Verdades artificiales (12)

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Javier Busquets pasó a buscar a Sonia hasta su casa y desde ahí la llevó inmediatamente hasta la de él, con el fin de que conversaran con mayor tranquilidad.

No hablaron durante todo el camino, puesto que ella se estaba comunicando con Elect, la chica funcionaría de la policía inteligente que había hecho todas aquellas gestiones con las autoridades de aquella nación secreta ubicada en cierta isla en medio de la nada para que Sonia pudiese estar tranquila en Europa, tomando en cuenta los cargos que se le asignaban producto de los crímenes de guerra que había cometido.

— En fin —Dijo Sonia, sacándose el abrigo y depositandolo sobre el respaldo de una silla—. Según Elect está todo normal. No debería tener problemas para viajar hasta Sudamérica.

— ¿Y qué piensas hacer allí? —Le preguntó Javier.

— Pretendo soltarle toda la verdad a Mak. Quizá lejos de todo lo que conoce le tome el verdadero peso al asunto. Me hubiese gustado que tú y él hubiesen sido más amigos como para haberte nombrado su jefe de asesores. Lo bueno es que los has observado y todo lo que me hablaste de él coincide perfectamente con lo que me dijiste de él. Eso ha sido clave para que Lerna pueda comunicarse bien con él.

— ¿Y crees que acepte viajar?

— Planeo ofrecerle una muy buena cantidad para que me las haga de intérprete, tomando en cuenta que su sueño es viajar allí. Como al mismo tiempo va a ser algo remunerado, le va a servir para descansar de sus estupidos artículos escritos por encargo. Pretendo utilizar el viaje tambien para presentarle ciertas gentes con las cuales después pretendo que interactúen mucho más mas adelante.

Una de las cosas buenas de haberla seducido, pensó Javier Busquets. Solo era cosa de averiguar con quienes pretendía reunirse ahí. De todos modos aún le quedaban un par de días como para ver como podía gestionar toda aquella valiosa información que Sonia le estaba regalando en esos momentos.

— Muy bien —Dijo Javier Busquets— ¿Hay algo que pueda hacer por tí?

— Con respecto a Mak, creo que en unos pocos días, Lerka ha sido capaz de hacer lo que tú lamentablemente no pudiste hacer en estos meses. Con respecto a mí, por supuesto que puedes hacer muchas cosas.

Acto seguido Javier Busquets se acercó a ella. La rodeó de la cintura y ella apoyó su cabeza en su pecho. Luego el comenzó a acariciarle el cabello.

— He estado demasiado sola en esto y para mí has sido un apoyo fundamental. Te prometo que haré mucho por tí después de que termine todo esto.

Tras oír aquello, Javier Busquets la miró directo a los ojos. Luego la besó suavemente en los labios y ella correspondió al mismo ritmo mientras él acariciaba su espalda por debajo del sweater.

— ¿Subamos? —Se animó a preguntar Javier.

Sonia sonrió y lo tomó inmediatamente de la mano, y mientras subían por las escaleras Javier pensaba en las palabras precisas como para preguntarle con quienes pretendía reunirse en Sudamérica una vez que terminara de darle una buena cantidad de lo que ella quería siempre recibir de él prácticamente desde la primera vez que se vieron las caras.

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Ambos sentados en el suelo del jardín, Mak Savicevic y Reno Cauldfield permanecían en el más absoluto silencio.

— ¿Qué es lo que pasa aquí? —Preguntó Ian Cauldfield—. Pareciera que están en un funeral.

Lerka se puso inmediatamente al lado de Mak Savicevic, quien decidió tomar inmediatamente la palabra.

— Rob Irwin se retira de la carrera. Nuestro equipo está en peligro.

Reno Cauldfield miró a los ojos a su padre, quien parecía tomarse todo aquello como un mero asunto sin importancia.

— ¿Y cuál es el problema? —Preguntó Ian, mirando a su hijo— Pueden reemplazarlo fácilmente o buscarse otro grupo. Mañana se supone que se decide todo eso, porque les aseguro que hay muchos capitanes de equipo disconformes.

— El problema es que no hay las mismas afinidades literarias –Sentenció secamente Mak.

— Yo no veo que tú y Reno tengan las mismas afinidades literarias y aún así se complementan ¡Arriba el ánimo, Mak! De todos modos, yo no creo que Rob Irwin se retire. No va a resistirse de ningun modo a competir.

— Tal vez papá tenga razón –Dijo Reno— Tal vez nos estamos ahogando en un vaso de agua.

— De todos modos, si mañana Rob Irwin no va a clases, que es lo más probable, ustedes lo inscriben en su equipo y eso es todo lo que tienen que hacer. Ahí tienen casi un mes para convencerlo de que se adapte a sus dinámicas.

— Necesito hablar con Hakan Mastourí también, de todos modos —Dijo Mak, casi sin lograr contener su ansiedad— ¡No me gustaría saber que estoy perdiendo el tiempo!

De pronto sintió la mano de Lerka sobre su hombro e intentó calmarse.

— ¡No deberías hacer nada! —Exclamó Ian Cauldfield— Deberías intentar concentrarte en otros proyectos.

— Opino lo mismo —Dijo Lerka, casi repentinamente—. Mamá me acaba de escribir diciendo que quiere que vayas a casa a cenar. Quiere hablarte muy en serio sobre el viaje a Sudamérica —Sentenció, mirando a Mak a los ojos.

— ¿Cual viaje a Sudamérica? —No pudo evitar preguntar Reno.

— ¿No les has contado? —Preguntó Lerka.

— La verdad es que no —Dijo Ian.

Mak Savicevic se avergonzó un tanto. Si no se había tomado demasiado en serio lo del viaje a Sudamérica había sido simplemente porque lo consideraba irreal.

— Mamá tiene que ir a hacer un trámite allí —Explicó Lerka, sonriéndo—. Quiere llevarse a Mak porque al saber español nos puede servir de intérprete. Como van a tener casi un mes sin clases, no creo que sea mala idea que Mak acepte ¿Que opina usted profesor?

— Es la mejor de las mejores ideas —Dijo Ian Cauldfield—. Reno debería aprovechar sus vacaciones y hacer algo parecido.

— Pensaba ir a California después del Grand Slam —Dijo Reno.

Mak Savicevic quedó pensando en serio sobre lo del viaje a Sudamérica. Tal vez era hora de irse a casa y prepararse desde esa noche. Agradecía enormemente los consejos de su profesor.

— Voy a ir a ver lo del viaje entonces, a ver qué tan cierto es —Dijo Mak Savicevic, sonriendo y poniéndose de pie—. Ha sido un gusto, profesor ¡Muchas gracias por todo!

Ian Cauldfield le estrechó la mano mientras Lerka le explicaba a Reno los motivos de por qué en esos momentos estaba acompañando a Mak.

— No desaproveches la oportunidad de ir a Sudamérica —Dijo Ian Cauldfield—. Incluso aunque te paguen poco, haz lo posible por ir.

— Eso haré profesor —Dijo Mak Savicevic—. Solo espero que mañana salga todo bien.

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