Solo es un juego (6)

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Tras los aplausos y la mirada de rigor de Martin West, tanto Tom Mc Carty como Kate Miller quedaron con una leve sensación de aires triunfales que prácticamente se extendía por todo el salón de clases.

— ¡Muy bien! —Aplaudió el profesor— ¡Muy pero muy bien! ¡Aquí hay una dupla que exploró el asunto hasta la médula! ¿Que les pareció la presentación? —Preguntó, mirando eufóricamente al resto.

— Simplemente brillante —Opinó Jack Adams, realmente entusiasmado con lo que había sido aquella exposición— Leí Rayuela hace muchos años y bueno, incluso esta presentación me permitió comprender aspectos que antes no había entendido y me dieron ganas de leerlo otra vez. La disfruté muchísimo...

— ...Nada que decir —Interrumpió Rob Irwin, sin mirar a nadie—. Entregueles el oro para que nos vayamos pronto a casa.

— ¿Ah sí? —Preguntó West, exagerando un tono de voz irónico— ¿Tiene usted algo muy importante que hacer en casa?

— Escribir pues maestro. El trabajo de escritor no comienza ni termina aquí.

Tras causarle mucha gracia aquella frase, el profesor llamó a la concentración.

— ¿Preguntas? ¿Opiniones? ¿Sugerencias?

— Al parecer la literatura latinoamericana se las trae —Dijo Danny Van Bossen— ¡Tal vez tenga que viajar allí en vacaciones!

— Rayuela está ambientada en París, esa es su gracia —Opinó Hans Wörns, mirando a Tom.

Mc Carty estaba tan feliz con la ya segura consecución de puntos que casi no le importaba nada. Incluso casi ni sentía rencor por su compañero producto de lo ocurrido la tarde anterior.

— No toda la obra está ambientada en Francia —Le debatió Jack Adams—. Si no me equivoco, hay una parte que se llama el lado de allá, la cual muestra al protagonista en Buenos Aires.

Hubo un silencio, que demostraba casi que todos querían enterarse de quien había ganado aquel torneo y nada más. La literatura latinoamericana le parecía algo muy pesado a la mayoría.

— Bien —Dijo el profesor— ¿Alguien sería tan amable como para ir a buscar al resto?

Enzo Ferratti se puso de pie y se dirigió a la salida, mientras que breves segundos después Rob Irwin hacia lo propio tomando sus cosas.

— ¿Y usted? —Le preguntó West—. ¿Dónde cree que va?

— Me voy a casa pues maestro ¡Hay que escribir!

— ¿Se va a casa? ¿No le interesa saber quiénes fueron las personas que desde aquí en adelante lo van a desbancar de su lugar en el ranking?

— La verdad es que no, profesor. Por eso es que me voy.

Hakan Mastouri estuvo a punto de seguirlo pero Reno Cauldfield lo atajó con el brazo.

— Espera —Le dijo—. Quedemonos acá mejor. No vaya a ser que anuncien torneo nuevamente y quedemos fuera.

— Tienes razón, compañero —Le respondió Mastouri, mientras miraba que Irwin le hacía un gesto equivalente a qué se comunicaran en cuanto salieran de clases.

Acto seguido los grupos finalistas entraron a la sala en compañía de Enzo Ferratti, mientras que al mismo tiempo West les hacía una seña.

— Capitanes de equipo, por favor —Dijo el profesor—. Pasen aquí adelante.

Lena Smith, Tom Mc Carty y Catalina Marchessi acudieron instantáneamente a aquel llamado.

— Al grupo número cuatro le falta un integrante ¿Qué sucedió con esa persona?

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