Productividad excesiva (1)

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Considerando que ya había hecho las pases con Rob y Hakan Mastourí, Mak Savicevic le había propuesto a su equipo que se juntaran una hora antes de que comenzaran las clases y ahí estaban, en el parque de siempre.

Reno Cauldfield fue el último en llegar, en bicicleta.

— Se supone que está todo arreglado —Dijo Mak Savicevic, tras saludarse de manera grupal con apretones de manos— ¿Alguien quiere decir algo antes de...?

— Está todo arreglado, hermano mío —Le respondió Rob Irwin, con un solemne abrazo.

Tanto Hakan Mastourí como Reno Cauldfield se emocionaron ante aquel gesto.

— En fin —Dijo Mak, pasandoles un pequeño documento—. Estos días me dediqué a hacer el brief y esto es el resumen de eso, puesto que preparé un informe muy largo. No sé si ustedes quieren revisar esta propuesta.

Tras echar una rápida ojeada Hakan Mastourí hizo un gesto aprobatoriamente.

— Esta fue la cochinada que me hiciste escribir por encargo —Dijo Hakan Mastourí, tras leer aquella hoja por breves segundos— ¡Me parece excelente!

— Faltan partes aún —Dijo Mak Savicevic—. La idea es que esa obra la fusionemos con otras dos escritas recientemente. Mi objetivo es una especie de meta novela o algo así, ya que la historia de personajes genéricos  calza perfecto acá.

— ¿Qué opinas, Rob? —Preguntó Hakan Mastourí.

En eso Rob Irwin dio un paso hacia adelante.

— Con este bosnio transgresor lo hablamos todo en Dublin —Explicó Rob Irwin—. La novela genérica con nombre de personajes genéricos es adaptable a cualquier cosa. Lo podemos poner de primera parte o algo así usando nombres de personajes que tú con el gordo estaban escribiendo.

— ¡Me parece maravilloso! –Exclamó Mak— Reno ¿Que opinas?

En eso Reno también dió un paso adelante. Con ellos ya no mostraba su personalidad tímida considerando que durante aquel presente ellos eran amigos de confianza.

— Opino que todo lo que venga de tí o de Rob es calidad máxima —Dijo Reno Cauldfield—. Según yo ustedes dos son por lejos los mejores escritores de la academia. Me refiero a que hacen todo bien y con los trabajos de ustedes, chicos, pues yo voy a la guerra.

A Mak Savicevic le conmovió enormemente oír aquello.

— Hay que adherirse a lo mejor que tenemos —Dijo Hakan Mastourí, sobando el hombro de Rob.

— Está claro quien es el arquitecto aquí, cabros —Dijo Rob, apuntando a Mak—. El gordo y yo, que tenemos más espontaneidad a la hora de escribir, digamos, podemos ir cambiando algunas cosillas.

En eso Rob Irwin volvió a estrecharle la mano a Mak Savicevic, quien sentia como esa especie de sueño sensacionalista que consistía en jugar la copa del mundo.

— ¿Aprobado el informe entonces? —Preguntó Mak.

— Aprobadisimo —Respondió Hakan Mastourí— ¡Es una sana ventaja tener este informe ya elaborado!

Se iban pasando el porro entre ellos. Reno Cauldfield era el único que no fumaba.

— Otra cosa —Dijo Rob—. Otra idea también que se nos ocurrió con el bosnio transgresor.

En eso Mak Savicevic comenzó a recordar aquella noche en Dublín, en la cual Rob Irwin lo había pasado a buscar al aeropuerto. Iban con una lata de cerveza caminando y recorriendo aquellas calles intentando mirar la arquitectura cuando de pronto llegó aquella notificación.

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