Me detuve. Y miré el lugar. ¿Por qué llegué a la casa de Will? Quizá inconscientemente fui ahí.
No lo pensé. Presioné el timbre. Esperé unos momentos. Miré hacia abajo. Estaba tan mojado que mi ropa escurría. Pero eso no me importaba.La puerta se abrió. Will me miró sorprendido. Yo lo observé sintiéndome muy miserable y con ganas de llorar. Pero decidí contenerme y bajar mi mirada.
— ¿Pero qué... ¿Sí sabes que estás completamente mojado?— dijo.
Me acerqué a él. Mis manos estaban tan frías que me costaba moverlas. Will traía puesto un abrigo. Comencé a desabotonarlo.
— ¿Qué... qué... qué estás haciendo?— dijo alterado.
Una vez desabotonado su abrigo, me metí entre él y Will. Lo abracé. Sentí el calor que enamaba de él en mi cuerpo.
— ¿Qué... qué... qué... qué pasa aquí?— dijo él conmocionado.
Su corazón latía muy rápido. Seguramente porque yo estaba muy frío.
— Es supervivencia básica— dije—. Cuando una persona está al borde de la hipotermia lo mejor es pasarle calor directamente del contacto con la piel. Es obvio.
— Cla... claro.
— Así que por eso quise quitarte el abrigo— dije—. De otra forma moriría.En realidad, pensé, sólo necesitaba un abrazo.
Me quedé ahí un rato y él no dijo nada. Sólo se quedó así, mientras yo lo abrazaba. Will estaba muy calientito. Yo estaba frío. En todo el sentido de la palabra.
— Zac— dijo él—, necesitas bañarte.
— No es cierto— dije.
— Sí, es verdad. Podrías resfriarte.
— Cierto, olvidaba que eres médico— dije.
— ¿Llamo a tu padre para que venga por ti?
— ¡No, claro que no!— dije rápidamente.Me alejé de él. Lo que menos quería era ver a papá. No, eso no.
— ¿Por qué no?— dijo él.
— Ya tengo que irme— dije, me dirigí a la puerta.
— ¿Ahora? ¿Con esta lluvia?
— Tengo que hacer algo importante...
— ¿Quieres que te lleve?
— No.
— Pero está lloviendo.
— Lo sé. Puedo verlo.
— ¿También puedes ver lo ilógica que es esta conversación?
— Tengo que irme...Tomé el pomo de la puerta. Él se apresuró a detenerme tomando mi mano.
— Estás equivocado si piensas que voy a dejar que te vayas— dijo muy serio.
— Pero tengo que irme.
— ¿A dónde?No pude responder. Sólo pensaba en seguir corriendo pero no tenía un lugar al que quisiera llegar. Sólo deseaba no pensar en nada. Porque cada vez me sentía peor.
— No tienes un lugar— dijo él—. Sólo quieres evadirme. ¿Crees que puedes venir a desnudarme, enfriarme, preocuparme y luego irte así, como si nada? ¡Pues no!
— ¿Podemos...— dije—... no hablar de nada ahora?
— Sólo si te quedas hasta que pase la lluvia. Y si tomas un baño.Le dije que sí movimiento la cabeza. Después pasaron más cosas a las que no les puse atención porque me perdí en mis pensamientos. Cuando menos me di cuenta, ya estaba en la ducha. Quizá hice todo en automático. El agua caliente caía por mi espalda y todo era tan silencioso... tanto que me hacía pensar. Y no quería tener que pensar en nada más. Ya era suficiente. Necesitaba salir de ahí.
Salí. Will me prestó ropa de Alex. Me quedaba chica porque él era pequeño. Pero no dije nada. Fui al sofá y miré por la ventana. Era de noche.
La casa de Will era enorme. Se sentía vacía. Solitaria. Pero si él estaba ahí no se sentía así. Como si su sola presencia pudiera llenar de vida un lugar tan grande. Se acercó a mí.— ¿Estás bien?— preguntó.
— Estoy seco— dije—. Con eso es suficiente.
— Me refiero a lo que le pasa a tu cabecita que parece estar llena de cosas que te preocupan.
— También está llena de conocimientos— dije—. Soy campeón nacional.
