Rumores De Pasillo

45. El extraño diario de Zac

Pasaron unos días y Jimi no salía de su casa. Su madre se encontraba preocupada. Su padre creía que yo le hice algo. Will estaba aún más preocupado que su mamá. Y yo sentía que algo me hacía falta, como si hubiera perdido una cosa. Algo importante. No como un riñón o un pulmón, pero sí necesario. Imaginé que era por Jimi. Ya habían pasado días desde que Evan terminó todo lo que tenía con él. Días sin que pudiera dormir bien por tanto estrés. Me estaba poniendo muy ojeroso.

Mi teléfono sonó. Era Will. Contesté.

— Jimi está bien— le dije luego de que preguntara cómo está—. Su madre me lo dijo hoy, fui a verlo en la mañana. No quiere salir de su habitación. Pero al menos está alimentándose, lo que es bueno.
— Qué bien— dijo, sonó muy aliviado—. Estará bien pronto. Por cierto, descubrí algo y quiero decírtelo... pero creo que no es algo que quiero decir por teléfono.
— ¿Es sobre Jimi?
— Me gustaría decirte que no, pero es así— se pausó unos cuántos segundos—, tienes que venir rápido.
— Allá voy— aseguré. Colgué.

Tomé mis llaves. Salí corriendo. Más le valía que fuera importante. De otra forma lo mataría. No quería andar perdiendo mi tiempo... aunque de no ser por eso me hubiera pasado toda la tarde caminando en círculos por el patio de mi casa pensando en cómo diablos pasó todo eso. Y preocupándome por Jimi. Al menos ya tenía algo por hacer.

Llegué a la sala de espera. Y recordé lo razón por la que no me gustaba ir ahí: la recepcionista. Me vio y me saludó con la mano. Sin querer me acerqué y le pregunté por Will. Dijo que me atendería en un instante. Me senté en el enorme sofá junto a la pecera. Jimi adoraba a esos peces... ¿Por qué estaba hablando como si él se hubiera ido lejos?

Will salió. Traía su bata de doctor. Después de que descubriera que era un fraude como conductor me costaba volver a verlo como un profesional de la salud. Entré a su consultorio. La recepcionista me observó mientras entraba y eso me puso muy incómodo.

— ¿Qué pasa?— le dije, me senté en una silla enfrente de su escritorio.
— Descubrí algo bastante malo... aunque no sé si debo decirte o no.
— ¡Por un demonio!— dije, furioso—, ¿Si no estabas seguro de decirme por qué me hiciste venir hasta aquí?
— Por que pensé que de cualquier manera terminarías enterándote. Y si te lo digo yo tal vez pueda tratar de detenerte para que no hagas algo tonto.
— ¿Detenerme? ¿Tú?— dije sarcástico.
— Dije tratar. Porque realmente no me importaría si no lograra detenerte. Es más, parte de mí desea que hagas algo.
— No entiendo— dije.
— Bien. Escucha con atención y no te alteres. ¿De acuerdo?— asentí con la cabeza—, ayer Alex me dijo algo que pensé que era una broma. Pero parecía tan serio que decidí confirmarlo. Así que llamé a Evan y... es completamente cierto. Alex está saliendo con él.

Me quedé mirando su cara como si fuera un completo idiota. Me sentía idiota. Y un sentimiento de ira inundaba mi interior. Me levanté mientras trataba de entender mi entorno.

— Entenderé si odias a mi hermano. Y si quieres decirle algo trataré de detenerte pero sin mucho entusiasmo.
— ¡Pero qué está pasando! ¿Cómo no lo sospeché?— dije, alterado—, ¿Cómo no lo vi venir? ¡El muy idiota le robó a Evan! ¡Por supuesto que lo haría! ¡Y estaba todo tan claro! ¡Debo ser un total inútil! ¡Tu hermano es horrible!
— ¡Cuidado con lo que dices, sigue siendo mi hermano!
— ¡Le robó el hombre a otra persona! ¿Eso no lo convierte en alguien terrible? ¡Debí sospechar que nada bueno saldría de alguien relacionado contigo! ¡Ese fue su plan malvado! ¡No me vengas con que no sabías nada de eso! ¡Todo está tan claro ahora, él se queda con Evan y tú puedes usar tus poderes de médico con Jimi para seducirlo y que caiga en tus redes!
— ¡Yo no tuve nada que ver con eso!— se defendió—, ni siquiera sabía si Evan le gustaba. Y no apoyaría nunca a nadie que quisiera separar a dos personas que ya son pareja. No soy así.
— Pero tienes que aceptar que es muy conveniente para ti.
— No pensé en eso. Lo único que me importa es que Jimi sea feliz. Que esté contento de nuevo. Y esa debería ser tu prioridad también.
— ¡Desde luego que lo es! ¿Pero qué debería hacer? Tengo unas enormes ganas de arrancarle a tu hermano hasta el último de sus cabellos... y de golpear la cara de Evan contra el suelo hasta que se de cuenta de que Jimi es considerablemente mejor que cualquier persona en este mundo...
— No creo que podamos hacer mucho— dijo él, y lucía verdaderamente profesional—. Evan tomó una decisión y tal vez no sea la mejor pero si no se da cuenta él solo no sirve para nada. ¿Y qué tal si su amor verdadero es Alex? Suena raro pensarlo pero no podemos descartar nada. Las personas terminan todos los días y siguen adelante. Ahora deberíamos ayudar a Jimi a salir de su inminente depresión. Ya después podemos pensar en si Evan hizo bien o no. Hay que darles tiempo. Tal vez en unos días se den cuenta de que no son tan compatibles y se separen.
— ¿Significa que no apruebas la relación de tu hermano?— dije.
— No creo que esté enamorado de Evan. No es la primera vez que se equivoca en algo. Tampoco la primera vez que no apruebo algo que hace.
— Bien— dije, resignado—. Podrías tener razón. Lo principal es que Jimi esté bien. Aunque parece como si le hubieran roto los huesos, no se levanta de su cama según su madre. Creo que hay que tomar medidas drásticas.
— ¿A qué te refieres?
— Tengo que hacer que esté tan contento que no recuerde quién es Evan.
— ¿Cómo planeas hacer eso?
— No tengo ni la menor idea, pero voy a hacerlo. A Jimi le gustan muchas cosas, alguna de esas va a sacarlo de su depresión.
— Entonces cuenta conmigo— dijo.
—¿Acaso no tienes que administrar un negocio?
— Me reportaré enfermo.
— Tú eres tu propio jefe, ¿No?
— Entonces no tengo que reportarme enfermo. Simplemente no atenderé a nadie.
— Debes ser el peor médico del mundo. Pero no puedo quejarme. Le agradas a Jimi. Y voy a necesitar toda la ayuda del mundo para sacarlo de la amargura de su primer decepción amorosa.

Y también como decían, a los enemigos, mientras más cerca, mejor.