173. El diario de Jimi

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La profesora aceptó que todo era un malentendido. Pero no quiso volver con George, cosa que enfureció a Zac. Sin embargo, él amenazó con crear un nuevo plan. Cosa que no había puesto en marcha aunque hacía ya una semana desde su último plan. La razón: estrés relacionado a su candidatura a la presidencia.

— ¡Esto es complicado!— dijo él, estresado y furioso, un día cuando estábamos en el jardín en pleno receso.
— Nadie dijo que sería fácil— dijo Laura, que estaba analizando unas hojas—. Pero según una encuesta en la página web de la escuela, vas adelante de los demás candidatos por mucho.
— Las encuestas no cuentan— dijo Zac—. No todos las contestan. Y si lo hacen es sólo un sector de los estudiantes.
— ¡Ya sé qué necesitas para que voten por ti todos!— dijo Evan feliz.
— ¿Qué cosa?— le preguntó Zac.
— ¡Un payaso que promueva tu candidatura!
— Evan, eso es tonto— le dijo él.
— Todo el mundo ama a los payasos— dijo él.
— No necesitamos payasos— dijo Laura—. Aunque a mí me gustan. Necesitamos un buen discurso. Pero no se preocupen, Will trabaja en él.
— Quizá yo debería ayudarte— dije.

Todos me miraron. Zac en especial.

— ¿Quieres ayudarme?— preguntó.
— ¡Por supuesto!— dije entusiasmado.
— Sé qué puedes hacer por mí— dijo—. Dame un abrazo.
— ¡Claro que no!— dijo Evan alterado.
— Sólo será un abracito. Chiquito— dijo Zac.
— Eso es lo que yo siempre le digo a Jimi— dijo Evan—, pero nunca significa eso. Generalmente él y yo terminamos...
— ¿Quién tiene hambre?— interrumpí.
— Yo— dijo Laura, que aún revisaba las hojas—, pero no tengo tiempo. Debo ganar la elección.
— Entonces te conseguiré algo— dije y me fui.

Caminé por los pasillos. Hasta que me encontré con Derek. Estaba hablando con una chica. Me acerqué.

— Hola— le dije. Él se giró a verme. Le sonreí. Parecía asombrado por verme ahí.
— Hola... ¿Qué haces aquí?
— Pues te vi y pensé en saludarte... ¿Estás bien? Porque parece que algo te molesta...

Se giró hacia la chica y le dijo que la vería luego. Ella se fue.

— ¿No estás enojado conmigo?— preguntó.
— ¿Por qué lo estaría?
— ¿Laura no te dijo algo sobre mí?
— Dijo que necesitabas hacer cosas y que ya no pasarías tanto tiempo con nosotros. Pero no me enojaría contigo por algo así. Lo entiendo.

Él me observó intrigado.

— ¿Todo está bien?— pregunté.
— Claro— dijo mientras sonreía.
— Qué bien— dije—. No sé qué es lo que te mantiene tan ocupado pero te deseo suerte. Si me disculpas, debo irme.
— ¿Tan rápido?— preguntó—, ¿No quieres pasar un rato conmigo?
— Me gustaría pero tengo que llevarle algo de comer a Laura. Ella ha estado muy ocupada ayudando a Zac con lo de las elecciones.
— Podemos pedirle a alguien que lo haga por ti— dijo él—. Apuesto que a Jason le gustaría hacer eso.
— No lo sé...
— Vamos Jimi— dijo—. Hace bastante que no nos vemos y quiero pasar un momento contigo. Le enviaré un mensaje a Jason, él seguro se encargará de Laura.

Me suplicó con la mirada.

— De acuerdo— dije—, pero sólo será un momento.
— ¡Qué bien!— dijo.
— ¿Qué deberíamos hacer?
— Te presentaré a unas amigas— dijo.

Me llevó a su salón de clases mientras escribía un mensaje en su teléfono para Jason. Ahí estaban dos chicas. Una tenía el cabello teñido parcialmente de rosa. La otra usaba lentes. Me las presentó como Ana y Mary, respectivamente.

— Espera aquí— dijo él—. Jason no responde mi mensaje así que iré a verlo en persona. Quédate aquí.
— ¿Sabes en dónde está Jason?— le pregunté.
— Sí, lo vi hace un rato jugando basquetbol.

