La fiesta (1)

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Lana estaba adelante de pie frente al pizarrón mientras Peter Mc Brigde disertaba sobre las ventajas de hacer la fiesta en su casa que estaba en las afueras del condado en vez de ir a un bar y seguir así con la tradición de la academia. 

— Hay muchas camas y pueden quedarse —Dijo, mirando fijamente a Jessica Córdoba— También hay piscina temperada y otras comodidades. 

— ¡Una fiesta que dure tres días! —Exclamó René Olsen.

— En resumidas cuentas lo pasaremos mucho mejor — Agregó Vicent Mc Cann.

Jean Manuelle Rodríguez observaba a sus compañeras de primer año. Le satisfacía enormemente qué, además de Rob y Javier, eran los únicos varones que estaban en la sala, puesto que los demás estaban no sabía dónde y a cambio de eso se encontraban ahí casi todas juntas las chicas que le interesaban.

— ¿Y? —Preguntó Peter— ¿Qué dicen?

— Habría que preguntarle a los demás —Respondió Lana, bastante nerviosa por la responsabilidad secreta que acababa de asumir y que aún no le contaba a nadie— Si van a hacer algo háganlo hoy porque aprovechando la ausencia de los profesores me iré mañana a Londres a reunirme con mi novio.

En eso Rob Irwin se pone de pie. 

— ¿Donde va el compañero? —Preguntó Camila.

— Buenas tardes señores —Dijo, sin siquiera mirarla— ¡Yo me voy de aquí! 

— ¿Por qué te vas? — Preguntó Peter Mc Brigde— Estamos organizando tu bautizo.

Hubo algunas risas de los otros mayores que ofendieron bastante a Rob, quien tomó un cigarrillo y comenzó a jugar con él antes de responder.

— Porque es evidente que esperaron que los hombres de primer año se fuesen de aquí para tu venir aquí, niño rico norteamericano. ¡Yo te conozco de alguna parte y estoy seguro de que estás organizando esto para que tú y tus amigos se violen a nuestras compañeras!

Sin esperar respuesta Rob se fue. Lana cerró la puerta, bastante más nerviosa de lo que ya estaba previamente antes de aquel incidente.

— ¡Que desagradable! —Opinó Angie Ireland.

— Así es —Confirmó Fanny Silverstein.

— No se preocupen —Dijo Jessica, observando fijamente a Peter Mc Bride— El compañero estaba borracho.

Mientras los demás discutían Camila también se puso de pié. 

— ¿Te vas? — Le preguntó Catalina Marchessi, en español.

— Me iré de acá. Yo no puedo beber, ¿Viste? Nos vemos la próxima semana.

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