Archivos residuales (2)

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A pesar de que aquella junta era para hacer los últimos preparativos antes de que se diera por iniciado el Grand Slam, tanto Tom Mc Carty como Kate Miller no podían dejar de hablar sobre otros asuntos.

Sin embargo una cosa tenía que ver directamente con la otra.

— De todos modos me da lo mismo si Hans esta enojado o no —Decía Tom Mc Carty, con voz de que no quería seguir hablando del tema– ¡Mi prioridad es la competencia!

— ¿Pudieron hablar por última vez?

— Intenté ir a su casa pero no encontré nada más que a un patético borracho —Respondió Tom Mc Carty, como con hartazgo—. Con esto esta claro que Hans no es para mí, considerando que tenemos modos de ver la vida absolutamente distintos.

— ¡Chanfles! —Exclamó Kate Miller—. En ese caso siempre va a ser mejor alejarse.

En eso recordó que Mak Savicevic, tras haberle transferido la última cantidad de dinero que el tenía que enviarle no le había vuelto a hablar más. Sin embargo hacia enormes esfuerzos para no hablar de ello ante Tom, tomando en cuenta que cada vez que le hablaba de él, su amigo la desalentaba considerablemente.

— En fin —Dijo Tom Mc Carty—. Ahora sí que sí a concentrarse —Culminó, alzando la vista y por ende las cejas.

Llevaban un buen rato ya en aquella cafetería ubicada en aquel club de tenis donde los había citado su compañero esperando a que alguien llegara a tomarles la orden cuando en eso aparecía Jack Adams vestido deportivamente, con short y remera Reebook.

— Disculpen la pinta —Dijo, pasándose una toalla por la frente—. Ahora ultimo  estoy jugando mucho tenis y bueno, este es un lugar agradable para conversar al fin y al cabo ¿Tienen ya alguna propuesta para el cuarto integrante que nos falta para formar el equipo?

— Yo pienso que es mejor esperar hasta mañana —Dijo Tom Mc Carty, haciéndole una seña a una camarera—. No sé me ocurre nadie en estos momentos y creo que es mejor postergar. Simplemente tiene que ser alguien que no proponga nada, ya que de la parte creativa nos encargamos nosotros. Solo necesitamos a alguien que nos corrija los errores ortográficos y esas cosas, que solamente se dedique a eso.

Acto seguido Kate se echó a reír mientras Jack Adams la miraba interrogativamente con la boca abierta.

— En fin —Dijo Jack Adams, de la nada  con su típica y amistosa sonrisa— Tú Kate ¿Tienes algún candidato?

— Los que tengo en mente son imposibles a estas alturas —Dijo ella, tras recordar que había fracasado en su plan de seducir a Mak Savicevic con el fin de que este se integrara a su grupo—. Tú, Jack ¿Tienes alguno?

En eso Jack Adams envió un mensaje por voz y en cosa de segundos aparecía Enzo Ferratti, quien también iba vestido deportivamente con short Umbro y polera Lotto.

— Les presento a mi rival en el tenis —Dijo Jack, haciendo una especie de reverencia.

Enzo Ferratti se presentó humildemente, casi inclinándose.

— Espero que me disculpen —Dijo Jack—. Mi intención jamás fue traer a este tipo sin avisarles.

— Resulta que le gané por primera vez una partida de tenis —Dijo Enzo Ferratti, aún hablando humildemente—. El dijo que si ganaba me iba a permitir integrarme a ese grupo.

— ¡Yo no propuse eso! —Protestó Jack Adams—. Le dije que sí me ganaba yo haría lo posible por integrarlo aquí, jamás le hice esa clase de promesas.

— ¡El jamás pensó que yo le iba a ganar y se mostró demasiado confiado! —Exclamó Enzo Ferratti, con cierto dramatismo— ¡Vengo con full mentalidad ganadora en estos momentos!

Acto seguido Kate Miller no pudo evitar burlarse de él a través de gestos, tal cual como lo hacía Mak Savicevic.