— Lo sé. Pero también está repleta de problemas. Mientras estabas en el baño tu teléfono no ha dejado de recibir llamadas.
— Está en modo silencioso— dije—. Así que no son un problema.
— ¿En verdad no quieres responder? ¿Ni siquiera a Jimi o a Laura?
— No.
— De acuedo. ¿Quieres que hablemos? Tal vez yo podría ayudarte en algo.
— No— dije.
— ¿Quieres hablar con alguien más? Podría llamar a quién tú quieras.
— No.
— ¿Quieres comer algo?
— No.
— ¿Quieres hacer alguna cosa? No creo que sea bueno que sólo sigas ahí sentado sin hacer nada.
— No.
— ¿Al menos quieres que encienda la televisión? Se siente todo muy solitario por tanto silencio.
— No.
— ¿Quieres que me vaya? Puedo hacerlo si quieres estar solo.
— No.
— ¿Entonces qué quieres hacer?Lo miré. Sentía un nudo en la garganta.
— Sólo quédate aquí y no hables— dije.
— De acuerdo— dijo—, ¿Alguna otra cosa?
— ¿Puedes lanzar mi teléfono por la ventana?
— El pobre teléfono no te ha hecho nada— dijo.
— Tú no sabes eso. No conoces al teléfono. Es más malo de lo que aparenta.
— Se ve bastante inocente— dijo él.
— No lo es. Está lleno de secretos. Parece ser mío pero quizá me engaña con otra persona.
— Pero no lo sabes realmente.
— Lo sospecho. Sobre todo éste modelo, es la mujerzuela del mundo de los teléfonos. Sólo míralo, es tan delgado y moderno... un teléfono así puede seducir a cualquiera.
— Es un buen teléfono— dijo Will mientras lo observaba—, no creo que sea así.
— Pero lo es. Me arrepiento de todas las noches en las que dormí con él bajo mi almohada. Aún cuando sabía que me podría dar cáncer por la radiación... le di las mejores horas de mi vida...
— De acuerdo— dijo Will—. Esto ya me está dando miedo. Es obvio que no es por el teléfono.
— Tú sólo lánzalo por la ventana.
— Así no funciona la vida— me dijo—, no puedes ir lanzando tus problemas por la ventana.
— Sí puedo— dije—. Lo haré a partir de ahora.
— Eso no va a funcionar. Si un día tienes novia y te peleas con ella, ¿Qué vas a hacer?
— Lanzarla por la ventana.
— La matarías. El homicidio es malo.
— Sigue diciendo eso y te lanzaré por la ventana también— dije.
— Bien. ¿Qué quieres que haga? Además de asesinar a tu teléfono.Lo pensé un momento.
— Una cirugía plástica— dije—. Quiero un rostro nuevo.
— No soy cirujano plástico.
— Pero puedes serlo. Tal vez puedas tomar un tutorial en internet.
— No hay tutoriales para hacerle cirugías a las personas.
— Pero deberían— dije—. Serían un éxito.
— Serían peligrosas. Además yo creo que tu rostro está bien así como es.
— No, no está bien.
— Sí. Te pareces a tu mamá un poco— dijo.Lo miré. Oh no, ahí vienen las lágrimas, pensé. No quería pensar más sobre eso.
— Pero yo...— dije, conteniendo mis lágrimas—... quiero parecerme a papá...
No quería llorar frente a Will. Así que me hice bolita y abracé mis piernas. Pensé que estaría bien si cubría mi cara. Aunque después de todo, él terminaría sabiendo que estaba llorando. El resultado era el mismo. Pero no quería que él me viera llorar.
De otra forma me abrazaría. Y me sentía tan triste que si me abrazaba no iba a querer dejarlo ir nunca.
Will ya tenía muchos problemas como para que yo llegara a agobiarlo con los míos.
Mientras lloraba silenciosamente, juré que siempre estaría para Will si me necesitaba. Aunque naturalmente, sabía que yo lo necesitaba más que él a mí.
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Rumores De Pasillo
RomanceJimi se declaró abiertamente gay en la escuela y empezaron a molestarlo por eso. Evan, un rubio popular que también lo molestaba, resultó sólo hacerlo porque los demás lo hacían... pero realmente guardaba un secreto: le agradaba Jimi. Mucho. Más de...