El poder del aire (15)

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Durante el transcurso de la noche, Tom Mc Carty había estado tomando decisiones. Su prioridad absoluta en ese minuto era la academia y sentía que podía llegar a ganar la competencia y que el talento y la buena escritura eran armas que poseía.

Lo que sí le faltaba era disciplina y rigor al momento de tomar ciertas decisiones y decidió partir el día bajo esa lógica.

Tomó su bicicleta muy temprano por la mañana y pedaleó hasta la casa de Kate Miller, quien en esos momentos salía de la ducha.

— ¡Tom! –Exclamó ella— ¡Pero qué sorpresa! ¡Casi te llamo para que nos juntemos antes!

— ¿Por qué?

— Pues porque este es el último torneo individual ¡Recuerda que vamos a remodelar nuestro equipo!

— Vengo casi a eso mismo aprovechando que hoy entramos más tarde —Respondió Tom.

En eso Kate Miller miró la hora.

— ¿Crees que podamos beber una taza de café?

— Lo más probable —Dijo Tom.

Acto seguido ingresó hasta la sala y Kate Miller llevó inmediatamente unas tazas.

— Kate.

— ¿Sí?

— ¿No te molesta si dejamos de vernos por un par de días? Ocurre que se viene el último torneo individual y pues la verdad es que necesito concentración máxima para adjudicarmelo ¿No te molesta, verdad?

Kate Miller medio cerró los ojos y lo miró fijo. Luego le dedicó una sonrisa, puesto que tenía también sus propios planes.

— Está muy bien, amigo. Yo también debería intentar algo. Creo que si gano este torneo te saco del primer lugar, además, como que siento que me falta adjudicarme puntos de manera individual.

— Y podríamos aprovechar este receso para buscar otro integrante si es que queremos ganar el Grand Slam. Le di mi palabra a Jack Adams de que íbamos a hablar una vez que finalizara este torneo.

— ¿Falta solo una persona entonces?

— Creo que sí.

— ¿Tienes a alguien en mente?

— La verdad es que no. A estas alturas, casi todos tienen los grupos ya conformados. Solo me interesa que la persona en cuestión sea un buen elemento en lo literario.

Tom Mc Carty sabía que su amiga estaba pensando en Mak Savicevic pero prefirió no decirle nada respecto a esa imposibilidad, puesto que además de caerle pésimo, era bastante difícil que el abandonara su grupo por irse con ellos.

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En eso había despertado hace un buen rato pensando en el problema existente con Rob Irwin y no se había querido levantar y sintió un alivio enorme cuando Lerna se levantó para ir al baño.

Decidió levantarse con el fin de preparar desayuno y así comenzar a alistarse para ir a clases y apareció ella así de la nada.

Lerna no lo miraba precisamente a él.

— ¿Qué pasa? —Le preguntó Mak.

— Se te ve grande —Dijo ella.

— ¿A qué te refieres?

Acto seguido Lerna se acercó aún más. En parte Mak Savicevic estaba aterrado, puesto que en parte bastaba solo aquella mirada para que se le pusiera dura.

— ¿Puedo tocar? —Le preguntó ella.

Mak Savicevic no pudo decir nada, puesto que en cosa de segundos ella tenía su mano completa puesta ahí sobre aquel pantalón deportivo.

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