Rumores De Pasillo

182. El diario de Laura

A Zac le había ido bien en su primer discurso público. Sobre todo si lo comparamos con el sujeto que prometía eliminar la clase de álgebra si ganaba. Además, su cara estaba básicamente en cada esquina de la escuela. Mis estrategias políticas no podían fallar.

Sin embargo, a él no parecían agradarle del todo.

— Odio tener que decirle a todo el mundo «vota por mí» mientras finjo ser una dulzura— se quejó en el receso.
— No tienes que fingir— le dije—. Yo creo que eres una dulzura.
— ¿Como Jimi?
— Casi— dije.
— ¡Eso es lo más lindo que me han dicho en mucho tiempo!— dijo feliz.

Aunque era el receso, nadie además de nosotros dos habían llegado al jardín. Probablemente Evan no lo haría porque tenía muchos trabajos en equipo y debía organizarse. Jason tendría un torneo de basquetbol para Julio y entrenaba con el equipo. Sin contar con que Zac solía pasar mucho tiempo con la presidenta hablando sobre el consejo estudiantil o con la profesora convenciéndola de aceptar salir de nuevo con George. Así que generalmente sólo éramos Jimi y yo.

— Creo que podría desmayarme— dijo Zac—. He tenido un día pesado. Hoy mis primos se transfirieron a esta escuela y les di la bievenida.
— ¿Significa que tendremos compañía nueva?— pregunté.
— No— dijo—. Creo que ya encajaron por su cuenta. En realidad hay un primo que todavía no visito. Debería hacerlo pero... me siento cansado.
— Entonces no te sobre esfuerces.

Evan apareció de la nada.

— ¡Hoooolaaaa!— dijo mientras llegaba a nosotros.
— ¿No deberías estar estudiando?— le preguntó Zac.
— ¿Y tú no deberías estar diciéndole a la gente que vote por ti?— le preguntó Evan.
— Punto para ti— le dijo Zac.
— En realidad tuve un tiempo— dijo—. Me integraré con los demás después. Vine a ver a Jimi.
— Todavía no llega— dije—, debe andar por ahí.

Jason, sudado y con su uniforme deportivo, se acercó corriendo.

— Hola— dije.
— Holis— le dijo Evan—. ¿No deberías estar practicando?
— ¿Tú no deberías estar estudiando?— le preguntó Jason.
— Punto para Jason— dijo Zac.
— Sólo vine a saludar— dijo Jason.
— ¿Viste a Jimi de casualidad?— le pregunté.
— No, pero ahí viene— dijo mientras me señalaba a lo lejos.

Jimi llegó a nosotros lentamente.

— ¡Jimi!— dijo Evan emocionado.
— Hola— le dijo Jimi—, ¿No deberías estar estudiando?
— ¿Tú no deberías estar aquí desde hace mucho?— le preguntó Evan.
— Punto para Evan— dijo Zac.
— Lo siento, me encontré con Derek en el camino y hablamos un rato— dijo Jimi.
— ¿Qué te dijo?— pregunté.
— Dijo que estaba muy ocupado estudiando para su exámen de admisión para la universidad— dijo Jimi.

Luego todos se pusieron a hablar sobre lo difícil que debía ser su situación. Yo sólo podía pensar en lo mucho que no me agradaba ese sujeto.

— Por cierto— dijo Evan—...estamos todos juntos. Se suponía que no sería así... pero aquí estamos.
— Cierto— dijo Zac—. Es extraño.

Lo pensé. Los miré a todos.

— Creo que no habíamos estado todos juntos desde aquella tarde cuando llevamos a George con Will— dijo Evan.
— Sí, esa tarde en la casi perdemos la vida— dijo Jason.
— Ya me disculpé muchas veces— dijo Zac—. Aunque no debería hacerlo, no es como si estuvieran muertos.
— Pero me divertí mucho ese día— dijo Jimi.
— Fue divertido— dijo Zac—. Presencié todo el proceso clínico de George. Internamente deseaba que Will se equivocara y lastimara a George. Debió ser tanta mi energía negativa porque Will sí hirió a George por error. Fue grandioso.
— Zac, no digas eso— lo regañó Jimi.
— Pero es cierto... nunca me dejan divertirme— se quejó Zac.

