88. El diario de Jimi

254 43 8
                                    

Organizamos una tarde de estudios en mi casa para prepararnos para la final. Los demás querían ayudarnos a estudiar así que fue muy útil. Aunque después de unas horas llegué a la conclusión de que Will y Laura no se agradaban. Lo que era horrible porque Laura también estaba peleada con Jason. Así que cuando no peleaba con uno lo hacía con el otro. Esto naturalmente terminó por enfadar a Zac, que se levantó del sofá y se dirigió a la puerta de mi habitación. Conclusión: no volvería a invitar a nadie a mi casa.

— ¡Por su culpa Zac se ha ido!— dijo Laura, furiosa.
— ¡Tú eres la que quiere pelear con todo el mundo!— le dijo Jason.
— ¡Claro que no!— dijo ella.

Suspiré resignado. Me levanté. Salí. Estaba bajando las escaleras cuando noté que Evan venía detrás de mi.

— Voy por Zac— le dije.
— Entonces te acompaño.

Sonreí. Cuando llegamos a la sala, vi que mi padre estaba ahí, con cara de maníaco homicida.

— Papá— dije—, ¿Has visto a Zac?
— ¿Quién? ¿El jovencito enojado?— dijo él.
— Sí.
— Está en la cocina, asaltando el refrigerador.

Fuimos. No sin antes de que mi padre le lanzara una mirada matadora a Evan. Lo peor era que Evan no notaba que mi padre lo odiaba.
Efectivamente ahí estaba Zac. Se dio cuenta de nuestra presencia.

— ¡No me juzguen!— dijo mientras comía algo de un envase.
— No lo hemos hecho— dije.
— Yo sí lo hice— dijo Evan—. Zac parece querer comerse sus problemas.
— No es mi culpa— dijo él, casi no se entendía que decía—, últimamente estoy bajo mucho estrés.
— ¿Es por la final?— dije.
— Es por todo. Por mi madre, por ustedes, por la final, por Will, por Laura y Jason, porque no hay alcohol por aquí...
— Claro que no hay— dije—. Nadie de mi familia toma.
— ¿Por qué por nosotros?— le dijo Evan.
— Porque son igualmente molestos. Con su amor y buenos deseos, es molesto.
— No le veo el problema a eso— dije.
— Claro que sí— dijo—, hay mucha gente como yo que tiene una vida infernal que obviamente no necesita ver tanta miel. Me voy a volver diabético.
— ¿En serio que es por nosotros?— le dijo Evan—, ¿No será por el pastel de chocolate que te estás comiendo?
— Claro que no.

Dicho esto, salió y se fue a la sala. Papá lo miraba. Entramos nosotros. Papá dejó de mirarlo y le clavó la mirada a Evan. Si las personas pudieran matar con los ojos, papá ya habría asesinado a Evan muchas veces en ese día.

Entonces a Evan se le ocurrió que era una buena idea pasar su brazo alrededor de mi cuello.

— ¡Quita esa mano!— dijo papá y Zac al mismo tiempo.

Ambos se miraron.

— ¿Por qué?— dijo Evan.
— ¿Y todavía preguntas porqué?— volvieron a decir ellos. Se miraron asombrados.

Eso era extraño. Mucho más que Evan pensando que mi padre lo adoraba.

— Soy Zachary— dijo Zac, le extendió la mano a mi padre, él la tomó—, no nos habían presentado oficialmente.
— Un placer— dijo papá, yo no podía creer que a él le estuviera agradando alguien.
— No se preocupe— dijo Zac—, yo vigilo constantemente.
— Menos mal.

Luego ambos sonrieron y yo podía ver el aura malvada saliendo de sus cuerpos.

— Qué bien— dijo Evan—, parece que ya todos se agradan.

¡No estaba bien! ¡Papá y Zac parecían dictadores preparando una guerra contra un enemigo común y para colmo Evan pensaba que se llevaban bien con él! ¿Cómo era eso posible?

