Viaje sexoso (1)

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Top ten ránking general de la academia de escritores, primer año.

1-  Mak Savicevic.......... 1000

2-  Kate Miller............ 1000

3-  Tom Mc Carty...........  850

4-  Catalina Marchessi.....  800

5-  Lena Smith.............  800

6-  Constanza Müller.......  800

7-  Ray Pérez..............  675

8-  Camila Suárez..........  650

9-  J.M Rodríguez..........  475

10- Jack Adams.............  425

Tras por fin haber recibido aquella esperada invitación que lo habilitaba para viajar a aquel país secreto ubicado en medio de la nada, a Javier Busquets lo habían pasado a buscar al aeropuerto en una especie de coche que parecía pertenecer a una especie de delegación oficial.

Por fin estaba en el país de la mafia, aquel lugar del cual solo había oído referencias inexactas. Si estaba ahí era porque en parte había alcanzado cierto nivel en su rol de funcionario de la policía inteligente y eso no lo hacía sentir ni bien ni mal.

En primera instancia se hubiese imaginado que estaba en el Caribe producto de la belleza del mar y las palmas que iban adornando la mitad de la carretera, pero tras ver las montañas que iban surgiendo camino arriba a la residencia de Sonia esa percepción iba cambiando radicalmente, puesto que algunos minutos después percibía que el frío aquel no tenía absolutamente nada que ver con el de un país de clima tropical.

En parte comprendía por qué se conservaba tanto aquel secreto sobre la existencia de aquel país.

Regla número uno, no hablar absolutamente nada con el chófer durante el camino. Se lo había advertido Sonia y el simplemente acataba. Pese a que no manejaba la información al respecto, en parte entendía aquel procedimiento, tomando en cuenta que aquel desorden era parte de una organización muy bien estructurada y era por eso que a los espías solían no soltarles toda la información, ya que todo era un asunto de logística y método.

Una vez en el frontis de aquella residencia que también tenía pinta de ser de carácter oficial se preguntó por primera vez cómo sería la vida allí, en aquel territorio dónde se suponía que casi nadie sabía que existía, salvo sus habitantes. Durante el camino había visto un par de estadios de fútbol y nada de centros comerciales y los del alto mando de la policía inteligente jamás hablaban de aquel lugar, incluso los pocos que habían estado allí. Había locomoción normal de buses, no así estaciones de metro o de trenes. Pese a que en sí la estructura y los orígenes de su existencia eran un completo misterio, estar allí le parecía algo mucho más misterioso.

— ¡Javo Sczibor! —Exclamó Sonia en cuanto lo vio— ¿Que tal el viaje? ¿Como anduvo todo?

La miró fijo, tanto a ella como su alrededor y sí, le era agradable estar ahí.

— Estoy algo cansado —Respondió Javier, viendo que aquella mujer estaba vestida prácticamente de gala y que aquellas piernas y aquellos senos no estaban para nada de mal queriendo arrancarse de aquellos trozos de tela.

Sonia le sonrió al chófer y le pasó bastante más que algo de dinero.

— Dejanos solos, Karzev, por favor.

Acto seguido Karzev desapareció tras echarse aquel fajo de billetes al bolsillo de su camisa y Sonia le hizo un gesto a Javier para que se sentaran en un sofá que daba vista a una enorme piscina rodeada de árboles y faroles, pensando en que aquel sitio debía estar diseñado para ser utilizado de noche. Sonia tenía ahí una botella de champaña encima de un cubo de hielo y todo indicaba que ella y él estaban solos.

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