El poder del fuego (15)

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Tom Mc Carty y Kate Miller se juntaron casi a primera hora de la mañana. Considerando que la academia estaba cerrada decidieron beberse un café en una estación de servicio.

En menos de treinta minutos tenían clarísimo lo que debían hacer en miras al torneo de habilidades literarias tipo fuego e iban saliendo de ahí, puesto que Kate Miller estaba desesperada por fumarse un cigarrillo.

- ¿Tan ansiosa estás? -Le preguntó Tom.

- Desde que entré aquí creo que mi salud mental no ha estado bien.

- La mía tampoco, la verdad.

- ¿Qué crees que deberíamos hacer?

- No lo sé, Tom. La verdad es que no he dormido nada.

- Yo tampoco, Kate.

Caminaron largo rato en silencio en direcciones aleatorias. Pese al cansancio sabían que el motivo del insomnio era por otras razones.

- No sé qué hacer con lo de Hans -Explicó Tom-. No nos aporta en nada y es irresponsable y siempre tiene reparos para juntarse.

- ¿Qué es lo que te gustaría hacer a tí?

- ¿Sabes Kate? Es evidente que da lo mismo quien escriba siempre, es evidente que con todo lo que nos va ocurriendo estamos perfeccionando y adquiriendo práctica. El punto es qué ¿Tú consideras que merecemos tener a Hans como compañero de equipo si es que el asunto a él, como estudiante de la real academia de escritores ¿No le interesa?

- ¿Quieres sacarlo del equipo?

- Creo que la situación ya es insostenible ¡Quiero gente en mi equipo que nos ayude a ganar puntos! ¿Te has dado cuenta que hemos perdido valiosisimo tiempo por no tener un buen equipo?

- ¿Y qué dices de Ray? -Preguntó Kate.

Hubo un silencio largo, aquellos en los cuales Tom descubrió que no solo por el hecho de ser amigo de Hans las cosas tenían que ser así. Ya le había ocurrido antes en su experiencia que no podía mezclar ambas cosas. Era evidente que entre Hans y el había algo de atracción y si las cosas fluian, pues aquello no tenía por qué determinar los asuntos del rendimiento en la academia.

- ¡Estoy muy molesta con Ray! -Dijo Kate- Lo que es yo no quiero volver a trabajar con él.

- Yo tampoco -Dijo Tom-. El problema es que por el momento no podemos hacer nada para remediarlo. Lo único que podemos hacer, por ahora, es enfocarnos en el torneo.

- Tienes toda la razón -Dijo Kate-. Solo que por ahora tengo un solo problema.

- ¿Que tipo de problema?

- ¡Tengo muchísimo sueño! ¡No he dormido nada estas últimas noches!

- Yo también necesito dormir -Dijo Tom, tras un prolongado bostezo.

En ese momento Kate lo tomó del brazo, tal cual como en los viejos tiempos antes de aquella pelea.

- ¿Te parece si vamos a mi casa a dormir una siesta antes de almuerzo? -Le preguntó Kate.

- Me parece una excelente idea -Dijo Tom.

Kate estaba feliz de aquello, puesto que lo que más necesitaba era descansar con aquella visión de que por fin las cosas estaban resultando bien.

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Tras unas pocas horas de sueño, Rob Irwin había despertado antes de que saliera el sol y tras beberse unos cinco vasos con agua consecutivos unos detrás de otros se había puesto a editar de firme con Mak Savicevic, quien le iba dando indicaciones.

- Creo que esto está listo -Dijo Rob-. La idea es que tampoco sea algo tan sobre editado.

- Lo que es yo estoy muerto de cansancio -Dijo Mak Savicevic.

En eso Hakan Mastouri salió del baño y despertó a Reno Cauldfield, quien yacía en el sofá.

- ¿Una cerveza antes de irse? -Propuso Rob.

- Yo paso -Dijo Mak-. La verdad es que necesito dormír.

- ¿Alcanzo a beberme una?

- Pues bueno -Dijo Mak.

Acto seguido fue hasta su habitación. Intentó ordenar un poco y calcular cuánto tiempo más o menos iba a necesitar dormir antes de reunirse con Jessica Córdoba.

Reno lo siguió hasta su habitación.

- ¿Todo bien Mak? -Le preguntó Cauldfield.

- Bien -Respondió-. Solo que no he dormido nada de nada.

- Descansa -Le dijo-. Si quieres yo espero a Rob y dejo todo cerrado.

- ¡No es necesario, hermanos míos! -Exclamó Rob Irwin-. ¡Con el gordo ya nos vamos!

Mak Savicevic salió a la sala algo bastante ansioso por despedirse, ya que de los cuatro había sido el único que no había descansado en ningún momento.

- Hermanitos míos -Dijo Hakan Mastouri-. El lunes masacramos.

- Amén -Dijo Mak Savicevic.

- Así va a ser -Dijo Rob Irwin, tras darle un abrazo al anfitrión-. El lunes les vamos a meter susto para el Grand Slam y así va a ser. Hermano Mak ¿Podemos llevarnos un par de cervezas para el camino?

- Por supuesto que sí -Respondió Mak-. Si quieren se las llevan todas.

Hakan Mastouri tomó dos botellas y Rob Irwin otras dos antes de desaparecer por detrás de la puerta. Reno Cauldfield se quedó ahí.

- Te ayudo a limpiar antes de irme -Dijo.

- No es necesario -Le respondió Mak.

- Muy bien -Dijo Reno, tras ofrecerle un apretón de manos a su amigo- ¡Me voy a ver al Shamrock Rovers con mi padre!

- Que lo disfruten -Dijo Mak.

Sin esperar un minuto más Mak Savicevic se metió a la cama y dejó todo cerrado. Instantes despues estaba absolutamente entregado al sueño.

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Tras irse lo más temprano posible a casa, María José Juárez se encontró con la desagradable sorpresa de que su novio inglés con el cual vivía la esperaba en la sala.

- ¿Dónde estabas? -Le preguntó.

Considerando que a su novio le correspondía trabajar de noche y tomando en cuenta que él aún no iba a llegar cuando ella se apareciera por casa, María José Juárez no sabía qué decir.

- ¡Respóndeme, maldita!

Acto seguido el novio se puso de pie y le dió una sonora bofetada.

- ¿Por qué me mientes? -Le preguntó él, absolutamente fuera de control.

María José no siquiera tenía fuerzas para llorar. Solo veía ahi a su novio con sus ropas de guardia y los ojos bastante abiertos.

Decidió darse la media vuelta y salir de casa y cuando estaba a punto de cumplir su objetivo su novio la tiró del pelo y la arrastró de vuelta hasta su habitación.

- ¡De aquí no sales! -Exclamó.

- Si -Respondió María José, con la voz más sumisa que le salió.

Una vez que su novio la dejó sola y se miró al espejo; Por suerte la bofetada no la había dejado con el rostro tan deshecho. Luego tomó su celular y llamó inmediatamente a la policía, puesto que muy en la interna hacía un buen tiempo ya que le había dado un ultimátum a su novio.

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