El poder del agua (3)

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Camino a casa, Jessica Córdoba iba pensando en lo de la noche anterior. Lo lamentaba enormemente, puesto que lo había estado pasando de lo más bien con Mak Savicevic, quien en ese mismo instante la llamaba por teléfono.

— Hola —Le dijo él— ¿Cómo estás?

Le daba un poco de lastima que aquel entusiasmo haya desaparecido tan repentinamente producto de la interacción que tuvo con Javier Busquets posterior a eso.

— Aquí —Le dijo—. La verdad es que quedé un poco preocupada hoy.

— ¿Por qué?

— Las chicas de mi grupo —Respondió—. Ocurre que no tienen puntos ni en duplas ni en la carrera individual.

— Tranquila —Dijo él—, quedan dos torneos aún. Oye...

— ¿Qué?

— ¿Tienes planes para esta tarde?

— La verdad es que no.

— ¿Te gustaría que saliéramos a bebernos un café?

— ¿Un café?

— ¿Qué tiene de malo?

— La verdad es que no me gusta el café.

Estaba pensando en qué definitivamente no sería mala idea ir por aquello cuando de pronto vió que la iban siguiendo. Casi se desmayó de la impresión cuando vió casi frente a frente a Javier Busquets.

— Te tengo que colgar —Dijo.

— ¿Pasa algo?

— Te llamo despues —Respondió.

Tras colgar sintió una incomodidad bastante extraña tras presenciar la sonrisa de su compañero.

— ¿Con quién hablabas? —Le preguntó.

— Con nadie.

— ¿Cómo que con nadie? ¿A quien vas a llamar despues?

— Eso no es asunto tuyo.

— Pues yo creo que sí.

— ¿Por qué crees que puede ser asunto tuyo? Si mal no recuerdo, tu y yo no somos novios.

Acto seguido Javier volvió a replicar aquella sonrisa que a ella tanto la incomodaba.

— Eres mi puta personal ¿Acaso lo olvidaste?

— ¡Ya no quiero ser tu puta personal! —Exclamó Jessica Córdoba con energía.

Volvió a mirar a Javier, quien le provocaba un rechazo enorme. Sintió unos profundos deseos de llorar, puesto que se sentía asquerosamente cosificada.

— Eso lo decido yo —Respondió Javier—. A excepción de que me devuelvas la mitad del dinero que te di.

— Voy a buscar trabajo —Dijo Jessica Córdoba—. Una vez que encuentre uno te devolveré la totalidad del dinero.

— ¿Crees que es muy sencillo hacer eso? Lo siento mucho pero mientras eso no suceda, vas a seguir siendo mi puta personal. Ahora sube al coche, por favor.

Demasiado arrepentida por haber aceptado aquel dinero, Jessica Córdoba obedeció, tomando en cuenta qué, si Javier Busquets era capaz de mostrarle aquel vídeo follando con su compañera Angie Ireland, el iba a ser perfectamente capaz de exhibir todo lo que ella y él habían hecho alguna vez.

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Una vez que aparcaron cerca de la costa, Javier se desabrochó inmediatamente la bragueta con el fin de extraer su verga. Jessica Córdoba miraba hacia cualquier parte.

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