38. El extraño diario de Zac

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Evan se había estado comportando muy extraño. Estaba tenso todo el tiempo. Pensaba que quizá era porque el trabajo lo traía muy agotado o siquiera distraído pero al parecer no era eso. Es decir, sí estaba cansado por trabajar (se dormía en la biblioteca para compensar el hecho de que no dormía en las noches por trabajar) pero esa no era una actitud extraña en él. Hacía eso desde siempre según me decía Jimi.

Francamente no lo entendía. Él me había contado que habló con Will por teléfono pero al parecer no fue nada importante, simplemente charlaron sobre los viejos tiempos porque ellos ya se conocían. Decidí que no debía preocuparme por las posibilidades de que el doctor declarar sus sentimientos ahora porque eran muy bajas puesto que conocía y estimaba a Evan. Además Evan me aseguró que le dejó muy claro a él que tenía algo muy serio con Jimi.

Eso debía desanimar a Will un poco. Al menos eso deseaba.

Sin embargo estaba seguro de que el motivo por el que Evan lucía tan angustiado no tenía nada que ver con el doctor Harper. Es más, el idiota no sospechaba siquiera los sentimientos de Will.

Pero esa no era ninguna sorpresa, Jimi tampoco lo sospechaba en lo más mínimo. Quizá era porque ambos estaban tan prendados el uno del otro como para resultar afectados por cosas externas.

Pero de ser así... ¿Por qué Evan parecía angustiado?

Me intrigaba saberlo.
La intriga no me duró mucho. Deduje todo cuando en la salida apareció el chico de anteojos.

Lo primero que hizo fue abrazar a Evan. Naturalmente eso no tendría nada de malo de no ser porque Jimi estaba presente y era el novio oficial de Evan. Ese chico no debía saberlo pero estaba seguro de que a Jimi no le gustó ver ese gesto. Es más, hasta Evan parecía incómodo.

— Mañana empezaré a venir a la escuela aquí— le dijo el chico a Evan—. Ya sé, para celebrar hay que ir a algún lugar.
— No puedo— dijo Evan—. Estoy acompañado.
— ¿Y? ¿Ellos qué importan?— agregó el chico.
— Importan mucho, Alex— dijo Evan evidentemente incómodo.
— Evan, necesito que me acompañes— dijo el chico en tono autoritario mientras lo miraba fijamente.

Casi parecía que lo estaba presionando. Decidí intervenir.

— Tenemos planes hoy— dije.
— Evan, hay que irnos— insistió el chico luego de ignorarme totalmente.
— Lo siento— le dijo Evan a Jimi —, te veré después, tengo que ir.

Se alejaron rápidamente. Me quedé incrédulo mirando a Jimi, que tampoco podía creerlo. Y es que era increíble: ¿Evan acababa de preferir irse con otra persona que no fuera su novio?
¿Qué estaba pasando?

— ¿Estás bien?— le pregunté.

Él me miró.

— Sí, claro— dijo y parecía haberse recuperado de su asombro—, ¿Por qué estaría mal?
— Pensé que tal vez te sentirías despreciado por Evan puesto que se fue con alguien más— dije.
— Para nada— dijo él—. Ellos son amigos, es normal que pasen tiempo juntos.
— Sí pero...
— No me despreció, sólo fue amable con su amigo— dijo Jimi.
— Pues él no fue amable con nosotros— dije.
— Tal vez su intención no era ofendernos.

Jimi era demasiado bueno para enojarse por eso. O quizá sólo estaba pretendiendo que no le molestó. Era difícil saber ese tipo de cosas.

— Hay que irnos— dijo Jimi.

Lo seguí. Efectivamente, lo que debía traer mal a Evan debía ser el chico de gafas.

Pero ¿Por qué?

Ahí había algo que Evan no estaba contando. Estaba seguro de que escondía algo. No quería tener que involucrarme pero Jimi parecía estar sufriendo aún si no me lo decía. Tenía que ayudarlo. Debía hacer algo. Pero no se me ocurría nada.

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