El poder del fuego (10)

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Habían trabajado toda la noche entre escribiendo y debatiendo intentando hacer la mejor historia posible con el material que tenían. Habían pasado de largo durante la noche sin dormir nada  y hace ya más que un buen rato ya había salido el sol.

— ¿Qué hora es? —Preguntó Mak Savicevic de pronto.

— Va a ser casi mediodía —Respondió Reno Cauldfield.

Rob Irwin yacía en uno de los sofás, absolutamente borracho tras haber hecho un trabajo que los demás consideraron como brillante. Lamentablemente lo había dejado inconcluso. Hakan Mastouri se miraba por la cámara de su celular y sentía que su vista parecía la de un mapache o algo así.

— ¿Que procede? —Preguntó él, de pronto.

Mak Savicevic estaba desesperado por beberse un café pero decidió contenerse debido a que no quería molestar.

— Opino que deberíamos retirarnos a descansar y continuar trabajando más tarde —Propuso Mak Savicevic—. También considero que sería súper oportuno cambiar de escenario considerando que nos quedan aún dos días para seguir trabajando.

— ¿A qué te refieres?

— Esta noche hemos trabajado aquí. Más tarde podría ser en mi casa ¿Qué les parece?

— Me parece excelente —Dijo Hakan Mastouri—. Lo que es yo necesito dormir —Agregó bostezando.

— Muy bien —Dijo Mak—. Mientras tanto ordenaré mis cosas.

Reno Cauldfield seguía dándole vueltas y vueltas el asunto de su personaje. Sentia por un lado que había comprendido la metodología de trabajo de Mak, aunque por otra parte sentía que su compañero no lograba dar con ese punto exacto que buscaba con tantas ansias.

— Necesitaba tomar aire fresco —Dijo Mak, tras encontrarse en la calle— ¿Muy cansado?

— La verdad es que ni tanto —Respondió Reno—. Quizá hasta podría seguir trabajando.

— Pero hay que descansar un rato. Necesitamos despejarnos para en unos momentos más poder rendir mejor. Los textos también, tienen que reposarse.

— ¿Y tú estás muy cansado? —Le preguntó Reno.

— Pues espero que se me pase el cansancio dentro de un rato. Mi cuchitril está hecho un desastre y tengo que ordenar un poco antes de recibir visitas.

— Si quieres yo te ayudo a ordenar.

— ¿Cómo así?

— Pretendo pasar a mi casa ahora. Me gustaría ducharme y dormir un rato antes de pasar a la tuya. Tu también podrías descansar un rato antes de limpiar la casa ¿No te parece?

— La verdad es que sí, excelente idea —Respondió Mak—. Sería genial terminarlo todo hoy a la noche.

A Reno Cauldfield le impresionaba profundamente el nivel de concentracióo de Mak Savicevic cuando la instancia la requería y caminando, desde la casa de Rob Irwin, habían llegado primero a la de él.

— ¿Te gustaría pasar por un café antes de irte a casa? —Le preguntó Cauldfield.

— ¿No está tu padre?

— Debe estar jugando tenis. Por eso te estoy invitando.

— No me molesta la presencia de tu padre de todas maneras.

— Pues a mí sí. No es que me moleste de todos modos, pasa que me incomoda un montón desde un punto de vista ético.

Entraron ahí. A Mak Savicevic le impresionaba enormemente que el techo de aquella casa fuese tan alto y decidió tomar asiento mientras la empleada doméstica lo saludaba amablemente con su mirada que ya lo consideraba una especie de presencia habitual en aquella casa.

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