El poder de la edición (6)

0 0 0
                                    

Tras salir de una clase de habilidades literarias tipo aire que se les hizo bastante larga, Javier Busquets decidió jugarsela el todo por el todo y cuando se dió cuenta de que Mak Savicevic abandonaba a su grupo de amigos para ir al baño decidió seguirlo a paso firme hasta ahí.

Lo oyó mear en un retrete y una vez que salió de ahí arremetió inmediatamente.

— ¿Que tal winner? —Le preguntó— ¿Cómo va la vida?

Le dió risa saberse ignorado puesto que su compañero no le respondió y es más, ni siquiera lo miró. Vio a Mak lavarse las manos y se acercó.

— A tí te hablo, winner ¿Cómo estás?

Mak Savicevic lo miró fijo. A Javier Busquets le dió la impresión de que su compañero no lo escuchó. Su estado distraído de cabeza con gorro con orejas y ojos rojos le parecía mucho más característico de lo habitual.

— ¡Mak Savicevic! —Exclamó, de pronto utilizando un tono de voz mucho más firme.

Recién en ese entonces su compañero pareció mirarlo y prestarle un mínimo de atención.

— ¿Que pasa? —Le preguntó él.

— ¿Que onda winner? ¿Te sientes mal?

— La verdad es que no.

— ¿Entonces por qué me ignoras?

— Yo no te he ignorado.

— ¿Cómo que no? Pues acabo de decirte... ¿Cómo estás winner? ¿Que tal la vida?

— ¿Entonces me estabas hablando? Disculpa, la verdad es que no me di cuenta.

Javier Busquets se agarró la cabeza con ambas manos. Le daba la impresión de que le estaba hablando a otra persona y no a su compañero o quizá sí, pero que en ese entonces le estaba tomando el pelo de una forma que no conocía muy bien en la vida. De haber sido otro el caso tal vez le hubiese disparado inmediatamente.

— ¿Que otro winner hay aquí?

— No sé a qué te refieres con winner.

— Winner pues, The Best, el mejor de todos. ¿Acaso no crees que nadie se ha dado cuenta de que estás en el segundo lugar solo porque has participado en la mitad de los torneos? Deberías respetarte más, compañero.

— Permiso —Dijo Mak, tras limpiarse las manos con papel secante.

Casi iba a dejar que se fuera solo pero decidió seguirlo. Tenía sendo as bajo la manga.

— ¿Vamos? —Le dijo, mostrándole un cigarrillo de marihuana.

— No fumo esa mierda —Respondió Mak.

— No te creo nada. Deberías aceptar está invitación, pues yo creo que te conviene.

— Yo sé muy bien lo que me conviene o no.

— No me consta.

— ¿Por qué dices eso?

— Pues porque has elegido un grupo de amigos muy decadente ¿No te parece?

— Por lo menos es mejor que masticar cucarachas.

— ¿Acaso tú crees que yo mastico cucarachas?

Mak Savicevic estaba realmente incómodo con aquella charla. Desde que había visto aquel vídeo había hecho sus máximos esfuerzos posibles por  olvidarlo, considerando que aquello le recordaba tristemente ciertos episodios.

— En fin, querido winner —Le dijo Javier—. Lo que tengo que decirte es algo muy importante.

Mak Savicevic pareció resignarse. En parte le daba asco. Sin embargo admitía que su compañero no le había hecho nada malo.

Publicidad EngañosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora