Catalina Marchessi estaba de muerte. Bebía y bebía sin parar mientras Camila Suárez le contaba la divertida conversación que había sostenido con Hakan Mastourí.
— Ese gordo es muy divertido —Decía, en un español bastante jovial—. Creeme que tiene mucho más encanto que muchos otros tipos más atractivos, de belleza algo más heterogénea, no sé si me entendés lo que quiero decir...
No solo había roto con su novio, puesto qué había sido incapaz de guardar el secreto de aquella infidelidad, todo por culpa de su crianza exageradamente cristiana según ella, que la hacía sentir más culpa de la que debía. Por si fuera poco había perdido el primer lugar en el ranking de manos de Tom Mc Carty y la dupla que le había asignado el algoritmo (Sara Mc Brigde) no estaba disponible para reunirse el fin de semana con el fin de trabajar para el torneo, por lo que iban a tener que hacer todo el trabajo incomodamente en línea.
Por si fuera poco era viernes, y sus expectativas de divertirse durante la noche eran bastante bajas, más aún al estar consciente de que estaba acompañada por una persona que no bebía.
— ¿Qué pasa amiga? —Le preguntó Camila, realmente preocupada por lo que veía— Tú siempre estás alegre...
Catalina Marchessi intentó evadir el tema con todas sus fuerzas, considerando que su infidelidad tambien podría llegar a tener consecuencias ahí.
— ¿Por qué no te bebes una cerveza conmigo? —Le preguntó, intentando ponerse en sintonía—. Este bar está maravilloso y hay un muy buen ambiente. Después podríamos ir a bailar ¿Qué te parece?
— Tú sabes que no puedo beber. Estos problemas médicos me tienen bloqueada. Lo siento mucho, amiga, ya que además no me gusta mucho bailar. Solo por el hecho de estar acá deberías agradecerme.
Catalina Marchessi no daba más. Sentía que estaba ahí como viviendo en falso. Para peor de males ahí estaba ella frente a frente, tal vez ante otra de sus víctimas.
— Me siento muy mal, amiga.
— ¿Por qué tan mal?
— Creo que hice algo muy malo.
En eso se acercó el encargado de la barra para ver si necesitaban algo más. Con un gesto, Catalina le pidió dos cervezas.
— Yo no bebo —Se apuró en decir Camila.
— No importa —Dijo Catalina—. Creo que tengo que beber por dos.
— Decime ¿Por qué te sientes tan mal?
Ya no daba más y era imposible seguir con ello.
— Tuve sexo con Jean Manuelle —Dijo, descubriendo que era incapaz de seguir ocultando aquello.
Acto seguido apoyó su cabeza en la barra casi al mismo tiempo que llegaban las dos jarras nuevas repletas de cerveza.
— ¿Y eso estuvo muy mal? —Preguntó Camila, riendose estruendosamente— ¿Por eso te sientes tan mal?
Catalina Marchessi se incorporó repentinamente.
— ¿Acaso no te importa? —Preguntó, mirándola sumisamente a los ojos.
— ¿Y por qué me tendría que importar?
— No lo sé pues. Creí que no sé, que el asunto te importaba, que Jean Manuelle te importaba.
— ¿Y por qué tendría que importarme?
— ¿Acaso tú y él no tienen onda?
Camila Suárez volvió a reírse, esta vez a carcajadas.
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Publicidad Engañosa
Teen FictionMak Savicevic, un joven y prometedor escritor que además de odiosamente competitivo es independiente financieramente, decide matricularse en la academia de escritores con el fin de competir por el preciado trofeo nobel de literatura digital. Los pri...