A vencer o morir (3)

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Tras el rotundo fracaso que le significó haber ido a la academia un día sin clases creyendo efectivamente que Hakan Mastouri iba a estar allí, Mak Savicevic se preparaba temprano al día siguiente, con el fin de continuar con la búsqueda.

Salió temprano de casa, con el objetivo de llegar hasta la de Rob Irwin.

Sus ánimos iban intermitentes mientras caminaba, puesto que mientras desayunaba había leído una especie de columna de opinión que se refería al caso de un hijo de un empresario famoso allá en Colombia, cuya carrera supuestamente estaba siendo saboteada, ya que venía un suceso negativo tras otro. El tipo de la opinión no se podía explicar como el hijo del empresario famoso podía llegar a ser víctima de esa forma, ya que, por si fueran poco las pérdidas en su patrimonio producto de la baja reputación como consecuencia de las caídas de sus varios paquetes accionarios, había sido víctima de la filtración de un vídeo pornográfico de su novia.

Además de estar perdiendo su patrimonio, al tipo le habían puesto los cuernos y por si fuera poco había un registro audiovisual de aquello.

Tratando rápidamente de no pensar en Mika y en lo que había ocurrido durante esa agradable madrugada en Manchester producto de su impulso de querer viajar a esas horas, Mak Savicevic por fin lograba llegar hasta la casa de Rob. Lo recibió su misma madre en la entrada.

— Hola —Le dijo ella— ¿Buscas a Rob?

— Sí —Le respondió él, tras recibir un beso en la mejilla.

— Vas a tener que esperarlo —Dijo ella—. Aún duerme. ¿Te ofrezco un café mientras tanto?

— Muchas gracias —Respondió él.

— Lo iré a despertar mientras se calienta el agua. Toma asiento dónde quieras mientras tanto.

Mientras esperaba a su compañero, Mak Savicevic se dedicó a observar el inmueble. Parecía el interior de un barco, según él, ya que aquella casa era gigante y todo se veía más o menos pulcro y ordenado, tomando en cuenta la cantidad de habitaciones que debía haber allí. Pensando en lo desaliñado que solía ser Rob, casi le parecía imposible que un tipo como él pudiese proceder de una casa como aquella.

— ¿De dónde eres? —Le preguntó la madre de Rob, mientras servía ambas tazas.

— Al menos este invierno provengo desde Manchester. Nací en Bosnia Herzegovina.

— ¿Te tocó muy duro por la guerra?

— La verdad es que ni tanto. Pudo haber sido mucho peor.

— ¡Que admirable que pienses así! Mi hijo Rob ha tenido todas las oportunidades posibles habidas y por haber y aún así no levanta cabeza. ¿Eres Mak verdad? Rob me dijo que eras el alumno estrella de la academia ¿Eso es cierto?

No sé si sea tan cierto, pensó Mak, mientras que con aquella tardanza de Rob ya prácticamente se había resignado a tener que restarse del primer torneo de habilidades literarias tipo agua, considerando que el plazo máximo que les había dado Martin West para inscribir a su grupo en la competencia ya estaba próximo a vencer.

— Parece que no eres muy bueno para hablar —Le dijo la madre de Rob cruzando las piernas—. Voy a ver si ese charlatán está listo.

Durante aquel transcurso en el cual no podía dejar de pensar en la columna de opinión que había leído en la mañana sobre el hijo de aquel empresario colombiano apareció Rob recién salido de la ducha.

— Lo siento mucho hermano —Le dijo él, secándose el cabello con una toalla—. Me quedé dormido. Hoy si o sí vamos a tener noticias del gordo. ¿Me puedes esperar unos minutos más? Tengo que hacer un trámite ahora antes de vestirme.

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