Actividades secretas (1)

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Javier Busquets no daba crédito al relato que en esos momentos le ofrecía su padre:

— ¿Así es que amenazaste a la profesora Samantha Rhoades? —Preguntó Javier Busquets, bastante asustado.

— Y al imbécil ese de profesor que lleva por amante —Respondió el señor Sczibor—. Les apunté en la cabeza. Les dije que teníamos una negociación pendiente.

— ¿Y después de apuntarles con el arma que fue lo que sucedió?

— No sucedió nada, pues. Simplemente les dije que se trataba de que tenía una excelente oportunidad de negocio para ellos. Finalmente todo quedó en una broma.

Javier Busquets comenzó a darse vueltas en círculos.

— ¿Que clase de negociación? —Preguntó.

El señor Szcibor encendió un puro y Javier hizo lo propio con un cigarrillo.

— ¡Esa maldita academia tiene que terminarse! —Soltó el señor Szcibor, expulsando una abundante cantidad de humo—. Si cierran hacemos que sea el hijo de Sonia quien gane la competencia y así todos felices, la idea es que crea que ganó una buena cantidad de dinero en efectivo también, todo esto se puede intervenir. La fiesta de cierre es la única posibilidad, por lógica, que puedas hacer que Mak Savicevic llegue hasta esta misma casa.

— ¿Clausurar la academia solo para eso? —Preguntó Javier Busquets, bastante escéptico— ¿Qué más? ¿Que piensan hacer con él una vez que lo tengamos?

— Uno de los jueces máximos de nuestro inaccesible país ubicado en medio de la nada nos ordenó que lo secuestraramos lo antes posible ¡Dicen que el asunto ha demorado mucho!

— Entiendo —Dijo Javier, de pronto bastante pensativo.

Javier Busquets caminó hasta el ventanal. El señor Szcibor miró la hora.

— ¿Que tal si me acompañas a cerrar este negocio? Una vez que se cierre, ya todo va a dar igual.

— ¿Cuando pretendes que la profesora Samantha clausure la academia?

— Yo creo que mañana mismo. Mientras antes logremos deshacernos de esto mucho mejor.

Javier tomó aire antes de decidirse a articular algunas palabras:

— Creo que tienes razón —Dijo, casi como bostezando— Así podré irme de esta bendita isla de una buena vez.

En estricto rigor a Javier Busquets le sentaba pésimo que su padre enviara a cerrar la academia.

Mientras su padre conducía en silencio carretera hacia el norte, Javier Busquets pensaba en su compañero de academia, Mak Savicevic. Quizá no sería mala idea seguir sus pasos y viajar también a Sudamérica.

— Creo que hay un problema —Dijo Javier.

— ¿Cual problema, hijo?

— Mak Savicevic y su equipo están en Sitges en estos momentos.

— ¿En Sitges? —Preguntó el señor Szcibor, bastante sorprendido— ¿Y que hace allí en Cataluña?

— Preparando el Grand Slam, el torneo más importante del año que tú piensas terminar antes de tiempo ¿Qué te parece?

El señor Szcibor soltó una breve risotada antes de responder con cierta ironía.

— Señales del destino o algo así, eso es lo que me parece ¿Por alguna de esas casualidades esa chica llamada Roniv sigue viviendo allí?

— Creo que sí —Dijo Javier Busquets, recordando que no almacenaba un muy buen recuerdo de esa chica.

Solo era porque se había enamorado de ella alguna vez y a Roniv le encantaba tragarselas todas y tener contacto con ella, de cierta forma, lo hacía volver a sentirse vulnerable.

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