El poder del aire (13)

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Había hablado apenas un rato con su novio para oír que el viaje por el sur de Inglaterra tal vez se iba a extender por un par de fines de semana más y Lena Smith casi se estaba arrepintiendo de haber hecho las cosas tan precipitadamente.

Y ahí estaba, mirando el cielo fumandose un cigarrillo en aquel balcón que tenía una de las mejores vistas de Castlebar. El departamento se le hacía demasiado gigante y aquella sensación la hacía sentir horriblemente sola.

Le dolía reconocer qué, si no llamaba a sus amigas, era por el hecho de ser demasiado orgullosa. La sola idea de que sus amigas se enteraran en ese momento de lo que eran sus condiciones en ese momento le causaba pánico.

En eso volvió a llamarla su novio nuevamente y casi sin ganas Lena le respondió.

— Ya pues, mi amor —Le dijo Andrew— ¿Vas a seguir molesta?

— Es que no eres capaz de entenderme —Dijo Lena— ¡Son dos semanas aquí, viviendo sola! ¿Qué quieres que haga?

— ¿Ya no puedes estar más días con tus amigas?

Tras oír aquello, Lena Smith perdió definitivamente la paciencia.

— ¡Como quieres que te explique que las chicas ya no me van a recibir! ¡Lo dejé todo por tí! ¡Y me dejas sola, por dos semanas!

— Lo siento mucho, amor. Quiero ganar el último dinero antes de instalarme ahí. Además ¡Son mis últimas semanas de giras! Estaré un año en casa o algo así  ¡Por favor no te enojes!

Su hermana mayor le había advertido que ser novia de un músico era un asunto bastante difícil y ahí estaba Lena Smith, quien decidió colgar.

Pensó en su novio y en la cantidad de veces que este debió serle infiel. Seguramente eran las dos últimas semanas para ser aún más infiel y pensar en eso fue lo peor para Lena Smith, quien decidió tomar cartas en el asunto inmediatamente.

Decidió que no iba a ser mala idea llamar a Reno Cauldfield para que este pasara la noche con él. La privacidad de su piso era el escenario adecuado como para hacer algunas cosas que según su lógica sentimental estaban prohibidas hacer.

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En el momento justo que Lerna sirvió la cena Mak Savicevic logró terminar su relato, intentando no descuidar ningún detalle.

— Antes de darte mi opinión —Dijo ella— ¿No te molesta que ponga algo de música?

— Por supuesto que no.

Lerna puso música clásica y a Mak Savicevic le llamó bastante la atención el hecho de que su vecina le haya prestado tanta atención en aquello. No la notó ni distraída ni nada de eso mientras le contaba.

— Tal vez tu amigo Rob te tiene envidia —Le dijo ella.

— ¿Por qué piensas eso?

— Pues porque es evidente. Cuando una persona actúa así se debe a eso. La única forma de sentirse superiores es minimizando al resto y pues bueno, creo que yo tengo bastante experiencia en eso, qué quieres que te diga.

Recordando que su abuela solía decirle cosas parecidas, Mak Savicevic probó la comida. Si bien no halló que fuese algo espectacular, estaba bastante agradecido de la invitación.

— Está exquisito —Dijo Mak, descubriendo que las patatas en aceite estaban mucho mejor.

— No sé si está tan bueno, la verdad es que no soy muy buena en la cocina —Dijo Lerna, así como excusándose—. Y respecto a lo de tu compañero, pues insisto, es evidente que te tiene envidia. No he leído nada tuyo, pero a juzgar por tu comportamiento eres un muy buen escritor.

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