Pensando en que por fin había encontrado un equipo para competir en el Grand Slam, Ray Pérez había pasado el resto de la tarde en la casa de Angie Ireland, quien le había contado a su madre que las cosas le iban bastante mal en la academia y que era casi imposible que zafara de aquello.
Luego de aquello fueron a una fiesta.
En términos generales, Ray Pérez estaba bastante aburrido en lo de Paulina, la amiga de Angie, aquella chica por la cual estaba desesperado por cortar.
Lo había llevado Angie Ireland y no, definitivamente el entorno de su novia no tenía nada que ver con él y no hallaba la hora de irse a casa, más aún cuando oyó que la madre iba a ir a hacerle una visita al profesor Martín West para convencerlo de que no reprobara a su hija. La fiesta estaba de lo peor para él. Eran casi puros ex compañeros de colegio de ella, más uno que otro novio de turno de las chicas, como él mismo por ejemplo. Para más remate estaba bastante cansado por culpa de una semana repleta de trabajo y estudio y la música a un volumen altísimo lo ponía de muy mal humor.
Había estado todo el tiempo sentado en un sofá sin compartir con casi nadie y pese a que estar ahí no era lo suyo, se sentía bastante culpable por esa actitud que el mismo calificaba de negativa.
Hubiese preferido quedarse con sus compañeras Catalina Marchessi y Camila Suarez para seguir avanzando en el asunto del Grand Slam pero ahí estaba con Angie Ireland, quien cada vez lo tenía más aburrido.
Las amigas de su novia habían intentado integrarlo a la fiesta varias veces sin mucho éxito y le costaba mucho ser amable con ellas al momento de decirles que no quería bailar. No obstante seguía ahí, bebiendo jugo de naranja con vodka sin lograr emborracharse del todo y tampoco sin presionar a su novia para irse a casa, quien se notaba que se divertía bastante ahí, bailando con unos tipos que a él no le habían simpatizado para nada.
En eso llega Paulina y se sienta al lado de él tras entregarle un nuevo vaso de vodka y jugo de naranja con bastante hielo
— ¿Muy aburrido? —Le preguntó.
Ray Pérez sonrió con todas sus fuerzas. Pese a que habitualmente era amable, realmente estaba cansado y deseaba estar prontamente en casa.
— Nada que ver— Respondió—. Solo que estoy muy cansado.
Intentó no impresionarse al ver que Paulina se subía demasiado el cortísimo vestido amarillo con azul que llevaba puesto. Sin embargo no pudo evitar ruborizarse.
— Me da penita verte así— Le dijo Paulina, acariciándole su mejilla— ¿Te gustaría ir a descansar un rato?
En ese momento Ray Pérez consideró que era una oferta irrechazable. Sin embargo no tenía muchos deseos de incomodar a Angie producto de su ausencia, ya qué, mal que mal, la chica esa lo satisfacía en absolutamente todo.
— No te preocupes— Respondió Ray Pérez, mirando a su novia.
Angie Ireland bailaba con dos tipos a la vez. Pese a que Ray Pérez no era celoso, todo aquello le daba muy mala espina. No hallaba la hora de estar en casa, con el fin de no presenciar nada más de aquello. Para colmo tenía que entregar un informe para su grupo con respecto al asunto del Grand Slam y no había hecho absolutamente nada durante aquel tiempo.
— ¿Estás seguro? Te veo muy cansado.
En eso termina una canción y Angie se abalanza sobre el casi corriendo. Se sienta en sus piernas y le da un beso con lengua y todo al mismo tiempo que movió un tanto el culo, ante la mirada atenta de los tipos con los cuales había dejado de bailar recientemente. Ray Pérez la apartó, simplemente haciendo un gesto tras haber depositado sus manos sobre su cintura.
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Publicidad Engañosa
Teen FictionMak Savicevic, un joven y prometedor escritor que además de odiosamente competitivo es independiente financieramente, decide matricularse en la academia de escritores con el fin de competir por el preciado trofeo nobel de literatura digital. Los pri...