Me gustaba verlos juntos. Quizá teníamos cosas diferentes por hacer pero... de alguna forma siempre terminábamos juntos.

— Hay que juntarnos más seguido— dije.
— Ya estoy planeando algo que requerirá de la presencia de todos— dijo Zac.
— Pensé que ya no harías más planes locos— le dijo Jason.
— No cuentes con eso— dijo Zac—. Porque el próximo plan será grandioso.

Después, pasamos el resto del receso juntos. No supe porqué pero en ese tiempo me dediqué a observarlos a todos con detenimiento. Como si en ese momento me diera cuenta de lo irremplazables que eran para mí. Me sentí feliz. Afortunada.

Regresé a clases. Al terminar, salí junto a Jimi con rumbo a buscar a los demás. Jimi dijo que iría a buscar a Evan. Yo me dirigí a la salida. Me encontré con Jason en el lugar de siempre.

— ¿Y Zac?— pregunté.
— No lo sé— dijo—. Tampoco sé en dónde está Evan.
— Espero que no se tarden— dije.

Lo observé. Él también me miraba.

— ¿Estás enojado conmigo?— pregunté.
— ¿Contigo?— dijo—, ¿Por qué lo estaría?
— Porque fui a golpear a tu ex novia sin tu permiso.
— Técnicamente no la golpeaste— dijo—. Según ella sólo rodaron por el césped.
— Sí pero por si preguntan diré que fue una pelea así que no me delates— le dije—. Quiero poder presumir.
— ¿Como si fueras una ex convicta?
— Más bien como si fuera una pandillera— dije—, ya sabes, para ganarme el respeto de los demás.
— Ya te respetamos— dijo.
— Pero los demás no. Así que si un día lo necesito puedo parecer ruda al decir que tuve una pelea. Por cierto, también mentiré sobre la causa de la pelea. No pareceré ruda si digo que estuve en una pelea por unos cd's.
— Mi música es importante— dijo.
— Lo sé pero admito que pensaba que en la caja habían otras cosas. Como regalos que le diste cuando era tu novia y que querías de regreso porque sentías que recuperarías tus sentimientos en eso.
— Qué dramático escenario— me dijo—. Ella no era detallista ni yo tampoco así que no teníamos cosas así.
— Qué triste.
— Quizá. Supongo que las parejas normales que no funcionan se deshacen de las cosas de su ex para poder dar por terminada la relación.
— Creo que eso debe ser importante.
— Y muy significativo— concluyó él.

Lo pensé. Evan y Jimi llegaron a nosotros. Justo después apareció Zac. Caminamos juntos. Hasta que recordé que debía hacer algo.

— ¿Les importa que los deje?— pregunté.
— ¿Tienes que hacer algo?— me preguntó Jimi.
— Iré con Will— dije.
— Yo también quiero ir— dijo Zac—, pero no puedo. Prometí ayudarle a Jill a cocinar.
— Tranquilo, puedes ver a Will en otro momento— dije, de preferencia cuando sólo estén ustedes dos, pensé.

Me despedí. Caminé mucho hasta llegar con Will. Subí hasta la recepción. Will no estaba ocupado. Entré. Lo encontré debajo de su escritorio, buscando algo.

Me vio y me saludó con la mano. Dejé mis cosas en el suelo y me incliné a su lado.

— ¿Ahora qué buscamos?— le pregunté.
— ¡El bolígrafo!— dijo afligido.
— ¿El de Zac que no es de él porque se lo robaste?
— ¡Sí, no sé dónde está!
— Will, no tienes remedio— lo regañé.

Me incliné. Él se quejaba de haberlo perdido para siempre. Busqué un rato pero parecía en verdad haberse perdido. Entonces tuve una idea.
Me acerqué a mis cosas sin que Will se diera cuenta. Saqué de ahí el bolígrafo que le había robado a Zac. Era idéntico al que Will había perdido.

— ¡Lo encontré!— le dije.
— ¿De verdad?— dijo esperanzado.
— Sí. Aquí está.

Él se acercó. Lo tomó. Se puso feliz.

— No vuelvas a perderlo— dije.
— Prometo no volver a hacerlo— dijo.

Lo observé. Observé el bolígrafo. Se suponía que las parejas normales que no funcionaban se deshacían de las cosas de su ex para poder dar por terminada la relación.

Era importante. Y significativo.