Solo es un juego (3)

1 0 0
                                    

Tras haber por fin comunicarse con Mak, Reno se dirigió a la sala de clases. Había quedado bastante mas tranquilo tras haber podido hablar con su compañero y consideraba que sí, que todo lo que venia de él eran siempre buenas ideas.

Entró algo atrasado pero West estaba contestando una llamada, por lo que casi pasó desapercibido y se acercó inmediatamente a su grupo.

— ¿Que te dijo? —Preguntó Hakan Mastouri, preocupado por aquel asunto pendiente que tenía con su compañero.

— Dijo que estaba todo bien y que había preferido irse a casa para preparar bien el asunto que tenía que ofrecerte. Dice que nos va a esperar a la salida en el parque porque nos quiere invitar a una barbacoa en su casa.

— Hay que pasar a comprar unas cervezas entonces —Dijo Rob, bastante entusiasmado—. Creo que mi hermano Mak me leyó la mente, hermanos.

— ¿A qué te refieres?

— Se refiere a que este asunto es una verdadera guerra. Tenemos que ser más equipo que nunca y estar más unidos que nunca.

Reno Cauldfield se emocionó un tanto al oír la palabra equipo. Sentía que al fin podía decirse que estaba disfrutando su vida en la academia y en eso vio que Martin West se acercaba a oírlos a ellos.

Los miró uno a uno.

— Sería interesante que repitiera en voz alta lo que acaba de decir —Dijo el profesor, con voz desafiante y concentrándose en Rob Irwin.

Rob concluyó que no le quedaba más remedio que ser consecuente con su ser y con su actitud y con su forma de ver la vida.

— A que esto es una guerra pues, profesor ¿Acaso no es un premio la información privilegiada y es una cosa por la cual hay que esforzarse para poder conseguirla?

— La misma información privilegiada que ustedes tienen con Ian Cauldfield —Le respondió Enzo Ferratti— ¿O no, compañeros? —Replicó, mirando a su alrededor.

Se empezaron a oír cuchicheos nuevamente y Hans Wörns alzó la voz.

— ¿Sí? —Preguntó West, interesadísimo.

— Dígale al compañero que deje las drogas. Absolutamente nadie está conspirando contra nadie aquí —Dijo Hans.

Acto seguido algunos rieron, sobretodo las mujeres. Rob Irwin estaba sobrio, por lo que según él estaba pensando con claridad máxima, más aún tras estar consciente de que el sentido máximo de disfrutar la vida en la academia iba a ser definitivamente la competencia en equipos, más aún por uno integrado por gentes que si bien habían tenido vidas absolutamente diferentes, creía que tenía mucho en común, incluso más que con gente que supuestamente compartía los mismos valores y nacionalidad.

— No voy a opinar mejor —Dijo Rob, tras dejar pasar algunos momentos de silencio de expectativa—. Cualquier cosa que diga me van a tratar de homofóbico.

— ¿Por qué dice eso, Mister Rob? —Le preguntó West— ¿Acaso usted cree que todo esto es una competencia desleal? ¿Eso es lo que está queriendo decir?

— Por eso mismo digo que es una guerra pues, profesor —Dijo Rob, imitando burlescamente el acento inglés de Hans Wörns.

Acto seguido varios rieron a carcajadas e incluso a Reno Cauldfield le dió un ataque de risa. A Kate Miller también le dió un ataque de risa y hasta el profesor no pudo evitar reírse. Hans se sintió un tanto humillado al ver que hasta Tom se había reído.

— Eso estuvo muy bien —Dijo West, festejando el hecho con una enorme sonrisa—. Solo me gustaría saber ¿Usted tiene ahora equipo para la guerra?

— El mejor —Respondió Rob—. Desde aquí en adelante comenzamos a hablar en la cancha porque tengo la suerte que entre mis hermanos no hay ningún escritor sobrevalorado.

Publicidad EngañosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora