Capítulo 110: "Tan cerca y al mismo tiempo tan lejos" - Maratón

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Narra Daryl

Al verte bajar de vehículo me sorprendió, nos escondimos con los demás detrás de los vehículos. Vimos bajar del camión a varios hombres, aproximadamente eran ocho con sus armas en la mano. Se pusieron alrededor del supermercado, detrás de los carros abandonados. Vi al gobernador alejarse un poco y comenzar a decirte algo, desde donde estábamos podíamos escuchar todo, así que presté atención a lo que te decía, por momentos le respondías, hasta que te quedaste callada, pensativa.

"...A demás, si no haces lo que te digo, alguien pagará las consecuencias..." escuché decir al gobernador, – Te tiene amenazada – dije entre pensamientos, de pronto vi cómo te colocabas al frente de la puerta del supermercado, – Ese tipo está loco – dijo Glenn. Vi que el gobernador rompió la puerta de cristal y comenzaban a salir varios caminantes. Comenzaste a matarlos con tus machetes. Vi como él estaba encima de un vehículo abandonado de brazos cruzados observando todo el espectáculo. De pronto uno de los caminantes al acercarse a ti, hizo que retrocedieras, te apoyarás en uno de los vehículos, el caminante se iba a balancear sobre ti, de pronto como un impulso, hice un movimiento para ir y terminar con todo eso, pero sentí que alguien me tomó del brazo, era Rick, – Sé que quieres ir, pero si lo hacemos pueden matarla o matarnos a todos... Sabes de lo que es capaz ese tipo – me dijo. Asentí, sabía que no podíamos exponernos de ese modo, lo sabía y odiaba eso.

Miré a los demás, a Glenn, a Tyresse y a Abraham, con su simple mirada me pedían que me calmara pero al verte de ese modo, no podía. Volví a mirar la escena, de una patada alejaste al caminante que te iba a morder y le clavaste el machete en la cabeza. Poco a poco todos los caminantes iban cayendo muertos y toda tu ropa estaba manchada de sangre, pero me sorprendió cómo te defendías de ellos y la forma en como los matabas, era increíble. Habías aprendido muchas habilidades y recordé las veces que nos ayudaste a defender la prisión y las veces que nos salvaste aquí, en la ciudad.

Salieron dos últimos caminantes, caminaste hacia ellos y de un solo corte, los decapitaste. Después de eso, reino en el lugar un profundo silencio, ni un sonido, ni una voz, ni un gruñido, solo tu respiración honda y profunda, de pronto esto fue interrumpido por los aplausos del gobernador. Él bajó del vehículo, caminó hasta que se puso al frente tuyo. – Bien hecho hija mía, me siento muy orgulloso de ti – logré escuchar que te decía eso.

Vi que lo miraste mientras tu mano se iba hacia tu pierna, sacabas tu cuchillo y se lo lanzaste en la dirección en la que él se encontraba. Me sorprendí, de pronto al ver al gobernador ileso, miré más allá y vi a un caminante que salía del supermercado caer muerto de un cuchillo en la cabeza. – Sabes que lo hago por ella – le dijiste y él sonrío. – Descansa hijita – te dijo, volteó y les ordenó a sus hombres saquear el lugar.

Vi como sus hombres corriendo entraban en el lugar con varias maletas y mochilas. El gobernador se alejó de ti y se fue a la camioneta, vigilando como los hombres llenaban el camión con todo lo que encontraban. – Es solo uno – alguien gritó, giré y vi que un caminante pasaba por nuestro lado y se dirigía hacia ti. Al verlo me di cuenta que era el mismo caminante al que le había disparado en el hombro y había fallado, pero aún tenía mi flecha, – Yo me encargo – gritaste y te acercaste a este.

Caminaste hacia el caminante, pero te detuviste cuando lo tenías al frente tuyo, el caminante se acercaba poco a poco, – ¿Hay algún problema? – gritó el gobernador, – No, ninguno – dijiste y le clavaste el machete en la cabeza, el caminante cayó muerto. Te quedaste mirando el cuerpo muerto que estaba en el suelo, – Ahora sabe que estamos aquí – dije entre pensamientos.

Como si me hubieras escuchado, levantaste la mirada y observaste a tu alrededor, pude verte, tenías toda la ropa ensangrentada, y tu rostro con algunas manchas de sangre, de pronto, diste media vuelta, caminaste en dirección al supermercado, recogiste tu cuchillo y guardaste tus machetes, y entraste al establecimiento. – En cinco minutos nos vamos – gritó el gobernador. Los hombres comenzaron a salir del lugar, traté de ver si entre ellos estaba Merle, pero ninguno de ellos era. Al final te vi salir con dos maletas, todos los hombres subieron al camión, le entregaste una de las maletas y la otra la dejaste caer al suelo. – Son todas – escuché que les dijiste y cerraste la puerta de la parte de atrás del vehículo. Volteaste a mirar a tu alrededor, como si buscarás algo, – Sabe que estamos aquí – dijo Rick, – ¿Buscas algo? – te preguntó el gobernador, negaste con la cabeza y subiste a la camioneta.

En un solo instante, desaparecieron del lugar, ahora estaba completamente desierto. Salí del lugar donde estábamos, los demás hicieron lo mismo, – ¿Qué creen que haya dejado? – preguntó Glenn, – Solo hay una forma de saberlo – dijo Abraham y se fue hacia la maleta que habías dejado y los demás se fueron al supermercado. Caminé hacia el caminante al que habías matado, me agache y le quité la flecha que tenía en el hombro.

– El lugar está completamente vacío – dijo Rick regresando del supermercado, – Hey, miren esto – dijo Abraham y nos enseñó la maleta, había varias latas de leche en polvo y algunas conservas. Todos sonrieron, – Es hora de regresar – dijo Tyresse, dieron media vuelta y comenzaron a caminar. Me quedé mirando la escena, era un charco de sangre, recordé como luchaste con ellos y como casi eras mordida por uno de ellos, – ¿Daryl? – me dijo Rick, lo miré, – Debemos irnos – me dijo, asentí y comencé a caminar.

Fin de la narración de Daryl

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Awww, todo por la destructora. ♥ Pero, dejaste una maleta, ¿el gobernador se habrá dado cuenta? :O :O



The Walking Dead Serie - Novela Daryl Dixon (Norman Reedus) y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora