141. El diario de Jimi

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Al día siguiente, Laura no fue a la escuela. Me pareció extraño. Llamé a su teléfono pero no contestó. Me envió un mensaje minutos más tarde en donde me decía que no se había sentido muy bien ese día. También dijo que iría con Will. Pensé que tal vez estaba enferma de gravedad porque iría con Will en calidad de paciente, pero ella me aclaró que en realidad sólo quería hablar con él.

En el receso salí del salón con rumbo al jardín cuando descubrí que Derek me estaba esperando afuera.

— Hola— dije emocionado, aún no podía creer que fuera real.
— Hola Jimi— dijo feliz—. Estoy asustado pero lo superaré.
— No te preocupes, vas a agradarle a Zac.
— Eso espero— dijo—. Cuando le dije a mis amigos que conocería a Zac nadie me creyó, sobre todo porque él da mucho miedo. En cambio las chicas de mi salón querían que le preguntara si tiene novia.
— Él es diferente— dije—. Ya lo verás.

Caminamos al jardín. Llegamos. Jason y Zac ya estaban ahí.

— Hola— les dije.

Ellos, que parecían hablar, se giraron a verme. Se veían muy serios.

— ¿Todo está bien?— pregunté.
— Claro— dijo Jason, que se acercó a mí y me acarició la cabeza—, todo va bien.

Miré a Zac. Se veía diferente. Preocupado, quizá.

— Sí, todo va bien— me dijo él, luego miró a Derek—, ¿Él quién es?

Derek retrocedió un paso hacia atrás.

— Es Derek— dije—. Lo conocí ayer.
— ¿Y qué quiere?— dijo.

Sí, Zac no estaba de buen humor. Para nada. Parecía más agresivo de lo normal.

— Zac, eso no fue amable— le recriminé—, ¿Así es cómo saludas a los potenciales amigos nuevos?
— Lo siento— dijo, se llevó la mano a la cabeza y suspiró—. He tenido una noche mala y un día peor. Pero estoy trabajando en controlar mis cambios de humor.
— ¿Significa que intentarás ganar la presidencia del consejo estudiantil?— pregunté.
— Yo creo que podrías ganar— le dijo Derek—. Estuve en la cafetería ese día, incluso pude pedirle perdón a una amiga gracias a ti.
— ¿En serio?— dijo Zac, se veía sorprendido.
— ¡Definitivamente!— dijo Derek, emocionado—, ¡Creo que podrías ser un presidente ideal!
— Como dije— le dijo Jason a Zac—, no todos te odian.
— Sólo te tienen miedo— dijo Derek.
— ¿Por qué?— dijo Zac—, ¡Soy la persona más agradable que conozco!
— Pero siempre pareces enojado— dijo Derek.
— ¿Insinuas que no me veo feliz? ¡Pues te equivocas, soy muy muy feliz!— le dijo enojado.

Derek, se apresuró a esconderse detrás de mí.

— Eso no es algo que diría alguien feliz— dije.
— ¡Lo sé!— dijo—, ¡Pero he tenido unas horas horribles! Necesito café— dijo y se fue.

Jason se quedó mirándonos.

— ¿Le pasó algo?— le pregunté a Jason.
— Zac está bien— dijo—. Le pasan cosas extrañas últimamente pero no es nada que no pueda controlar.
— Pues da miedo— dijo Derek—. Y ya se fue. No pude preguntarle si está saliendo con alguien.
— ¿Por qué quieres saber eso?— le preguntó Jason.
— Mis compañeras quieren saberlo— dijo.
— Yo puedo responderte— dijo Jason—. No, Zac no sale con nadie por ahora. En mi opinión parece que no saldrá con nadie en un buen tiempo.
— ¿Por qué?— pregunté.
— Es difícil de explicar— dijo él antes de irse.

Lo miré irse. Por un momento tuve la sensación de que me estaba perdiendo de algo, algo muy importante.

