entiendo solo.

El programa acababa. Y no pude pedir mi autógrafo. Por otra parte, me gustaba ver que todas las personas que quería estaban en el mismo lugar, juntas y felices. Jamás pensé ver tanta alegría reunida. Me sentí afortunado.

Decidimos irnos. Aunque debíamos ir después por nuestros premios. Realmente no me interesaban. Me conformaba con haber vivido la experiencia y poder estar con todos en ese lugar.
Regresé en el auto de mis padres junto a Evan. Jason y Laura irían en el auto de Will, aunque al parecer no iba a ser un viaje feliz para Jason porque Laura no dejaba de buscar con qué competir contra Will. Zac se fue con sus padres. Prometió verme después.

Ya en el auto mientras mis padres hablaban sobre el concurso, yo no dejaba de pensar en lo feliz que estaba Zac y en lo difícil que era verlo así. ¿Por qué? ¿Por qué no podría ser así siempre? ¿Algo le había pasado? ¿Estaba bien que yo no lo supiera?
Pensé que podría hacer cualquier cosa para que él fuera tan feliz como ese día. Incluso si tuviera que perder miles de veces.

— Algo me dice— dijo Evan, susurrando en mi oído para que mis padres no escucharan—, que estás torturando con algo a tu pobre cabecita.
— No es así— dije en voz baja—, sólo me preocupa una cosa...
— Deja descansar a tu cerebro. Ya pensó mucho por hoy. Y no creo que pensar sobre el certamen sirva de algo ahora.
— No estaba pensando sobre el concurso— dije.
— ¿Entonces?
— Pensaba sobre Zac— dije—. Él me preocupa.
— ¿Él? ¿Porqué? Hoy se veía muy feliz.
— Pero sólo hoy. Otros días no tanto.
— Pequeño Jimi— apretó mi mejilla—, no todos tenemos buenos días siempre. Puede que parezca que Zac no es feliz pero ha cambiado. Antes solía tener problemas con todos. Ahora ya casi no. Se ha vuelto mejor persona. Todo gracias a ti.
— ¿A mí? Yo no he hecho nada.
— Jimi— dijo, sonriente—, claro que sí. Todos hemos cambiado desde que te conocimos. Porque tú eres alguien que influye más de lo que piensas en las personas. Lo sé porque hoy en lugar de preocuparte por haber perdido estabas pensando en Zac. Tú eres así. Alguien genial.

Miré a Evan. Mi cara debía estar roja. Evan era sin duda lo mejor de todo. Mejor que un concurso.

— Tú siempre piensas bien de mí— dije.
— Siempre lo haré. No lo dudes.
— No lo hago— dije contento—, hoy te pusiste una bolsa de papel en la cabeza. No cualquiera hace eso.
— Soy muy romántico— dijo.
— Ya veo— sonreí.
— Sé que tú lo hubieras hecho por mí— dijo.
— Definitivamente— dije—. No hay cosa que yo no haría por ti.
— Parece que el sentimiento es mutuo— me sonrió.

Tomó mi mano. Me sentí mejor. Completo.

— Seguimos aquí— dijo una voz.

Miramos al frente. ¡Me olvidé de mis padres! ¿Cómo pudo pasar eso? ¿Escucharon todo eso?
Desde luego, en algún momento dejamos de susurrar y hablamos normalmente. ¡Qué pena!

— Zac tenía razón— dijo Evan—, hay veces en las que se nos olvidan los demás.
— ¿Olvidaron que estamos aquí?— preguntó mamá.
— Sí— dijo Evan—. Qué curioso.
— No fue intencional— dije.
— No pude evitar ponerle toda mi atención a su hijo— sonrió Evan—, lo hago sin pensar.
— Se nota— dijo mi papá, sin girar a vernos, seguía conduciendo.
— Es que es muy difícil no amar a Jimi— dijo con énfasis, yo sentía que mi cara ardía en llamas—, es imposible.
— ¿Qué?— dijo papá mientras frenaba asustado.

Casi golpea a otro auto. Se detuvo. Los demás conductores parecían molestos por que mi papá se detuviera en medio de la calle. Se acercó a la acera más cercana y estacionó el auto. Nos miró.

— ¿Acabas de decir “amar a Jimi”?— le dijo papá a Evan con incredulidad.
— Eso dije— dijo él, como si fuera lo más normal del mundo.
— ¿Por qué?— dijo mamá, muy asombrada.
— Porque amo a Jimi— dijo él, a mi papá casi le da un infarto, yo me quedé mudo por la impresión—. De hecho estamos saliendo. De nuevo.
— ¿De nuevo?— dijo mamá.
— Sí. Ya antes salíamos pero hubieron problemas. No se preocupen, ya todo se resolvió.

Mis padres me miraron. Yo miré a Evan, que estaba tranquilo y feliz. ¿Cómo no podía ver lo que estaba pasando?