A la caza del ganador (4)

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Mak Savicevic intentaba dormir una siesta y no podía, puesto que se repetía a cada rato a si mismo que sencillamente era demasiado, puesto que sí, había sido real; Era por paliza el ganador de los dos primeros torneos y se ubicaba en la cima del ranking de primer año.

Sí lograba adjudicarse el Grand Slam ese semestre partía inmediatamente a competir en el ranking general.

Quería dormir, pese a que el artículo sobre la trata de blancas en Moscú era casi urgente. Se le ocurrió contratar a alguien para que lo ayudara en tanta labor pendiente que se le iba a ir acumulando pero desestimó inmediatamente la idea al recordar de que aún no se relacionaba con nadie en la academia.

Tal vez Hakan Mastouri, pensó, considerando que era artista callejero y que quizá necesitaba realmente un trabajo de verdad.

Más allá de él, no se le imaginaba a nadie ahí pasando por tantas necesidades económicas como para que aceptara ser prácticamente un esclavo de las letras, tal cómo se consideraba él a si mismo.

En eso tomó su celular con el fin de mirar la hora y tenía un mensaje de una de sus compañeras de Academia, pese a que por la foto le costó bastante reconocer quién era.

— Amigo Mak —Leyó en español— ¿Estás por ahí?

— Si —Respondió en el acto, muy consciente de que hablar o escribir en otros idiomas prácticamente lo hacían adquirir otra personalidad.

Era su compañera Constanza Müller quien se comunicaba con él.

— Te quería dar las gracias por el triunfo de hoy. Quedé tercera en el ranking gracias a ti.

No sabía cómo reaccionar, puesto que estaba seguro de que su compañera era amable con él solo por el hecho de haberla hecho ganar y por nada más, al igual que Catalina Marchessi. Por si fuera poco, su asunto con Mika lo estaba haciendo desconfiar bastante de las mujeres en general durante todo el cochino último tiempo.

— No es nada —Respondió él, sintiendo que nada real ebullia de ahí ni de ninguna otra parte.

Quería dejar el teléfono a un lado, sin embargo no se atrevía a ser descortés.

— ¿De qué país eres? —Le preguntó ella— Finalmente nunca lo mencionaste en clases.

Le daba un poco de vergüenza admitir que no era inglés, pese a que al mismo tiempo estaba orgulloso de sus orígenes.

— Soy de Bosnia Herzegovina —Respondió parcamente, sin atreverse a agregar nada más.

— ¿Entonces como aprendiste español? —Le preguntó ella, inmediatamente.

Mak se agarró la cabeza con ambas manos, ya que había recordado su reunión post clases con Maga Pizarnik, dónde había concluido que estaba harto del estigma que le confería el hecho de ser un típico balcánico hijo del rigor. Si mal no recordaba, aquella chica era chilena.

— Viendo teleseries de tu país —Escribió, agradeciendo bastante que en ese momento que no la estuviese mirando a la cara.

Recordó el asunto con Ian Cauldfield y su compañero Reno Florenzi tras ese primer día de clases y volvió a sentir vergüenza, mientras al mismo tiempo miraba aquellos emojis de asombro que iban apareciendo por la pantalla de su teléfono.

— ¿En serio? —Preguntó— ¿Y cuáles viste?

— Machos, Marparaíso y Cerro Alegre —Escribió, casi tiritando por la enorme variedad de emociones que había experimentado durante aquel día.

Pese a todo, no podía dejar de imaginarse que la iba a ver al día siguiente y que toda esa charla estaba siendo registrada de una u otra forma y que tarde o temprano iba a tener que pagar por ello.

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