The Walking Dead Serie - Novela Daryl Dixon (Norman Reedus) y tú

Capítulo 109: "Es una habilidad pero también una perdición" - Maratón

Estaba con Philip en una camioneta, nos dirigíamos a la ciudad como él me había dicho. Detrás de nosotros venía un camión del ejército con varios hombres. En el trayecto recordé cuando íbamos a la ciudad con el grupo, sonreí. Al entrar a la ciudad vi las calles despejadas, me sorprendió porque cuando venía había siempre obstáculos de vehículos que teníamos que esquivar. El gobernador pareció notar mi sorpresa, y me dijo que como Woodbury estaba al otro lado de la ciudad y alejado de la prisión, la entrada era distinta y él con sus hombres habían despejado los caminos para tener una ruta más fácil de transitar.

Recorrimos varios edificios, tiendas, clínicas y algunas casas. Nos deteníamos en cada lugar donde podríamos encontrar víveres y productos, pero me extrañé cuando el gobernador me dijo que no bajará del vehículo. No entendía entonces para que me había llevado a la ciudad si sus hombres podían encargarse de defenderse de los caminantes sin necesitar de mi ayuda. Así estuvimos casi todo el día, solo observaba como lo hacían y como si fueran animales, saqueaban todo lo que veían sin importarles nada.

Continuamos recorriendo la ciudad, noté que estaba comenzando a oscurecerse, – Está oscureciendo, quizá debemos regresar – le dije, me dijo que íbamos a ir a un lugar más. Lo miré, – Algo está planeando hacer – dije entre pensamientos. De pronto llegamos a un supermercado, él bajó y me dijo que hiciera lo mismo, lo seguí y bajé.

De pronto sus hombres también bajaron del vehículo y se pusieron alrededor del supermercado detrás de algunos vehículos con sus armas cargadas y listas para disparar. Philip se alejó de mí y se puso a un lado del supermercado...

- _____: ¿Qué hacemos aquí?

- Philip: Está es tu prueba.

- _____: ¿Qué prueba?

- Philip: Este supermercado está invadido por varios caminantes, deseosos de comer carne humana fresca. Podríamos vaciarlo en segundos, pero eso sería gastar municiones y últimamente conseguir armas ha sido muy difícil. Otra opción es combatir cuerpo a cuerpo, pero si no tienes las habilidades necesarias, morirás inmediatamente.

- _____: Entonces, ¿quieres que yo..?

- Philip: Así es. Abriremos las puertas y te enfrentarás con los caminantes que están en el interior, tú sola y sin ayuda de nadie. Tienes tu armas, y si algo se sale de control, mi hombres intervendrán.

- _____: ¿Qué quieres demostrar con todo esto?

- Philip: Yo nada, quiero que tú me demuestres que eres capaz de hacerlo. En este nuevo mundo, donde el más fuerte sobrevive, si no tienes las habilidades suficientes, morirás. Si fuiste capaz de defender a tu querida prisión de los caminantes, serás capaz de hacer esto, a menos que quieras que lleguemos a Woodbury sin comida y la gente poco a poco se muera de hambre... ¿No quieres eso verdad?

No le respondí, pero tenía razón. Si no llevábamos comida, las personas de ahí morirán y si se iban de Woodbury también morirían porque nunca se han enfrentado a los caminantes, no sabrían cómo defenderse...

- Philip: A demás, si no haces lo que te digo, alguien pagará las consecuencias...

Lo miré fijamente, sabía a quién se estaba refiriendo, a mi madre. No entendía como después de tantos años, podía tratarla de ese modo, quería ir y clavarle mi cuchillo en su cabeza. Suspiré y asentí. Caminé y me paré al frente de la puerta del supermercado, los caminantes al verme a través del cristal, comenzaron a acumularse más de ellos, tratando de romperlo y venir hacía mí. Saqué mis machetes y me preparé, – Para tu facilidad romperemos sola una de las puertas de vidrio, así saldrán de a pocos – me dijo Philip. Él se subió a un vehículo abandonado y tiró una piedra al vidrio, comenzaron a salir los caminantes, pero el vidrio de la otra puerta, al estar rajado, no aguantó la presión y se rompió, más caminantes comenzaron a salir, – Buena suerte – me dijo, lo vi cruzar los brazos y sonreír.

Tenía miedo, pero lo trataba de ocultar, – Bien ______, tú puedes – me dije a mi misma entre pensamiento y comencé a matarlos uno por uno.

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