Primeras enseñanzas (3)

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— Reno Florenzi. 

— ¿Sí?

— Dígame. ¿Como vendería usted la obra de Kate Miller, sabiendo lo que sabe de ella?

Reno Cauldfield comenzó a morderse las uñas.

— Señor Florenzi. 

— ¿Sí?

— Deje de morderse las uñas y responda.

— No lo sé, profesor.

— Piensela un rato. Usted, Sara Mc Brigde. ¿Como vendería la obra de Kate Miller?

— No lo sé, profesor.

— Parece que no tengo cara de hacer buena literatura — Dijo Miller, en voz alta y exagerando al maximo una vocecita triste.

Varios rieron, incluso Ian Cauldfield, quien tuvo que esforzarse un poco para mantenerse serio.

— ¡Chicos! —Dijo— La literatura no es para gente insegura y temerosa, mucho menos ahora que están acá. No me importa que se equivoquen. Se supone que están aquí para ir aprendiendo. Ahora, ¿Alguien me pueden decir cómo podría venderse la obra de Kate Miller? Fíjense en otras cualidades de ella, como su tono de voz o su forma de vestir, por ejemplo. 

— ¿Como romance juvenil? —Preguntó Tom.

— ¿Por qué?

— Se ve que está a la moda, es una chica bastante adaptada y es bastante simpática. 

— Muy bien —Dijo el profesor— ¿Se dieron cuenta lo que hizo Tom? Simplemente hizo una operación de suma y resta. Usted, Fanny Silverstein, ¿Como vendería la obra de Tom?

— ¿Como literatura negra? Perdón… no pretendo ofender.

— No me ofende, amiga —Dijo Tom, sonriendo. 

— Usted —Dijo Ian Cauldfield, dirigiéndose a María José— ¿Como vendería la obra de Fanny?

— No lo sé, profesor.

— Piensela un rato. Usted, Hans Wörns ¿Como vendería la obra de Fanny Silverstein?

— ¿Como las aventuras de una niñita consentida sin cerebro? Perdón, no quise ofender.

Los murmullos en falsete pasaron a ser murmullos de estadio. Algunos no comprendieron por qué quiso decir aquello Hans Wörns, quien daba a entender que decir aquello era un asunto de hacer justicia o cobrar revancha por algo. 

— Perdón profesor —Dijo Hans—. Ocurre que el mundo completo lleva un montón de tiempo intentando superar el racismo. Adjetivos calificativos como el de la compañera no deberían volver a repetirse, menos que menos cuando se trata de alguien a quien le ha costado mucho aceptar su realidad, a tal punto de que tuvo que venir a hacer su vida a otra continente porque en su país se les hace la vida históricamente imposible.

— Irlanda no es el país indicado para tu súper pose de salvador de cristianos— Dijo Rob.

— ¿Por qué? —Preguntó Ian Cauldfield— ¿A que vas con que es una súper pose?

— La super pose del romance LGTB. Todos sabemos que esta burbuja con forma de trébol es asquerosamente cínica y católica. No es necesario que vengas aquí  a hacernos propaganda. 

La sala completa quedó en silencio. Nadie se atrevió a debatirlo o corregirlo, excepto el mismo Hans Wörns, quien sonrió lo más cínicamente que pudo. 

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