Estaban en clases de habilidades literarias tipo tierra y Mak Savicevic estaba ahí, otra vez con sueño, otra vez sin horas y horas sin dormir. Se había quedado hasta altas horas de la madrugada escribiendo aquel relato piloto cuya idea fueron las conclusiones que extrayeron con su grupo mientras la profesora Samantha Rhoades hablaba y hablaba:
— Por lo que veo, hay muy poca gente que está comprendiendo el sentido de estas clases. Incluso me sorprende bastante como fue que hubo gente que pudo llegar hasta acá. No sé en qué criterio se basaron para escribir esos relatos.
Enzo Ferratti alzó la mano. Era uno de los que menos entendía el sentido de aquellas clases.
— ¿Sí?
— ¿Muy malos los relatos?
Mak Savicevic sintió que la profesora lo miró a él para responder.
— ¡Pésimo! —Exclamó— Los únicos relatos decentes son los de la gente de siempre ¿Cómo no van a poder comprender lo que es el poder de la tierra? En serio que me cuesta bastante entender.
Rob Irwin alzó la mano, mal que mal tenía bastante que decir.
— ¿Sí?
— ¿Cómo pretende usted que estemos en sintonía? Nos perdimos casi un mes de clases producto de sus ausencias y bueno, habemos varios que estamos un poco perdidos.
La profesora se paseó de un lado a otro, desde el pupitre hasta la puerta.
— ¿Irwin verdad?
— Sí.
— ¿Usted ha revisado el correo electrónico? ¿Ha revisado el material de apoyo que les envío constantemente?
— Pues sí.
— ¿Y es que no ha entendido nada? ¿Acaso usted no tiene comprensión lectora?
— Por lo mismo le pregunto y la verdad es que no, no entiendo. Solo he leído material genérico, obras demasiado genéricas.
En eso Lena Smith levantó la mano.
— ¿Sí?
— Yo le entiendo profesora, las chicas también entendemos. No veo cual es el problema aquí.
— Lo mismo digo yo, señorita Smith. No veo que sea algo tan complicado el hecho de prestarle atención a los detalles. Y usted, Rob Irwin, no debería preocuparse tanto si es que se considera tan buen elemento en la escritura. Quizá debería irse a un lugar mejor si es que anda así por la vida, sintiéndose tan superior ¡Mi objetivo es que sus obras vendan! ¡Nada más que eso!
Jessica Córdoba iba tomando apuntes, bastante desconcentrada. No había vuelto a saber nada de Javier Busquets y al mismo tiempo no había querido hacer ningún esfuerzo por ubicarlo ¿Lo extrañaba? Increíblemente pesaba mucho más su dignidad, el sentido que ella aplicaba al momento de ver las cosas. Se había divertido bastante y prefería quedarse con esa experiencia.
— Parece que no nos fue tan bien —Le decía Hakan Mastouri a Reno Cauldfield, bastante bajito.
— ¡Silencio atrás! —Exclamó la profesora.
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Publicidad Engañosa
Teen FictionMak Savicevic, un joven y prometedor escritor que además de odiosamente competitivo es independiente financieramente, decide matricularse en la academia de escritores con el fin de competir por el preciado trofeo nobel de literatura digital. Los pri...