— ¡Me voy!— dijo Laura, que salió repentinamente de mi habitación con su bolso, se dirigía a la puerta.
— ¿Qué?— dije—, ¿Por qué?
— Por que allá arriba— ella señaló mi habitación—, hay dos personas que me odian que acaban de formar una alianza.
— ¿Allá arriba?— dijo Evan—, ¿En el cielo?
— ¡En la habitación, idiota!— le dijo Laura, molesta.
— Las alianzas son lo mejor— le dijo Zac, ella se le quedó viendo—, ¿Quieres pastel?
— ¡Sí quiero!— dijo ella, como si se le hubiera olvidado que estaba molesta.

Yo no entendía que estaba pasando. Will y Jason bajaron.

— Will— dijo Zac—, ven aquí, tengo algo que decirte.

Él corrió a su lado. Laura lo miraba enojada.

— ¿Qué pasa Laura?— le dijo Jason—, ¿Ves arruinada tu felicidad?
— ¡Cállate!— le dijo ella, muy enojada.
— Por cierto— le dijo Will a mi papá—, tiene cita médica en un mes. Jimi también.
— ¡Lo había olvidado!— dijo él.

Todos hablaban. Jamás había escuchado tanto ruido en mi casa.

— Pequeño Jimi— me dijo Evan en el oído—, hay que ir a otro lugar...
— ¿A qué?— dije.
— Ya sabes, a recordar viejos tiempos— me sonrió.
— ¿Eh?
— Hay que aprovechar la confusión.
— ¿Y a dónde van a ir?— dijo mamá, que salió de no sé dónde.
— Hola mamá— dije.
— ¿De... desde cuándo está aquí?— dijo Evan, nervioso.
— Desde el “a recordar viejos tiempos”— dijo ella, contenta—. Si no te molesta, también me gustaría saber cómo era antes.
— No creo que se pueda— dijo Evan.

Yo no sabía que estaba pasando. Pero la sensación de muchas personas en mi casa me gustaba. Zac se levantó de golpe y se acercó a nosotros. Mi mamá fue con mi padre, que seguía mirando de manera extraña a Evan.

— Me pregunto— nos dijo él—, cuándo van a decirles a sus padres que están juntos. ¿Puedo estar presente cuando lo hagan?
— No lo haremos hoy— dije.
— Sí— dijo Evan—. Quedamos que lo haremos después de la final.
— Oh...— dijo Zac, con una de sus clásicas sonrisas—, parece que alguien le teme al compromiso...
— ¡No le temo al compromiso!— dije, sorprendido.
— No lo decía por ti— me dijo él—. Lo decía por Evan. Aunque ya que lo mencionas...
— Espera— me dijo Evan—, ¿Qué significa eso? ¿Le temes a comprometerte conmigo?
— Nunca dije eso— repliqué—, y por supuesto que no temo...

Lo pensé un poco. Nunca lo había visto de esa manera. Es decir, quería estar con Evan pero la verdad es que no pensé que llegaríamos tan lejos. Simplemente no tenía nada planeado. Quería decirle a mis padres que él y yo salíamos pero tampoco pensé que eso pudiera significar compromiso. En ese aspecto, yo estaba totalmente en blanco. Para ser sincero no creí que nadie esperaría más.

— Qué bien— dijo Evan—, ya me había asustado.
— Entonces todo está bastante bien— dijo Zac—. Temía que trataran de mantener en secreto todo eso. No sería justo.
— Claro que no quiero que mi relación con Jimi sea un secreto— me dijo Evan—. Si por mi fuera, le diría a todo el mundo ahora mismo.
— Tal vez no a todo el mundo— dijo Zac—. Deben tomarlo con calma. Quizá deberían por empezar a contarle a las personas más cercanas a ustedes. Yo les recomiendo que le digan a Laura y a Jason.
— Esa es una buena idea— dijo Evan—, hay que decirles ahora.
— O mañana— dije.
— Sí, mañana es mejor— dijo Zac—. Por alguna razón a Will no le agrada Laura, lo que me extraña porque ella es genial.
— Sí— dijo Evan—, nunca antes había visto a Will con conflictos. Generalmente a él todo el mundo le agrada.
— ¿Debería de hablar con ellos?— dijo Zac, pensativo.

Jason se acercó a nosotros.

— Hola— dijo—, ¿De qué hablan?
— De Laura— dijo Zac—. Y de Will.
— Yo no recomendaría que volvieran a juntarlos— dijo.
— ¿Por qué?— dije.

Jason me sonrió.

Rumores De PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora