Rumores De Pasillo

23. El diario de Jimi

Pasamos el resto de la noche estudiando hasta que fuimos a dormir. Eso era lindo, como una especie de pijamada. Jamás lo había hecho así que me pareció divertido. Dormimos en la sala de su casa en los sofás. Al día siguiente papá fue por mí muy temprano. Pasé ese fin de semana pensando en si debía hacer lo que Zac quería. Él me había enviado mensajes así que nos manteníamos comunicados. No quería creer que era mi amigo... pero al mismo tiempo deseaba hacer lo que él quería. Cuando llegué a la escuela, lo primero que hice fue encontrarme con él. Se veía perfecto con su cabello bien peinado y su uniforme impecable.

— Odio la escuela. Siempre está llena de agente odiosa— dijo.
— Pensé que tratarías de no hacer comentarios negativos— le dije.
— Eso quería pero me di cuenta que es inevitable, ¿Cuándo va a llegar tu novio?
— Eh... en el receso te lo presento. En el jardín del gran árbol.

Después fui a mi salón de clases. Ya ahí lo pensé un poco. No estaba seguro de eso. Pero le prometí que le presentaría a Evan. Lo que no pensé es que por alguna de esas razones completamente ajenas a mí, ellos pudieran no llevarse bien. Llegó el receso y fui al jardín donde usualmente me encontraba con Evan. Él llegó corriendo pronto. Le había dicho que lo esperaría ahí pero no le dije que llevaría a alguien más.

— ¡Jimi!— dijo, me alcanzó y me abrazó.
— Hola...— dije.
— ¿Usaste el gas pimienta?
— No.
— Bueno, ya lo harás la próxima vez.
— Hola— dijo Zac de la nada.

¿Cuándo llegó? Ambos se miraron. Y sentí como si un aire frío recorriera mi cuerpo.

— ¿Debería presentarlos?— dije nervioso.
— Ya lo conozco— contestaron al mismo tiempo. Fue tan raro que se quedaron mirándose.
— Es el chico raro— dijo Evan.

Zac pareció enojado. Pero después sonrió.

— Oye, querido Evan— dijo mientras pasaba su brazo sobre mi cuello—, estoy pensando en invitar a Jimi a salir. ¿Qué piensas de eso?
— Puedes hacerlo— dijo Evan feliz—, pero yo aplastaré tu cráneo como si se tratara de una lata de refresco— dijo y automáticamente se volvió más sombrío.
— Es una broma. Sólo quería saber si de verdad te importaba Jimi o sólo quieres rellenarle la cajuela— dijo Zac.
— ¡Ya te dije que no uses esa frase!— le dije a Zac. Él puso su mano en mi cabeza y revolvió mi cabello.
— ¡No toques, es mío! — dijo Evan.

Me apartó de Zac. Yo no podía estar más confundido.

— Ya lo sé, muñeca— le dijo Zac.
— ¿Me llamaste muñeca?— le dijo Evan furioso.

Después de cinco minutos donde siguieron insultándose, llegué a la conclusión de que fue una mala idea. Se dijeron de todo. Era extraño, pensé que se llevarían bien. Pero al parecer, no.

— Terminemos ésto de una vez— le dijo Zac—. Piensa en un número y dilo.
— 23— dijo sin pensar Evan.
— 24. Gané.
— ¡Eso es trampa!
— Tengo que irme— les dije—. Pero los veo al rato.
— ¿Cómo que los “veo al rato”?— dijo Evan—, ¡Sólo deberías verme a mí!
— Tiene que estudiar conmigo— dijo Zac, luego le dedicó una de esas sonrisas perversas que le salían muy bien—. Pero irá contigo luego de terminar conmigo.
— ¡Jimi, no me digas que me engañas con esté sujeto! ¡Soy mejor que él en todo sentido!
— De hecho— dije—, él es más alto que tú.

Todo quedó en silencio. Zac se veía muy feliz. Evan tenía una mueca extraña en la cara.

— Te prometo que creceré— dijo él alterado—. Pero por favor, ¡No me dejes por éste sujeto que no es tan simpático como yo!
— ¿Que yo qué? — dijo Zac.

No me la pensé más y me dirigí a mi salón de clases. Decidí dejarlos pelearse si eso era lo que querían. Estaba por llegar cuando mi teléfono me asustó porque comenzó a sonar. Contesté.

— Hola Jimi— dijo Will—. ¿Cómo va el estudio?
— Bastante bien. Aunque tengo algunas dudas en unas cuestiones.
— Puedes pasar a mi consultorio cuando puedas. Últimamente no hay muchas personas.
— ¿De verdad? ¡Eso sería maravilloso! ¿Puedo ir hoy?
— Por supuesto— dijo.
— ¿Puedo llevar a mi compañero de estudios?
— Claro. Ambos son bienvenidos.
— Entonces te veo en la tarde.
— Te espero aquí — dijo. Colgué.

La vida era bella. ¿Porqué todo me estaba saliendo bien? No podía evitar sonreír. Tenía un amigo, una amiga y un...un...un...novio... ¡Ah, tenía un novio! Cosa que no pensé que tendría hasta la universidad.
Me emocionaba saber lo que pasaría en el futuro.

Zac me alcanzó en la salida en la biblioteca.

— Iremos a ver a Will— le dije—, seguro que despejará todas mis dudas.
— De acuerdo...— dijo.