El poder de la edición (8)

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Tenía que aprenderse su obra y no entendía por qué no estaba aún en el portal. Peter Mc Brigde le había dicho que el asunto estaba próximo a solucionarse y que mientras tanto leyera aquella cosa, con el fin de entrar más en el personaje. Le pareció bastante adecuada la trama, casi muy pensada en él. Casi le dieron ganas de meterse a un curso libre de cine para ser más aún el personaje y consideró qué, en cuanto terminara de leerla, iba a ir ahí donde Jessica Córdoba a regalarle una copia física, con el fin de que ya no le hiciera más tantas preguntas incómodas.

Casi le estaban dando ganas de ser guionista, por lo que estaba pensando seriamente en tomar un curso libre de cine lo antes posible.

Leía ahí, echado en la terraza, en una especie de sillón de plástico, pese a que la tarde estaba bastante fea. Sonó su teléfono y era un número más que desconocido y aquello no le sorprendió tanto.

— Javo Sczibor —Oyó una voz de mujer— ¿Te acuerdas de mí?

— Por supuesto que sí.

— ¿Quién soy entonces?

— Usted es Sonia, la madre de Mak Savicevic.

— Excelente memoria —Dijo—. ¿Cuando piensas en venir a visitarme?

— Quizá cuando —Respondió Javier, recordando inmediatamente aquella noche con ella allí en Barcelona—. Para entrar a ese desconocido país secreto ubicado en medio de la nada necesito invitación.

— ¿Y cuál es el problema? Yo misma te puedo invitar pues ¿Cómo está mi hijo?

Javier Busquets consideró que a ella no podía mentirle.

— No muy bien, la verdad.

— ¿Por qué?

— Perdió el primer lugar en el ranking y se está volviendo un alumno demasiado impopular.

— ¿Por qué dices eso? ¿Acaso sigue siendo el típico chico tímido?

— La verdad es que ya no. Ocurre que hay varios tipos que se están enfrentando con él.

— ¿Por qué querrían enfrentarse con mi hijo si sencillamente es tan maravilloso?

— Pues porque tu hijo es un genio, Sonia. Diría que hasta los profesores le tienen envidia.

Pensó en que tal vez estaba exagerando, y una de las máximas de la policía inteligente era exagerar al máximo si es que en algún momento la ocasión lo ameritaba. Era mejor eso antes que dejar pasar valiosas informaciones.

— ¿Y?

— ¿Y qué?

— ¿Has hecho algo por él? ¿Has intentado interactuar con él?

— La verdad es que hoy lo intenté y me fue pésimo.

— ¿Por qué lo dices?

— Pues porque tal vez su hijo sea Asperger, Sonia. Le cuesta demasiado el contacto humano. Hoy lo invité a fumar y no quiso ir.

— ¿Crees que sea apto para algún día ser el rey de nuestra institución?

— Por supuesto que sí. El problema es que no sé aún cómo hacerlo caer.

— ¿A qué te refieres con hacerlo caer?

— En el vicio, tal vez, en la perversión. Una mente ambiciosa necesita combustible. Y tal vez ese combustible sea la lujuria y la perversión. Así es el funcionamiento masculino, Sonia, y es por eso que nosotros como mafia tenemos tanto poder ¿Acaso no lo ves?

— Mak no es un hombre cualquiera. Por lo que me cuentas, no es que sea el típico chico básico.

Las madres siempre tienen la razón, pensó Javier Busquets. Le había mostrado los vídeos de Jessica Córdoba y no había sido suficiente como para hacerlo caer.

— Algo de eso entiendo —Continuó Sonia— ¿Sabes si ha hecho algo Caks al respecto?

— Creo que sí. Estamos trabajando con Mika, su ex novia. Algunas novedades van a haber durante los próximos días.

— ¿Qué tipo de novedades?

— Caks decidió que lo mejor que podía hacerse era intervenir su carrera musical más que la literatura. Es un montaje de aquellos. Caks tiene incluso más Intenciones que yo de corromperlo.

— ¡Ten cuidado con ese gordo! ¡Lo más probable es que quiera hacerse de mi fortuna! ¡Yo ya le dije que no le iba a heredar un solo dólar!

— ¿Por qué está tomando una decisión tan drástica con su otro hijo?

— Pues porque tuvo una vida llena de privilegios ¡En cambio Mak tuvo una vida miserable! ¡Pobrecito!

— Ni tan miserable, Sonia. Vive solo en un muy buen departamento y pese a que anda un poco mal vestido a propósito, sus artefactos tecnológicos no están para nada de mal.

— Esos no son privilegios, Javo. Mak ha tenido que esforzarse demasiado para poder llevar la vida que lleva y eso me preocupa bastante ¿Se te ocurre alguna manera de poder ayudarlo económicamente? La idea es que nadie se entere.

Tal cual como lo hice con Jessica, pensó Javier.

— Caks le está consiguiendo una gira con su banda de rock. Trataré de inflar las cifras, con el fin de que obtenga algo más.

— Supe de la cantidad de artículos mensuales que tiene que escribir para poder subistir y casi me caigo de espaldas. Oye...

— ¿Qué?

— ¿Crees que existan posibilidades de conseguirle alguna chica también?

— En eso estoy, Sonia.

— ¡Mi niño lindo! —Dijo— ¡No tienes idea cuanto lo extraño.

— Pero si tú no lo conoces pues Sonia ¿Cómo lo vas a extrañar?

— Tienes razón, lamentablemente.

Quería colgar lo antes posible. Ansiaba con retornar la novela, que había quedado en una parte bastante interesante.

— Y bueno pues... Creo que te dejo —Dijo Sonia— Caks debe estar llegando por estos lados ya. Me gustaría que guardaras este número para que nos podamos comunicar. Aquí no llega la señal de las intervenciones de la policía inteligente, así es que aquí es un lugar seguro.

— Muy bien, Sonia ¡Adiós!

Logró colgar justo a tiempo y las ganas de seguir leyendo estaban intactas. De pronto se le ocurrió hacer una estupidez.

Tomó su teléfono y llamó inmediatamente a Jessica Córdoba.

— Preciosa —Dijo— ¿Cómo estás?

— Aquí, un poco decepcionada.

— ¿Por qué tan así?

— Un poco de pena, Javier. No tengo puntos aún. Si no consigo puntos de aquí al Grand Slam la aventura se acaba ¿Entiendes?

— La verdad es que no mucho porque te juro que esos puntos los voy a conseguir. Oye...

— ¿Sí?

— ¿Te puedo hacer una pregunta? ¿Algo que no tiene absolutamente nada que ver con lo que estamos hablando?

— Pues tú dirás, Javier.

— ¿Que tal te parece Mak Savicevic?

— Un poco raro, la verdad. Encuentro aspectos de su comportamiento que tal vez no son normales ¿Por qué lo preguntas?

— No tengo idea, la verdad ¿Estarías dispuesta a tener sexo con él?

Hubo un silencio que Javier Busquets interpretó positivamente como que estaba preguntando una estupidez.

— Quizás. La verdad es que no sé, todo dependería del contexto. Si fuese tu novia por supuesto que no

No sabía si reír o llorar con aquella revelación. Pensó en que tal vez debería buscarse a otra chica para que lo corrompiera o tal vez pagarle directamente con el fin de que ella procediera.

Lo bueno de aquella idea es que dejaba conforme a todas las partes involucradas, ya que una transacción económica lo aliviaba todo. Era así como se podía llegar a aquel concepto cuya técnica era bastante conocida dentro de todo el personal que trabajaba directa o indirectamente para la policía inteligente.

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