— Tus amigos me agradan— dijo Derek—. Aunque además de conocer a Zac, también quería conocer a la chica bonita.
— ¿A Laura? Hoy no vino. Parece que está enferma.
— Qué lástima. Siempre me pasa, tengo mala suerte con las chicas.
— ¿En verdad? Pero pareces de ese tipo de personas que les va bien en la vida con todo.
— ¿En verdad te lo parezco? Yo siempre he pensado eso de Evan. Él parece capaz de conseguir lo que sea.
— La vida de Evan no es sencilla— dije—. Aunque creo que a simple vista lo parece. Las apariencias engañan.
— Probablemente— dijo—. Porque tú pareces a simple vista ser alguien con una vida hermosa pero sé que debiste pasar momentos muy duros...
— No creo que ninguna vida sea perfecta— dije—. Aunque podemos elegir cómo sentirla. Puede ser perfecta si optamos por ser felices siempre.
— Pero no siempre se puede ser feliz— dijo, pareció un poco más sombrío—. A la alegría le corresponde una parte contraría a sí misma.
— Eso es cierto— dije.

Pensé en Alex. Definitivamente debía estar muy triste en ese momento.

— ¿Puedo preguntarte algo personal que probablemente va a ser muy incómodo?— dijo. Lo miré.
— Claro— dije.

Pareció dudar un momento. Se puso muy serio. Empecé a inquietarme.

— ¿Es verdad que...— dijo, en verdad parecía estar forzándose mucho—... te gustan los chicos?

Lo miré. ¿Qué clase de pregunta era esa?

— Sí— dije—, ¿No lo sabías?
— Lo sabía pero... no podía creerlo... no sé cómo decir esto sin que suene mal pero lo diré de todas formas: no lo pareces.
— ¿Eh?— dije confundido.
— Me refiero a que... no pareces gay.

Lo pensé un poco. ¿Cómo se suponía que debían lucir las personas gay?

— No entiendo eso— dije.
— Es decir— parecía pensativo—... he visto a personas en televisión y... son muy coloridas y vistosas...
— ¿Qué clase de programación ves?
— Creo que deben ser estereotipos. Aunque una vez estuve cerca de una marcha para defender los derechos homosexuales y la gente sí se veía así.
— ¡Ya sé a qué te refieres!— dije—, pero no, yo no soy Drag Queen o Travesti... como puedes ver, sólo soy un chico. Lamento decepcionarte.
— ¿Eh? ¡Para nada! No esperaba que lo fueras. Es sólo que si cualquier persona te viera no podría deducir que eres gay simplemente con verte.
— ¿Significa que los gays deberían de poder distinguirse a simple vista?— pregunté.
— ¡No quise decir eso!— eso—. Lo que pasa es que me cuesta creer que eres gay. Creo que es porque antes de ti no había conocido a una persona que fuera así. Realmente no sé cómo reaccionar ante eso y... lamento si te he ofendido.
— Estoy bien con eso— dije—. Aunque en realidad te entiendo porque yo tampoco he conocido a otra persona gay así que creo que no sé cómo son los demás.
— Entonces, ¿Cómo es que sabías que sólo te gustan los chicos?

Lo pensé un momento. Recordé que Evan me había hecho esa misma pregunta.

— Sólo lo supe— dije—. Así como a la mayoría de los chicos saben que les gustan las chicas.
— ¿Jamás te ha gustado una chica?— dijo—, ¿Estás seguro?
— Absolutamente. Antes me complicaba la vida preguntándome el porqué no podían gustarme las chicas pero... en algún momento acepté que no era como las otras personas.
— Debiste pasar por muchas dificultades— dijo.
— Pero ahora estoy bien. Muy bien.

Él me miró. Pareció pensativo.

— Si no conoces a otras personas gays— dijo—, ¿Significa que jamás has salido con alguien?
— Eso es difícil de explicar— dije, pensé en Evan.
— ¿Por qué?

La respuesta era muy muy complicada. Demasiado.

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