Productividad excesiva (2)

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Cuando la mayoría de los aspirantes al trofeo Nobel de literatura digital ya estaban en el salón de clases, Ian Cauldfield dió un paso hacia adelante.

— Bienvenidos al Grand Slam —Dijo, con una potente sonrisa—. Sin lugar a dudas va a ser una experiencia inolvidable para cada uno de ustedes.

Hubo aplausos generales, así como de aprobación y entusiasmo.

— Vamos a ir por el ránking —Dijo la profesora Samantha Rhoades—. Tom Mc Carty ¿Está definido ya su equipo?

— Pongase de pie por favor —Dijo Martín West.

Tom obedeció inmediatamente al profesor en el momento justo que Hans Wörns le regalaba una mirada repleta de toda clase de sentimientos.

Maga Pizarnick, tomando un rotulador y haciendo ademán de que iba a anotar en la pizarra, lo interrogó con la mirada.

— Kate Miller, Jack Adams y Enzo Ferratti. Ese es mi equipo.

Danny van Bossen miró a Kate Miller repleto de pena y ella acusó inmediatamente recibo.

— ¿Qué pasa? —Le preguntó, casi en voz baja.

— Pasa que estuve a punto de llamarte anoche y preguntarte si me admitías en tu grupo ¡No tengo puntos y puedo quedar fuera de la academia de escritores!

Samantha Rhoades le hizo un gesto que ordenaba silencio y ella sonrió tras fijarse que Mak Savicevic la miraba como si él estuviese hipnotizado.

— Mak Savicevic –Dijo Ian Cauldfield— ¿Logró resolver los problemas de ego de su equipo?

Rob Irwin no pudo evitar reírse de aquel chiste.

— ¡Por supuesto que sí! —Exclamó Hakan Mastourí, casi como si fuese a la guerra.

Sin esperar ninguna otra clase de confirmación, la profesora Maga Pizarnick anotó los nombres de Rob Irwin, Mak Savicevic, Reno Cauldfield y Hakan Mastourí, quien se puso de pie y arengó a sus amigos con unos suaves golpecitos en el hombro.

En eso Lana Ramsey le pedía explicaciones a Javier Busquets a través de un gesto, quien lo único que hizo fue mirar hacia el cielo.

— Por defecto los capitanes de grupo son quienes más puntos tienen en el ránking —Explicó Ian Cauldfield—. De todos modos, si es que quieren

— Lena Smith —Dijo Samantha Rhoades— ¿Tiene claro ya quiénes integran su equipo?

Absolutamente disconforme por haber llegado a aquella instancia considerando que para ella tanto María Jugovic como Ana Izmailova eran una especie de estorbo que le impedía avanzar, Lena Smith asintió en su puesto, sin decir nada ni ponerse de pie.

Maga Pizarnick anotó inmediatamente los nombres.

— ¿Qué pasa amiga? —Le preguntó Fanny Silverstein.

— Después te cuento —Le respondió Lena, haciendo la voz más baja que pudo.

Tanto María Jugovic como Ana Izmailova la miraban con una sonrisa que pretendía ser ganadora y aquello irritó aún más a Lena Smith, quien se alivió bastante al ver que Ian Cauldfield levantaba las cejas.

— Mmm... veamos —Dijo el profesor—. Catalina Marchessi— ¿Tiene claro quiénes componen su equipo?

— Por supuesto que sí.

— Cante.

— Camila Suarez, Jean Manuelle Rodriguez y Sara Mc Brigde.

— Eso quiere decir que lo consiguieron —Comentó de pronto Samantha Rhoades—. La verdad es que me parece increíble y muy seriamente las felicito bastante.

En eso hubo algunos aplausos, considerando que no veían a Sara Mc Brigde desde hacia mucho tiempo.

— Muy bien —Dijo Ian Cauldfield—. Los grupos que ya están inscritos en la pizarra pueden salir al patio, por ahora. Iré llamando uno a uno a los jefes de grupo después, para resolver esas dudas.

— Recuerden que está permitido al jefe de grupo si es que así lo desean.

Acto seguido, los equipos que ya estaban inscritos en la competencia abandonaron inmediatamente el salón de clases, siendo Rob Irwin el último en salir tras dedicarle un visible corte de mangas a Javier Busquets.

— No le resultó mucho la negociación parece –Le dijo el profesor Martín West, burlescamente.

— Todo da igual a estas alturas —Dijo Javier Busquets, algo angustiado porque Jessica Córdoba no estaba por ninguna parte.

Lee Sung Wong fue a tomar asiento al lado de Danny Van Bossen, cuyo rostro evidenciaba bastante desesperanza.

– Vamos a salir de esta —Le dijo con una sonrisa.

Maga Pizarnick le hacía un gesto a ambos. Aquello intentaba ser revitalizador.

– Javier Busquets —Dijo Martín West—. Pese a que usted me parece que es uno de los peores alumnos de la historia de esta academia, veo que es uno de los pocos aquí que posee puntos en el ranking ¿Está definido su equipo?

En eso Lana Ramsey levantó la mano, casi como expresando que tenía un as bajo la manga.

— Jessica Córdoba se encuentra en Ibiza en estos momentos –Dijo—. Se le hizo imposible llegar a tiempo. De todos modos dijo que la inscribieramos ¿Será posible?

Aquello si que fue un golpe bajo para Javier Busquets, puesto que se sintió horriblemente traicionado. De la tristeza absoluta pasó a una suerte de profundos deseos de venganza.

En eso Maga Pizarnick anotó sus nombres; Lena Ramsey, Javier Busquets, Jessica Córdoba y María José Juarez.

— ¿Alguien sabe algo de Ray Pérez? –Preguntó Ian Cauldfield.

Angie Ireland comenzó a morderse la yema de los dedos.

— Salgan afuera el grupo recientemente inscrito.

— ¿Me puedo ir a casa y ceder la capitanía a Lana Ramsey? —Preguntó Javier Busquets.

Martín West golpeó la mesa con el puño apretado ante la atónita mirada de los presentes.

– ¡Haga lo que quiera! —Exclamó, furioso.

Lana Ramsey intentó retenerlo. Sin embargo Javier Busquets abandonó en silencio el salón de clases, dejando la puerta completamente abierta.

— Eso estuvo muy bien –Dijo Ian Cauldfield—. Si hay alguien que no está de acuerdo con lo que hizo el señor Martín West, puede abandonar inmediatamente la academia.

Hubo un silencio bastante profundo.

– Por lo menos no golpeó a nadie —Dijo Maga Pizarnick, riéndose.

Acto seguido Samantha Rhoades comenzó a reírse a carcajadas. Ian Cauldfield le pegó con el codo y posteriormente también comenzó a reírse.

– En fin —Dijo Martín West—. Aquí no hay rendimiento, salvo Lee Sung Wong, de quien no entiendo por qué no formó parte de la selección natural existente en el grupo de Tom Mc Carty.

— ¿Nos podría explicar por qué? —Prppuso Maga Pizarnick.

Pese a que era tímido por naturaleza, Lee Sung Wong se caracterizaba bastante por su enorme espíritu deportivo.

— Mi literatura habla de eso —Respondió, espero que sea una buena respuesta.

Tras decir eso descubrió que María José Juarez lo había mirado con cierta coquetería y aquello lo hizo sonrojar ante la atenta mirada de la junta de profesores, las cuales parecían inmiscuirse en medio de tamaño acontecimiento para lo que era su vida.

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