Dicho esto, se fue. Me quedé con sus amigas.

— Entonces— dijo Ana—, ¿Puedo preguntarte algo?
— Claro— dije.
— ¿Cómo es Evan en realidad?— dijo.
— ¿Evan?— pregunté sorprendido—, ¿Por qué quieres saber eso?
— Creo que es lindo. Además, parece una buena persona. ¿En verdad es así o sólo actua para agradarle a todos?
— No creo que actue para nada— dije.
— Pues entonces vale la pena— dijo ella—. ¿Sabes si está saliendo con la chica de cabello corto?
— ¿Con Laura?— pregunté asombrado.
— Todo el mundo piensa que sale con ella. Es bonita pero no es la gran cosa, ¿No?
— Laura es mi amiga— dije—. Para mí es grandiosa.
— Por supuesto— dijo ella—, pero por favor, es Evan. Ella no le queda. Es más, nadie de este lugar le queda a Evan. Él es como un supermodelo, necesita a una chica que parezca modelo también.
— Hasta él debe pensar eso— habló por fin la otra chica—. Por eso no ha salido con nadie nunca. Y eso que pretendientes le sobran.
— Es una lástima— dijo Ana—. Todas están enamoradas de Evan y él no quiere a ninguna. Aunque de hecho qué bueno que es así. Sentiría lástima de la que saliera con Evan. Todo el mundo la odiaría.
— ¿Eso no sería envidia?— dije.
— Sí, claro— dijo Mary—. Pero sea como sea no deja de ser odio. Por eso yo prefiero a Zac. Parece un chico malo. Ha de ser interesante ser novia de alguien así.
— Zac no es malo para nada— dije.
— Pero parece— dijo Ana—. También dicen que él y la chica de cabello corto son pareja. ¿Es cierto?
— No, para nada— dije.
— Qué bien— dijo Mary—, porque ella tampoco le queda.

Las dos empezaron a reirse. Empecé a enojarme.

— No tendría nada de malo si Laura saliera con Zac o con Evan si se amaran— dije—. No importa cómo se vean, importa que se amen.
— La imagen importa mucho— dijo Ana—. Porque supongo que si Evan sale algún día con alguien va a querer que los vean juntos. Si no es así significaría que se avergüenza de su pareja. ¡Eso sería ridículo!

Amabas se rieron un rato. Lo pensé. En realidad estaba bastante confundido.

Derek llegó corriendo.

— Hola— dijo él—, ¿De qué hablaban?
— De chicos— dijo Mary.
— Espero que nada malo— dijo él.
— Claro que no— dijo Ana.
— Creo que debo irme— dije.
— ¿Tan rápido?— me preguntó él.
— Sí— dije.
— No te preocupes por Laura. Jason está con ella.
— No es eso— dije.
— Creo que somos nosotras— dijo Mary—. Mejor nos vamos.

Las dos se despidieron y se fueron.

— ¿Ocurrió algo?— me preguntó Derek.
— No exactamente.
— Puedes decirme. Sabes que haría lo que fuera por ti. Así que si ellas dijeron algo cruel me disculpo. Son muy honestas y realistas.
— ¿Realistas?— pregunté.
— Sí. Nunca mienten. Son muy francas con respecto a lo que ven y lo dicen. Por eso confío en ellas. Sé que siempre puedo creer absolutamente en ellas. Son buenas chicas. Si dicen cosas crueles es porque es cierto. Aunque claro, no todos son tan honestos ni quieren ver la realidad.

Lo pensé. Ellas acababan de conocerme. Probablemente no sabían de mí. Sus comentarios no me gustaban pero parecía que su manera de ver el mundo era la misma que de las demás personas, con excepción de que ellas sí decían lo que pensaban. Yo admiraba la honestidad pero...

— Apuesto a que te hablaron de Evan— me dijo—. Ana está enamorada de él. Como todas.
— No creo que todas estén enamoradas de él— dije.
— Claro que sí— dijo—. Míralo, cualquiera se enamoraría de alguien así aún sin conocerlo.

Lo pensé. ¿Yo contaba como cualquiera?

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