136. El diario de Jimi (con Alex)

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— Me siento cansado— dijo Alex—, Will, ¿Podrías llevarme a mi habitación?
— ¿Te vas tan rápido?— dijo la profesora.
— No me siento bien— dijo él.

Will cargó a su hermano y se lo llevó. Yo lo miré irse. Evan parecía feliz junto a los demás mientras abría sus regalos pero yo no podía evitar sentirme mal por él. Aún cuando estaba feliz porque la prima de Evan había aceptado mi relación con él.

— Vuelvo en un momento— dije.

Subí las escaleras. Me encontré con Will en un pasillo. Me vio sorprendido.

— ¿Alex está bien?— pregunté.
— Sí— dijo Will con su habitual sonrisa.
— ¿Crees que quiera verme?
— No lo sé— dijo él—, ¿Quieres que le pregunté?

Dudé un poco. Pero quería hacerlo. Le dije que sí. Will se regresó y entró a una habitación. Volvió a mí luego de un tiempo.

— Pasa— dijo.

Caminé hacia la habitación. Will quería darnos nuestro espacio así que se fue. Pregunté si podía pasar. Él, desde adentro, dijo que sí.
Entré. Estaba en su cama. Me miraba.

— Por favor— dijo—, dime que no sólo vienes a sentir lástima por mí.
— ¡Ja... jamás haría algo así!— dije nervioso.
— ¿Entonces?
— Sólo quería ver si estabas bien.
— ¿Por qué no debería estarlo?

No dije nada. Sólo lo miré. Él entendió. Miró la ventana de su habitación.

— Estoy bien— dijo—. No necesitas preocuparte. No debes. Ojalá no lo hicieras.
— Pero me preocupas— dije—, porque...
— Porque eres una buena persona— interrumpió él—. Aunque no es muy justo.
— ¿Justo?— pregunté.
— Sí. Tú eres bueno conmigo porque naturalmente lo eres. Pero yo no puedo ser así. Quiero ser bueno contigo porque no me has hecho nada malo, pero no puedo. Tampoco puedo ser tu amigo.

Lo miré. Nunca había dicho eso. Es decir, en lo que había durado la fiesta sólo se había dedicado a decir cosas buenas... cuando probablemente no se sentía así.

— ¿Qué más?— dije—, ¿Qué otra cosa quieres decir?
— ¿Qué?— me miró sorprendido.
— Dime. No importa si son cosas malas. Está bien, puedes ser lo más honesto que quieras.
— ¿Estás loco?— dijo—, ¿Por qué quieres que diga cosas malas?
— Porque probablemente así las sientes— dije—. Está bien sentirse enojado y frustrado. Pero hay que sacar esos pensamientos de nosotros...
— Si digo lo que pienso te asustarías tanto que saldrías corriendo.
— Prometo quedarme— dije—. Así que si tienes algo que decir sólo dilo.
— No es fácil.

No me miró. Empecé a enojarme. Me acerqué a él.

— ¿Ganas algo guardándote todo para ti mismo?— le reclamé—, ¿Acaso te sientes mejor así? ¿Acaso las cosas se solucionan de esa forma?
— No, pero no causan problemas...
— ¿Acaso no ya tienes muchos problemas? ¿Acaso no te sientes atrapado aquí? ¿En verdad te gusta ser así?
— ¡No tienes ni la menor idea de lo que se siente ser yo!— dijo y me empujó.

Perdí el equilibrio y caí al suelo. Lo miré.

— ¡Odio esto! ¡Odio estar así!— gritó y parecía estar a punto de llorar—, ¡Odio verte con Evan! ¡Odio que Evan parezca tan feliz! ¡Odio que todos sean tan felices menos yo! ¡Odio que intentes ser bueno conmigo!

Me levanté. Él estaba llorando mucho, mientras bajaba la mirada y se aferraba con los puños a las sábanas de su cama.

— ¡Odio no poder odiarte!— dijo—, ¡Odio saber que eres la felicidad de Evan! Porque... en verdad... quería ser yo...

No lo soporté más y lo abracé. Él no se movió. Sólo se quedó ahí. No entendía mucho de lo que sentía ppero sabía que no era fácil.

Rápidamente Will y los demás entraron corriendo a la habitación. Alex lloraba en voz alta, muy alta. Los miré.

— ¿Qué pasa?— preguntó Will—, Alex, ¿Estás bien?

Se acercó un poco.

— Está bien— dije—. Ahora ya.

Evan parecía preocupado. Los demás también.
Solté a Alex. Él se limpió la cara con las mangas de su suéter, luego de quitarse las gafas.

— De acuerdo— dijo Zac—, hay que dejar a los hermanos solos. Vamos a abajo.

Laura, Jason y la profesora salieron seguidos de Zac.

— ¿Pueden ir con ellos?— preguntó Evan.

Will y yo lo miramos angustiados.

— ¿Quieres que me vaya?— le preguntó Will a su hermano. Él asintió.

Miré a Evan. Él me miró a mí. Entendí que tenía algo que decirle a Alex. Salí seguido de Will. Bajamos a la sala con los demás.

— ¿Qué pasó?— dijo Laura.
— Él tenía mucho qué decir— dije—, y lo dijo todo.
— ¿Tú estás bien?— me preguntó Will—, sé que Alex puede ser cruel algunas veces si se siente estresado.
— Estoy bien. Mejor que nunca. Era necesario. Hablar nos hace bien a todos.
— Gritar también— dijo Jason—. Eso fue lo que él hizo.
— Al menos fue honesto, ¿No?— me preguntó Zac.
— Definitivamente— dije.
— Bueno— dijo la profesora—, todas las reuniones suelen tener un poco de drama, ¿No? Si no, no valdrían la pena.

La profesora tenía razón de algún modo. Luego de un rato, Evan bajó. Will subió a ver a su hermano inmediatamente. Cuando llegó a mí, me abrazó.

— ¿Todo está bien?— pregunté.
— Sí— me dijo él—, gracias a ti. Aunque para ser sincero no esperaba que Alex guardara muchos secretos.
— Pero está bien ahora, ¿No?— dijo Zac.
— Eso parece— dijo Evan.
— Ustedes...— dijo Laura, con la cara roja—... se ven muy bien juntos...
— ¡Oh no, perdemos a Laura!— dijo Evan.
— ¡Ya les dije que no muestren su amor enfrente de ella!— nos regañó Zac.
— Sí— dijo Jason—, ella se pone más lenta de lo normal cuando lo ve, como si estuviera ebria de amor.
— ¡Es que son muy lindos!— dijo Laura conmovida.
— ¡Demasiado!— agregó la profesora—, ¿Puedo tomarles una foto?
— ¡Claro que sí!— dijo Evan.
— ¡No!— dije—, es muy vergonzoso...

Will llegó a nosotros. Zac se acercó a él y empezaron a hablar. Laura parecía haber sido noqueada por alguna fuerza invisible y estaba sentada en el sofá, inmóvil, imaginando cosas. Jason estaba intentando sacarla de su trance.

— ¡Quiero tomar una foto!— dijo la profesora con énfasis.
— ¿Cómo quieres tu foto?— dijo Evan—, incluso podríamos besarnos si quisieres...
— ¡Claro que no!— dije apenado.
— ¿Por qué?— dijo Evan.
— Es vergonzoso...
— Pero nos vemos muy bien juntos...
— No... ¡Profesora deje de tomarme fotos!— le dije a ella.

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