— ¿De qué te ríes? —Preguntó Tom Mc Carty.

— De este —Intentó explicar, tratando de contener la risa— ¡No tiene ningún maldito punto en el ránking! Mi voto es no, sin temor a equivocarme.

En eso vio que Enzo estaba a punto de colocarse a llorar y ella dejó automáticamente de reírse.

— ¡Estoy desesperado! —Exclamó Enzo—. Si no gano puntos aquí me voy sí o sí de la academia ¡Por favor les ruego que me ayuden! Estar en la academia es mi sueño ¡Por favor se los ruego!

Tom Mc Carty miraba más que sorprendido, no dando crédito a lo que ocurría.

— Por lo menos siente más pasión este que ese Ray Pérez y ese Hans Wörns —Dijo Kate Miller, con algo de desprecio.

— Opino que él podría ser esa persona que dijiste que buscabas —Dijo Jack Adams, golpeando suavemente en el codo a Tom—. Por el momento Enzo no tendría ningún problema en dedicarse solamente a hacer las correcciones ¿No es cierto?

— Así es —Exclamó Enzo Ferratti—. Estoy dispuesto a llevarles el desayuno a la cama o a hacer lo que sea ¡Por favor les ruego que me acepten!

— Ha hecho buenos trabajos pero no ha tenido mucha suerte —Dijo Jack Adams, con una voz que intentaba ser convincente—. La cosa ha estado demasiado competitiva últimamente. Yo creo que no perdemos nada si le damos una oportunidad.

En eso Kate Miller comenzó a reírse nuevamente.

— ¿Que pasa? —Preguntó Enzo.

— ¡Hiciste un muy buen teatro! Inspiras lástima, solo por eso creo yo que te has ganado el derecho a que te aceptemos.

Jack Adams puso un rostro bastante solemne. Pese a todo lo que decía, no descartaba el hecho de que fuese mala idea que Enzo Ferratti se integrara a aquel equipo.

— Yo creo que no perdemos nada con darle una oportunidad –Dijo Tom Mc Carty—. Solo habría que exigirle compromiso por el equipo.

— ¡Compromiso máximo! —Exclamó Kate Miller— ¡Con Tom queremos ganar esta competencia!

En eso a Enzo Ferratti le cayeron lágrimas de los ojos y tanto a Tom Mc Carty como a Kate Miller presenciar aquello le causó una especie de vergüenza ajena que estaba fuera de lo normal. Jack Adams intentaba controlar su estado de ánimo ante aquello, puesto que con muy poca diferencia sentía casi lo mismo que sus compañeros de equipo.

— ¡Muchas gracias! —Exclamó Enzo Ferratti— ¡Les juro que no les voy a fallar!

En eso a Kate Miller le sonó su teléfono. Tenia nada más y nada menos que un mensaje de Mak Savicevic.

— Tengo que ir al baño —Dijo, poniéndose de pie abruptamente.

— Justo ahora que vienen a tomarnos la orden —Dijo Tom Mc Carty, sonriendo con la boca cerrada.

Acto seguido Kate Miller volvió a tomar asiento. Movia los pies de la ansiedad por culpa de aquel mensaje que iba a tener que abrir para poder leerlo y aquello se incrementó bastante al presenciar que todos le pedían exactamente el mismo café a la camarera.

— ¡Ahora sí! —Exclamó Kate con algo de furia.

Solo esperaba ese mensaje, la respuesta a esa última pregunta que el le había hecho y nada más que eso. Decidió sacar su teléfono nuevamente y se aseguró de estar sola al momento de querer saciar su curiosidad.

— Creo que no alcanzo a volver antes del primer día —Le había escrito Mak—. Siento en el alma no haber podido responderte antes.

Aquello le causó aún más rabia, tomando en cuenta que le respondía aquello después de ya varios días, incluso semanas. Luego se miró al espejo y recordó donde estaba y por qué estaba y se dirigió inmediatamente hasta los integrantes del equipo, a quienes por fin les llevaban el pedido.

Era hora de centrarse en la competencia  y en nada más que eso.

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