El poder de la tierra (5)

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Deseando dormir lo más posible y al mismo tiempo despertando por culpa de estar demasiado consciente de aquello, Javier Busquets se daba vueltas y vueltas en la cama mientras Jessica aún descansaba profundamente.

Decidió rodear sus brazos en su cintura y ella pareció frotar su retaguardia ahí, algo así como intentando buscar una erección. El decidió seguir en lo suyo, sin estimular para nada ninguna otra clase de estímulos externos.

Ella parecía insistir pero a cambio de eso Javier decidió acariciarle el cabello. Nunca pensó que iba a llegar aquel día en el cual no iba a tener ganas de divertirse de esa manera. Su mejilla buscaba la de ella estando en esa posición e intentaba no pensar en eso que tal vez no era tan importante pero que al mismo tiempo era necesario, puesto que por ningún motivo quería que su compañera de academia corriera la suerte de Mika.

Iba a tener que alejarse de Jessica, más por la seguridad de ella que por la de él y eso era una realidad que tenía que ir asumiendo lo más prontamente posible.

— ¿Que es lo que pasa bonito? —Le preguntó Jessica, con voz de que estaba despierta hace un buen rato— ¿Todo bien?

— Todo bien, preciosa —Le respondió él, insistiendo con aquella dinámica de acariciarle el cabello.

Jessica decidió girarse con el fin de que aquellas miradas se encontraran.

— ¿En serio que está todo bien? —Dijo— Te noto un poco triste ¿No quieres hablar de eso?

— No vale la pena —Respondió Javier

— ¿Por qué dices eso? ¿Es que acaso estás triste por algo que no tiene ninguna posibilidad de que se solucione? Ya pues Javier, me gustaría que me contaras tus cosas.

— ¿Que clase de cosas?

— Tu trabajo, por ejemplo. Estuviste más de una semana fuera de Castlebar y no tengo idea por qué. No sé nada de tí y nunca me preocupé por eso hasta ahora, que te noto demasiado triste ¿Estás seguro de que está todo bien?

— Por supuesto que sí. Está todo bien, preciosa exquisita.

A él le daba la impresión de que no iba a ser algo fácil el hecho de que no podía contar absolutamente nada de lo que estaba viviendo y es más, su instinto le indicaba poderosamente que tenía que inventar cualquier pretexto para decir que tenía que levantarse e irse.

En ese preciso momento Jessica agarró su aparato. Javier sabía que no se le iba a levantar y más que por aquello, estaba preocupado por el hecho de que tal vez iba a tener que dar explicaciones al respecto.

— Entonces cuéntame ¿Que estuviste haciendo afuera tantos días?

— Estaba trabajando.

— ¿Y cuál es ese trabajo que hace que tengas que desaparecer sin darle explicaciones a nadie?

No quería que llegara aquel momento para hacer lo que tenía que hacer, por lo que decidió ponerse de pie. No encontraba su ropa por ninguna parte.

— ¿Para donde vas? —Le preguntó.

— Tengo que irme.

— ¿Por qué?

— Porque sí.

Decidido a no dar ninguna explicación más, Javier Busquets logró colocarse sus pantalones. Luego de eso salió caminando, colocándose su polera en el camino y llevando sus zapatillas en la mano.

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Pese a que en teoría las cosas marchaban bastante bien, Tom Mc Carty tenía muchísima pena. No entendía muy bien los motivos pero al mismo tiempo sí. Era un inexperto en todo lo que estaba viviendo y no sabía cómo abordarlo.

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