Viaje sexoso (2)

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Ya había amanecido y aquella reunión había sido solamente charlatanería para Javier Busquets, a quien poco y nada le preguntaron sobre Mak Savicevic salvo unos tipos elegantes que estaban preocupados por el destino de la fortuna de Sonia y aquello era nada más que con fines especulativos. Es más, ni siquiera sabía muy bien si aquella gente era funcionaria o no de aquella mafiosa institución hecha llamar policía inteligente y no pudo evitar preguntárselo a Sonia, quien había optado por explicarle todo aquello al día siguiente:

— Estoy muy cansada como para hacerlo ahora —Había dicho Sonia, tras guiar a Javier hasta su habitación para que durmiera con él una vez que se fueron las visitas—. Mañana te lo explico todo y te rogaría que me despiertes para follar.

Y ahí estaba él, pensando en su propia vida de academia más que en follar. No le había dicho a Jessica Córdoba que iba a ausentarse de Castlebar por un par de días, pero a cambio le había dicho que tenía planes para ella. Consideró pese a todo que ella tenía demasiado talento como para desperdiciarlo siendo una alumna de una academia de escritores mediocres, según él y la mafia tal vez podía tener un puesto para ella tomando en cuenta que era escritora.

En eso salió algo más de luz natural y pudo ver que Sonia se destapaba las piernas. Desde su posición veía aquella ajustada camisa de dormir que dejaba ver unos muslos finos y suaves a pesar de la edad que tenía ella, su piel era demasiado lisa pese a todo. Aquello despertaba su morbo solo por el hecho de mirarlo.

Iba con intenciones de no caer en aquel juego pero ahí estaba con su verga a media hasta y decidió jugar directamente con aquel culo y, tras rozar su media erección ahí comprobó que Sonia estaba algo húmeda.

En eso la sintió moverse y consideró que iba a tener que dejar esa oportunidad, decidiendo que era más útil fabricar aquella erección por su cuenta en desmedro de continuar con aquel roce y luego de algunos breves minutos de trabajo estaba casi listo para perforarla.

Con su mano izquierda iba sosteniendo su erección, mientras que con la derecha levantaba su camisa de dormir y jugaba con aquella entrepierna que ya estaba definitivamente húmeda.

Tal vez está despierta, pensó Javier.

Acto seguido echo sus bragas a un lado y apuntó con su glande tras lubricarlo con saliva, dando suaves roces en horizontal, desde arriba hacia abajo. Consideró que ella ya estaba lista y comenzó a perforar lentamente.

— ¡Que rica forma de despertar! —Exclamó Sonia, haciendo uso de una voz bastante entrecortada.

Javier seguía en lo suyo lentamente hasta que logró llegar hasta el fondo. Le sobraba casi un tercio de verga que había quedado afuera y comenzó a moverse también lentamente, haciendo más uso de su cuerpo que de sus movimientos pélvicos.

— ¿Se gusta así? —Se le ocurrió preguntarle.

— ¡Me encanta! —Le respondió Sonia, ordenandole mas de aquello con el tacto.

Javier siguió ahí, en lentitud. Sonia echaba su culo hacia atrás. El no la sentía muy estrecha y aquello le dió confianza como para moverse con algo más de impetú y en eso sonó su teléfono.

Sin sacar su verga decidió ver quien era.

— ¡Es Caks! —Exclamó Javier— ¿Que hago?

— Contéstale —Dijo Sonia—. Contéstale pero no me la saques.

Dió unas breves sacudidas más antes de apretar el botón verde.

— Javo Sczibor —Dijo—. Supe que estás aca.

— Me llegó la invitación —Respondió Javier, más que desconcentrado.

Sonia movía su pelvis lentamente y el no pudo evitar agarrar su culo.

— ¿Dónde estas alojando ahora?

— ¿Para qué quieres saber eso?

— Es para pasar a a buscarte. Desde que despertó, Mika me está preguntando que hace aquí en un lugar que no conoce y necesito que me ayudes.

Si bien sabía que Mika estaba en aquel país secreto ubicado e medio de la nada, Javier Busquets no tenía idea si la estaban torturando o algo parecido. Se le había puesto un poco blanda y Sonia decidió llegar hasta ahí con su boca. Le pasaba la lengua a aquella cosa y lo miraba a él, llena de morbo.

— Estoy en la residencia de tu madre —Dijo.

Ver qué Sonia oía aquello no pareció detenerla y es más, se echaba aquella verga a la boca con mucho más impetú y Javier no daba crédito a lo que veía.

— ¿Ah sí? ¿Y que haces ahora? ¿Estás desayunando?

— Algo así.

— ¡Muy bien! —Dijo Caks, adoptando de pronto una voz muchísimo más resuelta— ¡En una hora estoy allá y espero que estés listo! ¡Vas a tener que acompañarme a ver a esa puta! ¿Algún problema? ¿Algo que yo necesite saber?

— La verdad es que no —Dijo Javo.

Acto seguido colgó y se dió cuenta que ya la tenía blanda. Sonia seguía insistiendo.

— ¿Todo bien? —Le preguntó, tras tomarse una pausa con su boca.

— Todo bien —Dijo Javier, tras hacer un esfuerzo y concentrarse.

Decidió besarla en la boca y meterle la lengua, puesto que para él era imposible empalmarse bien de otro modo. Ella seguía jugando con su verga usando sus manos y una vez que consideró que estaba listo la levantó y la tomó de la cintura y la sentó sobre él. Ella se deshizo de su camisa de dormir, quedando absolutamente desnuda.

Sonia puso sus senos en el rostro de Javier, quien pasó su cara por ahí. Acto seguido la sostuvo firme y comenzó a embestir con fuerza hacia las alturas y ella comenzó a gemir con escándalo.

— ¡Sigue! —Decía, apretandole el cuello— ¡Sigue por favor! ¡No pares!

Para Javier era fácil darle con fuerza en esa posición y cuando consideró que ya era suficiente y que el tiempo volaba cuando estaba teniendo sexo de aquella forma decidió ponerla en cuatro patas y terminar. Cuando estiró sus brazos y agarró sus senos consideró que era una lastima culminar aquello así, de ese modo, tan apurado. Hubiese deseado follar un par de horas más pero pensó en Caks y pensó en Mak Savicevic y sintió un poco de lastima por ellos cuando alcanzó a sacarla antes de correrse.

Se incorporó inmediatamente.

— ¿Me puedo meter a la ducha?

Sonia sonreía.

— Por supuesto —Dijo.

Javier fue hasta su maleta y encontró una toalla.

— Javo Sczibor —Dijo ella.

— ¿Sí?

— ¿Te parece si por esta última noche vamos a un lugar más privado? No quiero que nos molesten.

— ¿Es tu casa? ¿No?

— Prefería estar en otra parte porque veo que tu visita ha causado mucho revuelo.

Sin responder nada Javier se metió al baño. Ya no sabía si iba a tener energías para poder continuar con aquel trámite.

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