92. El diario de Jimi (al día siguiente)

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Me desperté porque la luz del sol que se filtraba por la ventana me molestaba. Me levanté mientras intentaba recordar lo que había pasado la noche anterior. La cabeza me daba vueltas.
Lo primero que noté, una vez que estaba sentado en la cama, era que no tenía ropa.

— ¿Y mi ropa?— dije, angustiado.

Miré a mi alrededor. ¿En dónde estaba?
Luego encontré mi ropa esparcida por el suelo con otras prendas...
Los recuerdos llegaron a mi mente. Me giré. A mi lado estaba Evan durmiendo.

¿Significa que ayer él y yo...
No me contesté esa pregunta. Ya sabía la respuesta.
Todo indicaba que mi cumpleaños había terminado bien.

Entré en pánico cuando comprendí mi situación. Estaba en casa de Evan, con Evan, sin haberle avisado a mis padres que me quedaría, lo que seguramente los llevó a llamar a la policía, lo que significaba que tal vez mi rostro estaba en todas partes junto a unas letras enormes que decían “Se busca”. Todo el mundo sospecharía de Evan, vendrían a buscarlo y lo llevarían a prisión bajo el delito de secuestro, perdería el juicio por contratar a un pésimo abogado y luego yo tendría que visitarlo en prisión, en donde se volvería parte de una peligrosa pandilla además de volverse musculoso por hacer mucho ejercicio, lo que no estaría tan mal si él no tuviera que cumplir una enorme condena de varios años sin derecho a prisión domiciliaria.

— ¡Despierta Evan!— dije mientras lo picaba con mi dedo—, ¡Tengo que irme!

Él no se movió siquiera.

— ¡Evan, no le dije a mis padres que me quedaría, deben estar vueltos locos!— dije. Él siguió durmiendo—. Evan— dije junto a su oído—, quiero hacerlo otra vez.
— ¿Qué?— dijo, se levantó repentinamente—, ¿Que tú qué?
— Tengo que ir a casa. Mis padres van a enojarse conmigo.
— No te preocupes— dijo—, ayer tomé tu teléfono y les escribí un mensaje en donde le dije a tu mamá que te quedarías. Ella dijo que estaba bien.
— ¿Ayer? ¿Cuándo?
— Cuando fuiste al baño. Deberías bloquear tu teléfono si no quieres que nadie lo tome.
— ¿Sabías que me quedaría?
— Guardaba las esperanzas. Y al final pasó. ¿No es genial?
— Como que me estás empezando a dar miedo. Parece que tenías todo planeado.
— Claro que lo tenía. Es más— dijo, tomó una hoja de papel arrugada del buró junto a su cama—, lo anoté aquí.

Me la entregó. La tomé. Decía lo siguiente:

“14 de Febrero

1. Conseguir luces.
2. Intentar instalarlas y no morir.
3. Pedirle ayuda a Jason.
4. Asegurar el lugar para que nadie pueda interrumpir.
5. Hacer que Zac esté ocupado todo el tiempo (en caso de que quiera interrumpir).
6. Traer a Jimi.
7. Cenar con Jimi.
8. Hacer que Jimi se quede a dormir. (Avisarle a sus padres que su hijo no regresará a casa).
9. Si hay suerte, tener sexo salvaje con Jimi.
10. Si no hay, escribir un plan nuevo.

P.D. Necesito comprar más papel para futuros planes”.

— Sí lo tenías planeado— dije asombrado.
— Lo sé. Son 10 pasos a prueba de errores.
— No sabía que fueras tan meticuloso.
— Jamás subestimes los esfuerzos que puede hacer un hombre que no ha tenido sexo en meses.
— Me siento utilizado— dije, entonces me di cuenta de algo—, ¿Qué le pasó a Zac? ¿Cómo hiciste que estuviera ocupado?
— Yo no hice nada. Jason quería comprobar algo sobre él. Yo sólo le dije que estaría bien que lo hiciera esa noche. Entonces me regaló una bonita camiseta.
— Necesito llamar a Zac... ¿Dónde está mi teléfono?
— Por ahí, en el suelo, debajo de alguna ropa.

Ver mi ropa me hizo recordar muchas cosas. Oh por dios. Había hecho cosas muy muy vergonzosas con Evan. Me quedé paralizado. ¿Cómo es que hice todo eso?

— Encontré tú teléfono— dijo—, estaba debajo de la almohada.

Lo tomé. Curiosamente no habían mensajes o llamadas de mis padres. Pero sí de Zac. Muchos mensajes, como si fueran una emergencia.

— ¿Para qué tantos mensajes?— dijo Evan que miró de reojo—, ¿Zac estaba muriendo?
— No. Sólo tenía un mal presentimiento.
— ¿Cómo sabes eso?
— Uno de los mensajes dice “Tengo un mal presentimiento”.
— Zac es muy inteligente— dijo Evan—. Tanto que asusta.

Seguí leyendo los mensajes. Al parecer, él se había encontrado con Laura, Jason y Will. Me pareció extraño, pensé que Jason quería comprobar algo con Zac, no con los demás. Pero me agradaba la idea de que hubieran estado juntos.
Seguía leyendo cuando mi teléfono sonó. Era un mensaje reciente de Zac.
“Por favor, dime que no te dejaste rellenar la cajuela“, decía.

— ¿Qué significa eso?— dijo Evan.

Me puse rojo. Zac lo sabía. Bueno, lo sospechaba. ¿Acaso yo era el único que no tenía idea de nada?

— ¿Quieres tener sexo mañanero ahora?— dijo Evan contento.
— ¿Mañanero? ¡Pero si son más de las 12:00 am!
— ¿Significa que quieres?
— ¡Claro que no!

Mi teléfono volvió a sonar. Era otro mensaje. Will me había enviado una foto. Era una bolsa con varias cosas, entre ellas el dibujo del gatito que hice para Jason.
“Gané una importante competencia. ¿Qué te parecen mis premios?” decía junto a la foto.

— Jason usó mi dibujo como premio— dije—, me pregunto por qué...
— Tienes razón— dijo Evan—. Yo no usaría ese dibujo como premio. Si te fijas bien, el gato está obeso.
— No está obeso— me defendí—, sólo es adorable.
— ¿Consideras adorable la obesidad mórbida?
— ¿Qué? ¡No!
— Pues ese gato podría morir por el sobrepeso.
— Es un dibujo. No pasa nada si está extra esponjocito.
— Qué bueno que los veterinarios no piensan igual que tú.
— ¿Eso qué significa?
— Que eres malo con los animales.
— ¿Malo yo? ¡Tú querías comerte al pez!
— La gente come peces todos los días. Yo no tengo la culpa de que el pez sea potencialmente delicioso.

Llegó otro mensaje. Era de Laura. “Necesito llevar un severo caso de injusticia ante la suprema corte. Jason va a perder hasta lo que no tiene con la demanda. ¿Quieres formar parte de mi grupo de abogados?”.

— Ya no entendí nada— dije.

Otro mensaje. Era Jason. “No le creas nada a Laura. Está enojada por haber perdido. Aún no acepta que Will es el mejor. #EquipoWill”.

— ¿Significa que Laura perdió ante Will?— dije.
— Pues hace mucho alboroto por el dibujo del gato obeso— dijo Evan.
— Es un dibujo que vale la pena— dije.
— Si el gato vale su peso en oro, seguramente sí...
— ¡No está obeso!— dije enojado—, ¡Me voy de aquí!
— ¿Eh? ¿Y el sexo mañanero?

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Nota Irrelevante: Siempre quise preguntar ¿Quién es su personaje favorito de esta historia?
Besos, gracias por leer.

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