Tras el efecto de aquella píldora roja luego de haber cenado con vino tinto al compás de una música bastante extraña que había escogido Mika para después decidirse a simplemente divertirse, las cosas se habían vuelto bastante más surrealistas según lo que entendía por surrealismo Javier, quien antes de todo aquello había escondido varias cámaras en distintos puntos de la habitación. Según él era su forma de protegerse, en caso de que algo saliera mal en caso de que las chicas se revelasen ante aquello que era una gestión importante dentro de la policía inteligente y así poder extorsionarlas.
Era netamente una especie de asunto de poder todo aquello, de conservar aquel poder. La policía inteligente era una de las estafas más grandes de la historia.
Ya había cerrado una especie de trato con Mika, quien volaría inmediatamente a Bratislava al día siguiente con el fin de dedicarse a aquello por completo, ya que algo le había adelantado del tema Caks a través de aquella carta certificada. Le había dicho que Mak Savicevic era su mejor amigo en la academia y que quería utilizar su dinero para verlo feliz y que más que nada por eso la había contactado, por lo cual le había ofrecido una especie de salario mensual para que ella fuera como una especie de puta personal, incluso más allá del vínculo que suponía una relación sexo afectiva entre ella y su compañero de academia.
No podía sentirse mejor, puesto que ella ni siquiera le preguntó cómo era que manejaba tanta información sobre sus vidas. De todos modos el dinero que iba a pagarle era suficiente como para que hiciera todo lo que él le pidiera sin oponer resistencia ni hacer tantas preguntas.
— ¿Cómo se sienten? —Preguntó Javier de pronto, encendiendo pausadamente un cigarrillo— ¿Están cómodas?
— La verdad es que sí —Respondió Jessica, tras cerrar la puerta y mirar por última vez escalera abajo—. Inesperadamente me siento bastante cómoda.
Eso es lo que hace el dinero en las mujeres, pensó Javier.
Las chicas se instalaron inmediatamente en la cama ya casi sabiendo a lo que iban, mientras que él arrastró una silla y tomó asiento a un costado.
Quería ver lo que iba a ir ocurriendo con el efecto de aquellas píldoras, mientras corroboraba inútilmente a esas alturas los ángulos de la filmación. De cierta forma había previsto todas las dinámicas posibles, por lo cual no tenía que preocuparse. Quería mirar un rato antes de actuar, puesto que más o menos sabía lo que iba a ocurrir, ya que aquella droga sintética prácticamente no perdonaba.
— Me dió calor —Dijo Mika, con los ojos algo idos e intentando seguir las instrucciones previas de su cliente, que básicamente consistían simplemente en dejarse llevar— ¿No les molesta si me saco la ropa?
— A mí me dieron ganas de hacer lo mismo —Respondió Jessica mirando a Javier, desprendiéndose inmediatamente de su sweater y algunas capas más de tela.
Tras presenciar que ambas chicas quedaban al fin con las piernas desnudas Javier comenzó a tocarse por encima del short mirando hacia una de las cámaras, mientras al mismo tiempo contemplaba el culo de Mika prácticamente en primer plano, puesto que noto inmediatamente que ella sabía muy bien cómo provocar.
— ¡Que lindos senos tienes! —Le dijo Mika a Jessica, acomodándose para que Javier pudiese mirar mejor— ¿Puedo tocarlos?
Jessica vio a Javier haciendo lo propio con su verga a medio endurecer por debajo de la ropa y mirar eso la hizo decidir a ser ella misma quien tomaría las manos de Mika por su propia voluntad para así colocarlas sobre la tela de su brassier, pese a que nunca antes se había dejado tocar por otra mujer.
— ¡Guau¡ —Reaccionó Mika, excitandose de veras tras ver que era ella misma quien accedía a aquello—. ¡Tus senos son hermosos!
Con la mirada, Jessica sentía que Javier prácticamente le ordenaba que hiciera lo que estaba haciendo, por lo que decidió dejarse besar y tocar su piel por ella. En parte estaba segura de lo que estaba haciendo, puesto que se sentía como en libertad en aquella isla, más aún en la casa de su compañero y ya cada vez más lejos de su novio, puesto que no habían vuelto a hablar. Pese a que no tenía experiencia en aquello, sintió que era casi el momento definitivo de ir viviendo nuevas experiencias, considerando que quería comenzar a escribir paulatinamente sobre cosas algo más picantes y además de aquello le estaban pagando por estar ahí, lo cual en sí ya era un estímulo adicional. Por si fuera poco le cayó bastante bien Mika, quien consideró que por otra parte hacía bastante bien lo suyo, recorriendola completa con sus labios y con sus manos. Creyó que sí tenia algo más de disposición iba a poder controlar muchísimo más la situación y en ese contexto todo era ganancia o experiencia, por lo cual había decidido dejarse llevar al máximo.
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Publicidad Engañosa
Teen FictionMak Savicevic, un joven y prometedor escritor que además de odiosamente competitivo es independiente financieramente, decide matricularse en la academia de escritores con el fin de competir por el preciado trofeo nobel de literatura digital. Los pri...